OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Llegó el Constitucional y mandó parar"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la decisión del Tribunal Constitucional de paralizar el plan judicial aprobado por el Congreso que modifica el sistema de elección de los dos candidatos al Constitucional que nombra el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Carlos Alsina

Madrid | 20.12.2022 08:57

Para haber triunfado anoche un complot contra la Democracia, un golpe de estado, para haber sido amordazados, asaltados, esterilizados el Congreso y el Senado, se respira una enorme tranquilidad en la vida corriente de los españoles esta mañana.

Sucedió lo que nunca antes: el Constitucional echó el freno

Le pongo al corriente, si desconectó usted anoche temprano, de que sucedió lo que nunca antes había sucedido y lo que, según el Gobierno, era mejor no imaginar por las gravísimas consecuencias que tendría para nuestra salud democrática.

Sucedió que el Tribunal Constitucional, sus once magistrados por mayoría de seis a cinco, resolvió que hay que parar la tramitación parlamentaria de dos reformas legales atendiendo al recurso que presentó el PP y a la posibilidad de que tal tramitación haya vulnerado el derecho de la minoría parlamentaria a ser escuchada.

Según doctrina del presidente del Gobierno, triunfó el complot contra el Parlamento

O traducido, que el Constitucional echa el freno a la tramitación -manda parar- porque el procedimiento express escogido por Sánchez priva a la minoría de un debate en profundidad sobre cambos legales muy relevantes. Tanto, que afectan a la manera de elegir magistrados del propio Tribunal Constitucional.

Un golpe a la Democracia

Anoche, por tanto, y según doctrina del presidente del Gobierno, triunfó el complot contra el Parlamento. Repasemos: fue el jueves cuando Sánchez proclamó en Bruselas que el presidente del Constitucional, en connivencia con la derecha y la ultraderecha, había conspirado contra el Congreso de los Diputados. Y estaba satisfecho Sánchez porque el compot había naufragado.

Ayer sí sucedió, el freno al Parlamento. Luego aplicando la doctrina Sánchez, triunfó el complot, palabras mayores. Un golpe a la Democracia. Pero aquí viene la parte contradictoria. Habiendo triunfado nada menos que un complot, un golpe de Estado según Podemos, el presidente del Gobierno no sintió la necesidad de dirigirse a los españoles para decir nada.

Habiendo triunfado nada menos que un complot, un golpe de Estado según Podemos, el presidente del Gobierno no sintió la necesidad de dirigirse a los españoles para decir nada

Compareció la presidenta del Congreso a decir que discrepando, acatan la decisión. Y compareció el presidente del Senado a decir que la Democracia está a salvo y hay que mantener la calma.

Aunque quizá lo más revelador es que compareció en Twitter la señora Forcadell para decir: ‘ay, ahora venís los del PSOE a descubrir que el Constitucional es antidemocrático y se mete donde no le llaman, si aquí ya nos pasó’. Aquí cada uno barre para su casa y para su tema.

Podía haberse ido más atrás la ex presidenta indultada: en 2010 José Montilla encabezó una manifestación contra el TC por haber corregido el Estatut. Ya habían circulado antes, mientras el tribunal deliberaba, argumentos parecidos a los de ahora: que si recusaciones interesadas, que si mandatos caducados, que si órgano deslegitimado, que si magistrados de un sector que traicionaban a sus colegas y se alineaban con los de enfrente.

No parece que el presidente Sánchez vaya a encabezar una manifestación contra el TC. Hay quien dice: dale tiempo.

El ministro Bolaños, que en teoría es ministro de la Presidencia pero en la práctica es ministro para el Poder Judicial, compareció anoche de luto riguroso y tono de ‘españoles, Franco ha vuelto’. Para arremeter contra los seis magistrados del TC que han parado la operación e insistir en que se abre una crisis de alcance desconocido, que es una manera de asumir la autoría de la cosa.

Bolaños compareció anoche de luto riguroso y tono de ‘españoles, Franco ha vuelto’

Perdón por la pregunta, ¿pero por qué una reforma legislativa impulsada por dos grupos parlamentarios tiene como portavoz al ministro de la Presidencia?

