LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller, sobre la elección de Koldo como hombre de confianza: "Ábalos buscaba lealtad, no competencia"

Marta García Aller reflexiona sobre cómo en los partidos políticos, a la hora de nombrar cargos internos, se prima la confianza y la lealtad por encima de la preparación o las competencias del candidato.

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Marta García Aller

Madrid | 29.02.2024 07:36

De todas las cosas que Ábalos te contó ayer aquí hay una que me parece especialmente reveladora. El desparpajo con el que daba por hecho cómo los partidos políticos funcionan como agencias de colocación de gente en función a su lealtad y no su preparación.

Ábalos dio a entender que cómo no iba a nombrar a Koldo asesor de confianza si le venía recomendado del partido, de los de Navarra, dijo, como recadito a Santos Cerdán.

Claro, que a él se lo recomendaron como chófer y de ahí a asesor de ministro y consejero de Renfe hay un trecho. Pero a Ábalos eso le parecía lo más normal del mundo. Una cuestión de confianza. “Cuando te dan todas las garantías sobre alguien, indagas menos”, creo que fue su frase. Buscaba lealtad, no competencia. Y de honradez ni hablamos.

Lo inaudito es que el descontrol que da a entender que había en los cargos de confianza de su ministerio le parezcan a Abalos un argumento para su defensa y no de la acusación. Venía del partido, con eso debía valer.

Esto pasa porque los partidos en España tienen menos obligaciones de rendir cuentas que una comunidad de vecinos. No es un decir. Es tal cual. Los partidos en España tienen menos obligaciones de rendir cuentas que una comunidad de vecinos.

Lo explican los sociólogos José Antonio Gómez Yáñez y Joan Navarro en su libro 'Desprivatizar los partidos', en el que alertan de que en España tenemos una de las regulaciones más laxas en la selección de cargos internos y candidatos a cargos públicos. Contabilizan hasta 100.000 nombramientos a dedo que cada cuatro años dependen de quién gobierne.

Las cúpulas de los partidos solo se rinden cuentas ante sí mismas y reducen a su antojo los sistemas de control. De ahí que se prime tanto la lealtad frente a la competencia. Y el colmo es luego que los responsables políticos encargados de esos nombramientos no asuman la responsabilidad alguna de a quién eligieron.

¿Moraleja?

A Ábalos el concepto de responsabilidad de parece ahora resbaladizo, vaya excusa para andar rodeado de chorizos.