OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Granada: hito y éxito de Sánchez"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el éxito de la cumbre de líderes europeos celebrada ayer en Granada, una cita que, como ocurrió con la cumbre de la OTAN en Madrid, manejada por Pedro Sánchez con inteligencia, elegancia y destreza.

Carlos Alsina

Madrid | 06.10.2023 08:50

No sólo por Zelenski, pero también por la presencia de Zelenski, la cumbre organizada por el gobierno de España en Granada es un hito y es un éxito. Como lo fue en junio de 2022 la cumbre de la OTAN. Estas citas las maneja con inteligencia y con destreza el presidente Sánchez.

A menudo, de estos encuentros de tropecientos gobernantes, cada uno de su padre y de su madre, lo que sale no es tanto lo que aparece en los comunicados oficiales como eso que llaman la diplomacia blanda, tratarse de tú a tú, congeniar (los que congenien) y engrasar relaciones que sirvan para forjar alianzas cuando toque.

Si la imagen de primera hora de la mañana era la del avión de Zelenski tomando tierra en Chauchina, la de la tarde fue la de Zelenski con el rey de España. Y la de la noche, la del rey dirigiéndose a todos los mandatarios asistentes. Aunque un tercio del Parlamento español reniegue de don Felipe, aunque vayan a boicotear la semana que viene los actos del Doce de Octubre, aunque una ruidosa parte de la extrema derecha ande montándole linchamientos por haber propuesto como candidato a Sánchez, el rey sigue siendo la primera autoridad del Estado. Y en lo que se refiere a la posición de España respecto de Ucrania, y de Putin, es, junto con Sánchez, quien la encarna con mayor precisión. Y con mayor solvencia.

La sintonía que mantiene Zelenski con nuestro gobierno, y con su presidente, es plena

Zelenski ha visitado, en el último año, unos cuantos países. Ha pronunciado discursos, por videoconferencia, en varios parlamentos. En algunos de ellos estaban sentados diputados que beben los vientos (y otras cosas) por Putin. Y es un hecho que España, para él, no es una nación cualquiera. La sintonía que mantiene con nuestro gobierno, y con su presidente, es plena. Aun sabiendo que hay un tercio del gobierno que ha hecho cuanto ha podido para torpedear el envío de material militar a Ucrania instalado en la falsa equidistancia de censurar a Putin pero atribuyendo su invasión a las provocaciones previas de la OTAN.

Zelenski sabe que hay ministros en nuestro gobierno que llevan año y medio puestos de perfil -ministros y vicepresidenta-. Quizá eso le hace valorar aún más la firmeza del compromiso del resto del gobierno y del primer partido de la oposición. El hecho de que, pese a tener al sector crítico dentro del gabinete, Sánchez haya sabido mantener la posición, y su criterio, sin titubeos, sin vaivenes y sin cambios de opiniones.

Balance sobre las bondades de dejar impune a Puigdemont

Llegados al primer viernes de octubre, cabe hacer balance de esta primera semana de evangelización gubernamental sobre las bondades de dejar impune a Puigdemont para amarrar una investidura.

Veamos:

· El presidente Sánchez ha dicho que lo de 2017 fue una crisis política que nunca debió terminar en una acción judicial. Que él no está orgulloso de lo que sucedió. Que nadie lo hizo bien, tampoco el Estado.

· Los líderes independentistas han dicho que ellos sí lo hicieron bien, todo bien. Que la crisis fue provocada por el Estado represor mientras ellos sólo desplegaban un admirable ejercicio democrático.

· El presidente Sánchez ha afirmado que hay que cerrar heridas, pasar página y dejar todo aquello atrás.

· Los líderes independentistas han afirmado que el mandato del primero de octubre sigue vigente y por eso el referéndum debe ser conmemorado.

· El presidente Sánchez dice que el diálogo conducirá a la solución del conflicto.

· Puigdemont dice que le quiten de en medio a Salvador Illa porque él no tiene nada que hablar con ese señor.

· El presidente Sánchez apela a la generosidad.

· Puigdemont apela a Pujol y a no caer en la candidez de fiarse del gobierno de España.

· El presidente explica que lo importante es que se renuncie a la unilateralidad.

· Puigdemont dice que él jamás renunciará a la vía unilateral. Y Junqueras, que él nunca renunció.

· El presidente sostiene que hay voluntad compartida de avanzar en el reencuentro y la convivencia entre catalanes.

· El gobierno catalán sostiene que quienes se manifiesten el domingo en Barcelona son un hatajo de reaccionarios catalanófobos.

· El presidente percibe que el entendimiento avanza en Cataluña.

· Los grupos independentistas perciben que el Parlamento autonómico es suyo.

· El presidente dice que amnistía, vale, pero autodeterminación, no.

· Los líderes independentistas dicen que amnistía, sí y autodeterminación, también.

· El presidente insiste en que autodeterminación, no. Da su palabra de que referéndum no habrá.

· Los líderes independentistas insisten en que obligarán a Sánchez al referéndum como le obligaron a todo lo demás y se burlan del valor de su palabra.

· El presidente Sánchez profetiza que le darán los números para ser investido.

· Los líderes independentistas profetizan que le harán sudar sangre y le sacarán los higadillos.

