Lo más parecido a una novedad en su discurso cuando ayer apareció Puigdemont a decir que se presentaba a las elecciones catalanas, era su corte de pelo. Todo lo demás era muy 2017. Parece un remake. Los mismos mensajes de siempre en boca del mismo de siempre. Puigdemont promete volver al Palau de la Generalitat para acabar el trabajo. Y no se refiere precisamente a la reconciliación. Se refiere a volver a culminar la independencia que fracasó en el 17. Mientras tanto, en Moncloa, aseguran tenerlo todo bajo control. Esta peli ya la hemos visto.
Hay que tener cuidado con los remakes. Los hay que son un auténtico desastre. Como el de Cazafantasmas, el de Psicosis o el de Ben Hur. Sí, de Ben-Hur también se hizo un remake y no funcionó. El cine está lleno de experimentos fallidos de este tipo. También la política.
Ambos comparten que en su primer día, cuando se estrena, siempre funciona muy bien el estreno. Hay un efecto llamada como el que ayer tenía Puigdemont en la frontera. Los cientos de asistentes al acto de ayer en Elna, al sur de Francia, parecían entusiasmados cuando el president dijo que se va a presentar para culminar la independencia. Pero está por ver que el entusiasmo se contagie a las bases del independentismo, que el propio Puigdemont ha reconocido que están desanimados y desmovilizados.
Hay veces, no muchas pero hay, que un remake da en el clavo. Mira Dune. Pero para que un remake tenga éxito tiene que llegar con la mezcla adecuada de nostalgia por el original y la novedad adaptada a los tiempos que corren. Y está por ver si este que intenta Puigdemont que se estrena el 12 de mayo es uno de esos remakes que se desinfla al llegar a taquilla, a las urnas, o si revive el vínculo con sus fans. A veces los remakes fracasan por más promoción que se les haga, incluso con un reparto envidiable. El reparto de este se parece tanto al anterior que a lo mejor más que un remake es una segunda parte. Puigdemont, el retorno.
¿Moraleja?
Mira lo que la amnistía nos trajo, a Puigdemont queriendo terminar el trabajo