El tremendo error de la brigada de ingenieros legislativos de la Moncloa

Termine como termine este asunto, la brigada de ingenieros legislativos de la Moncloa sale tocado porque cometió un tremendo error de cálculo: pensó que este atajo parlamentario para remendar, por enésima vez, la ley que afecta al Poder Judicial terminaría como los anteriores, llegando a puerto sin mayores turbulencias, y esta vez ha sido distinto: en el PP también conocen los resortes que tiene el sistema y han logrado que el proceso se pare. De tal manera que la reforma aún no ha llegado a puerto y que está abierta una crisis insólita entre las instituciones del Estado. Buen trabajo, ingenieros.

Si lo de Sánchez y el Constitucional se contase como serie de televisión

Miren, si lo de Sánchez y el Tribunal Constitucional hubiera que contarlo como una serie de televisión, habría que imitar a ‘24’, la de Kiefer Sutherland. Veinte años hace ya que se estrenó, qué mayores vamos siendo. En momento fue un pelotazo. Se partía de pronto la pantalla en cuatro…y veíamos lo que estaba sucediendo simultáneamente en cuatro escenarios distintos, todos relacionados con la misma trama.

La brigada de ingenieros de la Moncloa pensó que este atajo parlamentario para remendar la ley del Poder Judicial terminaría como los anteriores y esta vez ha sido distinto

O sea, como lo de Sánchez y el Tribunal Constitucional. Acercándose la serie ya a su desenlace, tenemos no cuatro sino cinco pantallas: arriba, a la izquierda, el despacho del presidente en la Moncloa; a su lado, la sede del Tribunal Constitucional; debajo de ésta, la sede del Consejo del Poder Judicial; a la izquierda, el Palacio del Senado; y si cabe una quinta, el despacho de Feijóo en el PP; y si cabe una sexta, el plató de Pablo Iglesias, que es donde se decide qué hace cada día Podemos.

Una carrera para elegir a los magistrados

Ya tenemos el puzzle completo. Ahora falta el reloj que marca cómo van descontándose los segundos. Porque esto, en efecto, es una carrera. Quien llega a la meta antes. O por decirlo en los términos de la noticia de hoy, si ahora que el Constitucional ha ordenado parar la máquina en el Senado a los magistrados del CGPJ se les pasarán las prisas por elegir a sus dos magistrados.

Porque de eso se trataba, de elegirlos antes de que entrara en vigor la nueva norma. Y en caso de que los elijan ya, dará tiempo a que el C-G-P-J elija sus dos magistrados para el TC a la manera de siempre, es decir, sin que tengan efecto las nuevas reglas que ha diseñado la brigada de ingenieros legales de la Moncloa. Esta tarde se reúne el pleno del C-G-P-J, tercera pantalla, por lo que es posible que salga de ahí el dúo de magistrados que faltan.

Anteriormente, en el ala pedestre de la Casa Blanca...

Y ahora es cuando se hace necesario emitir el ‘previously’, ‘anteriormente, en el ala pedestre de la Casa Blanca…’

El presidente riesgoso, Pedro Sánchez, orgulloso de llegar siempre más lejos de lo que ninguno de sus antecesores se atrevió a llegar…se propuso, antes del verano, terminar el año teniendo de presidente del Constitucional a Cándido Conde Pumpido, magistrado de innegable afinidad socialista que fue fiscal general con el gurú del actual Gobierno, y antiguo presidente, José Luis Rodríguez Zapatero.

El calendario acompaba el anhelo de Sánchez: en junio debían ser relevados cuatro magistrados del Alto Tribunal, un tercio. Dos los tenía que elegir el Gobierno y dos, el Consejo del Poder Judicial. Dado que éste optaría por uno conservador y otro progresista, como es tradición, de los cuatro nuevos tres serían de la cuerda del presidente. Tres a uno. Y con esos tres la mayoría del Consitucional pasaría a ser de izquierdas, perdón, progresista.

