OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Frente Progresista-Separatista"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el pacto entre el PSOE y Junts per Cataluña que se consuma hoy con el inicio del debate de investidura de Pedro Sánchez, una operación que el presidente ya tenía en la cabeza antes del 23 de julio: recurrir a Puigdemont si era imprescindible para la suma para gobernar.

Carlos Alsina

Madrid | 15.11.2023 08:48

Un empujoncito más ¡y ya lo tiene, presidente! En apenas treinta horas Pedro Sánchez Pérez-Castejón, señor de la España diversa, plural, plurinacional, pluricordial y plurirreencontradaserá investido presidente por la gracia de Puigdemont.

Sánchez al frente del Frente. Amplio

La hipótesis que nadie en su partido contempló antes-y-durante toda la campaña, la opción que sólo él albergaba en su cabeza oculta a sus subordinados y sus posibles votantes, es la que mañana terminará de hacerse carne entre nosotros. La conversión del Partido Socialista en socio mayoritario de una empresa política, o plataforma, o bloque, o Frente Amplio, que integran todos los partidos de izquierda y todos los separatistas, éstos da igual el signo que tengan.

Sólo al frente de un conglomerado de seis marcas distintas -veintidós si contamos las quince que constituyen Sumar- está en condiciones hoy el PSOE (en otros tiempos muy capaz de gobernar solo) de mantener la Moncloa y la mayoría de los ministerios. Sánchez al frente del Frente. Amplio.

En la cabeza de Sánchez siempre estuvo la opción de blanquear a Puigdemont

Aún el 24 de julio había socialistas tan candorosos como para creer que se iba a producir un bloqueo. Aún el 24 de julio comentaristas tan audaces como Iván Redondo titulaban su análisis ‘ha ganado el bloqueo’. Porque ésa fue la idea que mandó durante toda la campaña: si el PP y Vox no sumaban mayoría absoluta, el PSOE bloquearía la investidura negándose a facilitar el gobierno de Feijóo. Y a las urnas de nuevo.

No es verdad, por más que se repita ahora, que las encuestas pronosticaran todas, en campaña, que Feijóo y Abascal sumarían mayoría absoluta. Hubo encuestas, varias, que pronosticaron que se quedaban cortos. Lo que pasa es que al otro lado se hacían las cuentas aglutinando a los socios de la legislatura anterior -ahora ya no molestará al presidente, seguro, que los llamemos socios-: a saber, PSOE, Sumar, PNV, Esquerra, BNG y Bildu. Por eso se decía: ojo, bloqueo, empate entre bloques.

En su cabeza, campaña de 2023, estaba recurrir a Puigdemont si era imprescindible para la suma. En público presumía de saber distinguir entre Esquerra y Junts

Error, grave error. Faltaba Puigdemont. Faltaba el socio con el que nadie en el PSOE contaba salvo el secretario general del PSOE. En la cabeza de Sánchez siempre estuvo esa opción.

Como estuvo, en la cabeza de Sánchez, la opción de compartir gobierno con Podemos en la campaña de noviembre de 2019, por más que en público (y en privado) asegurara que jamás tendría de vicepresidente a alguien que defendiera la autodeterminación. En su cabeza estaba la posibilidad de tenerlo. En público, lo descartaba.

En su cabeza, campaña de 2023, estaba recurrir a Puigdemont si era imprescindible para la suma. En público presumía de saber distinguir entre Esquerra, tan progresista, con su líder juzgado, condenado e indultado, y Junts, tan retrógrada, con un líder huido al que la Justicia Europea, aleluya, había retirado la inmunidad parlamentaria: qué bien que por fin será juzgado en España.

En su cabeza estaba la opción de blanquear a Puigdemont y reclutarle, previo pago, como nuevo socio. En público ponía cara de tú estás loco cuando alguien lo planteaba.

Sánchez aún es capaz de definirse a sí mismo como "un hombre de palabra"

Que a lo más que aspiraba era al bloqueo, decían los candorosos, los incautos, los que aún creían que pactar con el prófugo era línea roja. Criaturas. Tantos años viendo ejecutar un mismo patrón -se niega en público lo que se diseña en privado- y aún piensan que el presidente concede algún valor a la palabra y a sus palabras.

Tantos años viendo ejecutar un mismo patrón -se niega en público lo que se diseña en privado- y aún piensan que el presidente concede algún valor a la palabra y a sus palabras

Quien ha consagrado la veleidad como hecho diferencial de su conducta política aún es capaz de definirse a sí mismo como ‘un hombre de palabra’. No hay más preguntas, señoría.

Mañana obtendrá mayoría absoluta en la primera votación

Sánchez al frente del Frente Amplio. Mañana obtendrá la investidura en la primera votación. Mayoría absoluta. Diversa, plural, absoluta. Tendrá más votos que en 2019 con un Parlamento más conservador que aquel de entonces. Y en el que pesando menos los independentistas van a pintar más que nunca.

Tendrá más votos que en 2019 con un Parlamento más conservador que aquel de entonces. Y en el que pesando menos los independentistas van a pintar más que nunca

Gentileza de la lectura, francamente interesada, que hace la dirigencia socialista del resultado de las urnas. Si algún creador de ficciones se anima a escribir una ucronía, ahí va una idea. En el mitin central de la campaña electoral de 2023, Palacio de Congresos de Valencia, el candidato Pedro Sánchez sorprende al público diciendo:

‘Y si para conservar el gobierno tengo que amnistiar a Puigdemont, le amnistiaré. Si para mantener el poder hay que dejarle impune, se le deja’.