Hasta aquí, el resumen de la cuestión. Como se ve, hay una infinidad de gestos, pasos y actitudes que evidencian lo convencidos que están los líderes independentistas de que deben asumir la gravedad de lo que hicieron y reencontrarse con la sociedad a la que embistieron. A un lado, Sánchez pidiendo perdón cada día. Al otro, Puigdemont regodeándose de cómo la historia se va reescribiendo a su medida. Quién necesita a quién.

A un lado, Sánchez pidiendo perdón cada día. Al otro, Puigdemont regodeándose de cómo la historia se va reescribiendo a su medida

A Sánchez le preguntaron ayer por la amnistía, por enésima vez, y pareció divertirle el juego éste, tan bobo, de evitar decir una palabra como si eso cambiara algo.

La amnistía es una baza que ahora es útil, como lo fue la sedición

Te preguntan por la amnistía, ¿y qué respondes? Que estás negociando tu investidura. No hay más preguntas, señoría. La amnistía, que llegará, no es fruto de una convicción profunda de un presidente que ambiciona cohesionar España. Si lo fuera, no sería objeto de negociación. Amnistiaría y punto. La amnistía es una baza que ahora resulta útil, como antes lo fue la sedición, y la mesa de diálogo y los indultos. Y como antes de todo eso lo había sido la satanización del independentismo, Torra es el Le Pen español, Pegasus para espiar a Pere Aragonés y tipificaré la convocatoria de un referéndum ilegal como grave delito.

Ahora lo que empieza es la escenificación de una negociación que empezó la mañana del 24 de julio

No hay cambios de opinión. Hay cambios de cartas con las que jugar: en cada nueva mano escoge aquellas que le resultan útiles. El objetivo nunca es, en realidad, a largo plazo. El objetivo siempre es urgente, inmediato. Hay una investidura en noviembre. Eso es lo que ha de decir la exposición de motivos de la ley de amnistía. Motivo único: que Sánchez se quedó corto de escaños. Artículo primero: resuélvase.

La mañana siguiente a designar su dream team de negociadores -los tropecientos encargados de prometer a cada cual lo que haga falta- el presidente vino a admitir que no es verdad que la negociación empiece ahora. ¡Aleluya! Ahora lo que empieza es la escenificación de una negociación que empezó la mañana del 24 de julio.

Yolanda, en misión de riesgo. Yolanda, ¡por España!

En un nuevo canto al entendimiento y el reencuentro entre catalanes, Puigdemont le hizo una peineta ayer al batallón negociador y le puso la cruz a Salvador Illa. Con éste no hablo. Que me manden a Yolanda. Illa pasa por ser la encarnación misma de la política de Sánchez para Cataluña. El ganador de las elecciones autonómicas. El ganador de las elecciones generales. Puigdemont lo ha mandado a negro. El PSC ni ha piado.

Yolanda, por cierto, se echa flores a sí misma como audaz estratega y mártir por España. Que por qué se fue al Parlamento Europeo a sonreírle tanto a Puigdemont, le preguntaron ayer.

Puigdemont le hizo una peineta al batallón negociador y le puso la cruz a Salvador Illa. Con este no hablo. Que me manden a Yolanda

Yolanda, en misión de riesgo. Yolanda, ¡por España! Tampoco hay que ser una fina estratega para saber que Puigdemont está ansioso por ser reconocido como interlocutor, y como estadista. Enhorabuena por la proeza. Pero vamos, que Sánchez lleva cuatro años negociando con Junqueras y no le habrá visto hacerse una foto.

¡En Madrid! La vicepresidenta del gobierno de España dice, como si fuera alucinante, que en Madrid ella tiene partidarios. Quién lo habría podido pensar, Madrid también es plural y diverso. Qué será lo siguiente, ¿que a la vicepresidenta le reproche un catalán en Barcelona que haya cortejado a Puigdemont? ¿Puede haber catalanes que no compartan su gesto? Si quien gobierna el país alimenta cada día el tópico, la caricatura y la simplificación, ¿qué se puede esperar del debate público?

Yolanda lucha por que en España podamos vivir felices

En fin, mientras sigue su dura negociación con Pedro Sánchez para pactar el nuevo gobierno de coalición -un mes necesitan para atarlo todo, sigue la broma-, la vicepresidenta tuvo tiempo para predicar ayer donde La Vanguardia el país de luz y de color que llegará cuando el procés ya esté amnistiado y Puigdemont pueda hacerse todas las fotos que quiera en el balcón de la plaza de Sant Jaume. Porque esto es lo que está en juego estos días, según Yolanda. Que en España podamos vivir felices.

La vicepresidenta tuvo tiempo para predicar el país de luz y de color que llegará cuando el procés ya esté amnistiado

Sólo una cosa, vicepresidenta: ¿acaso hoy no podemos decir eso ya? ¿No podemos ya vivir felices en Galicia, en Extremadura, en España y en todos los lugares? ¿De verdad conoce usted el país que vicegobierna? Pregúntele a Tezanos: ocho de cada diez españoles se declaran felices. Ahora y cuando gobernaba Rajoy. Aunque a la vicepresidenta le cueste creerlo, la felicidad de los españoles no está supeditada a la suerte que corra Puigdemont.