Los vocales del CGPJ empezaron a procrastinar y el presidente recurrió a su herramienta favorita: retocar la ley

Pero llegó junio y los vocales del C-G-P-J empezaron a procrastinar, que se dice ahora. Por una razón o por otra no terminaban de ponerse a la tarea. Y sin los del C-G-P-J, los dos del Gobierno tampoco podían empezar. En vista de la resistencia, recurrió el presidente, con su equipo de ingenieros de la Moncloa, a su herramienta favorita: retocar la ley.

Una palabra por aquí, una coma por allá, y donde no había plazo máximo para proponer magistrados, de pronto lo hubo. A mitad de septiembre los vocales irreductibles tendrían que poner sus dos nombres sobre la mesa so pena de incumplir ellos mismos la ley. Fue cuando Carlos Lesmes, que en paz política y judicial descanse, dijo aquello de que no podía declararse el Consejo en rebeldía. Pero se declaró, o se declararon los vocales atrincherados.

Lesmes lo fio todo a la renovación del propio C-G-P-J que negociaban Bolaños y Pons con el comisario Reynders haciendo cameos. Pero la negociación descarriló, sedición de por medio, el señor Lesmes cogió la puerta y el presidente Sánchez, impaciente y decidido a doblarle la mano a los vocales y al partido que los propuso, recurrió de nuevo a su brigada de ingenieros. Que alumbró el enésimo retoque legal.

El PP tiró del comodín del TC para intentar frenar la operación y metió, así, al TC de pleno en la melé política

Ahora para cambiar los requisitos de elección: ni tres quintos ni gaitas, los dos magistrados podrán ser escogidos sin mayorías cualificadas. Pisó el acelerador en el Congreso, acompañado en el arreón por su frente amplio, y en diez días tenía hecha la enmienda, debatida (es un decir), votada y aprobada.

El PP tiró del comodín del TC para intentar frenar la operación y metió, así, al TC de pleno en la melé. Mientras los vocales irredentos pisaban, también ellos, y ahora sí, el acelerador para poder elegir a sus dos magistrados conforme a la norma en vigor antes de que el Senado terminara de aprobar el cambio de norma.

Con el reloj en marcha

Y así hemos llegado a la pantalla partida de esta semana. Con el reloj en marcha. Esta tarde se reúne el pleno del C-G-P-J. ¿Objetivo de la mayoría? Elegir ya los dos magistrados para el TC (ya significa antes de que la mayoría deje de ser necesaria, ahora con el parón legislativo igual echan el freno, por puro interés, también ellos).

Si consuman la doble elección la reforma que se tramita en el Senado ya no será aplicable en esta renovación parcial: digamos que el presidente habrá conseguido su objetivo, que se renueve de una vez el Constitucional, pero sólo a medias. Porque -lleguemos a la última de las claves- con la norma vigente serán (o serían) elegidos dos señores llamados Tolosa y Lucas, uno de derechas y el otro, de izquierdas. Pero con la norma nueva habrían sido elegidos dos señores llamados Tolosa y Bandrés, uno de derechas y el otro, de izquierdas.

Dirá usted: ah, pues entonces es lo mismo. No, porque Bandrés, dicen las crónicas, apostaría por Conde Pumpido como presidente del Constitucional (voto de calidad) mientras que Lucas estaría más por la señora Balaguer. Y Sánchez a Balaguer no le quiere porque va por libre. Cándido es más de casa. Más previsible. Más de los nuestros.

La vida institucional española como un erial.

Quizá esté usted ahora preguntándose: ¿todo este formidable fregao que nos dicen que jamás antes se había producido y que ha llevado al presidente del Gobierno de España a proclamar en Bruselas que el Parlamento español ha sido objeto de un complot en el que ha participado el presidente del Constitucional es para que un señor, y no otro (u otra) presida el Tribunal Constitucional? Respuesta: sí.

El Gobierno, para que lo presida. El PP, para que no lo consiga. Por el camino han dejado la vida institucional española como un erial.