Cómo habría discurrido el resto de la campaña electoral. Bueno, esto nunca lo dijo Pedro. Es fake. Inteligencia artificial. Anda que si lo hubiera dicho…

Los 121 diputados socialistas aparcarán sus opiniones para votar a su líder

El presidente obtendrá mañana un nuevo éxito político, incuestionable, al revalidar su mandato y convertirse en el primer presidente de gobierno que logra seguir siéndolo aun habiendo perdido las elecciones. Éxito de una cierta forma de entender la política.

Su investidura será exquisitamente legal. Que el independentismo le aúpe es perfectamente legítimo (y perfectamente lógico). Sus 121 diputados aparcarán la opinión que puedan tener -si es que a estas alturas alguno de los 121 tiene opinión propia sobre algo- y votarán a su líder en el convencimiento de que ésa es la misión que tienen encomendada. Y con el mismo convencimiento (o sin él, ya importa poco) votarán con emoción la futura ley de amnistía. Que ya dicen sus autores que es impecable y virtuosísima. Los 121 diputados la habrían votado igual aunque no fuera ni lo uno ni lo otro.

Ninguno de los 121 diputados socialistas consideró nunca que dejar impune al máximo líder del procés aportara beneficio alguno ni a los catalanes ni al resto de los españoles

Lo que no podrán es evitar que en un ejercicio de memoria histórica y democrática siga escuchándose algo tan poco emocionante como la verdad. Y la verdad es que ninguno de los 121 consideró nunca que amnistiar a Puigdemont, el tsunami democrátic y los CDR, fuera la herramienta sanadora para acabar, por fin, con el conflicto político y hacer posible la anhelada convivencia entre los catalanes y el resto de los españoles. La verdad es que ninguno de los 121 consideró nunca que dejar impune al máximo líder del procés aportara beneficio alguno ni a los catalanes ni al resto de los españoles.

La verdad es que los 121 saben que Sánchez eligió el 23 de julio asociarse con Puigdemont al precio que fuera y que todo lo que ha venido después es la fabricación de una doctrina política, de una pantalla de ingeniería legal, para lavar la conciencia de quienes aún tienen conciencia y hacer pasar por virtuoso instrumento impecablemente constitucional lo que no es más que contraprestación.

Lo que hoy empieza a consumarse es la transacción: impunidad por investidura

Lo que hoy empieza a consumarse es la transacción: impunidad por investidura. Con la coartada última de que cualquier cosa será siempre mejor, cualquiera, que arriesgarse a repetir las elecciones y que, ahora sí, sume la derecha.

Perseverar en la mentira no parece una buena idea

Perseverar en la mentira no parece una buena idea. Podría parecer que quien lo hace se ríe del público ante el que predica. María Jesús Montero, ministra del gobierno de España, la de Hacienda -que no permite falsear ni un solo dato fiscal- repitió ayer, ante el público de Televisión Española, una de las mentiras más burdas que ha salido recientemente de la Fabrica Nacional de Embustes. Que por qué nos dijeron tantas veces, le preguntaron, que amnistiar en España era inconstitucional.

Ayer el detector de mentiras no se encendió a tiempo. La ministra siguió predicando como si tal cosa. No es verdad lo que dijo; ella, antes que nadie, sabe que no es verdad. Lo inconstitucional era amnistiar. Punto. En el mismo programa en que ayer colocó su mentira respondió el presidente Sánchez, 21 de julio, a esta pregunta de Silvia Intxaurrondo.

¿Les daría a cambio la amnistía? No. Si hasta a los que he indultado los mantengo inhabilitado, qué más prueba necesita. Y ahora viene Montero con la cosa ésta de que estaban hablando de la propuesta de amnistía que registró Esquerra en el Congreso. ¿Y qué tenía de inconstitucional aquel texto, ministra, acaso llegó a leérselo?

El Senado está en contra de la amnistía, no hacen falta más pruebas de que el consenso es fake

Teniendo presentes los antecedentes, no molestará al presidente que su discurso de investidura, esta mañana, haya de ser acogido, y analizado, con una saludable indolencia. El tocho de folios con el que hoy viene al Congreso, ¿cuándo caducan? ¿Qué garantía puede tener nadie de que nada de lo que hoy diga lo seguirá manteniendo a la vuelta de qué, un año, un mes, una semana?

Acuérdese de que en su discurso de investidura anterior, enero de 2020, le dijo a la señora Borrás que el pasado no puede borrarse y luego pretendieron hacernos creer que se había comprometido a borrar del Código Penal la sedición. En ese nivel de distorsión constante nos movemos.

La amnistía no es fruto del consenso social

La amnistía no es fruto del consenso social. El Senado está en contra de la amnistía, no hacen falta más pruebas de que el consenso es fake. Y el Senado es tan representante del pueblo español como el Congreso. Son las Cortes Generales las que tienen la potestad legislativa. Qué menos, si se quiere hablar de consenso, que buscar el acuerdo en esto del Congreso y el Senado. La cámara que representa territorialmente a la España diversa y plural.

El PSOE y la derecha independentista catalana son, desde hoy, hermanos de sangre. La Hermandad progresista-separatista

Sánchez al frente del Frente Amplio. Hoy consuma la operación que antes del 23 de julio ya tenía en la cabeza: blanquear a Puigdemont borrando el disco duro de su currículum delictivo, travestirle de progresista de pro y acogerle en la gran familia que forman la izquierda y los separatismos de todo signo.

Pedro y el Carles. Amics per sempre

El PSOE y la derecha independentista catalana son, desde hoy, hermanos de sangre. La Hermandad progresista-separatista. La única duda es quién será el Hermano Mayor de esta Cofradía, si Sánchez, como él pretende, o Puigdemont, que es de quien depende.

El gobierno de coalición, lo siento por Yo Yolanda, lo forman en realidad Pedro y el Carles. Amics per sempre.