El independentismo ha perdido las elecciones. Por primera vez desde 1980, los nacionalistas catalanes no suman mayoría. Las elecciones las ha ganado el PSC, con un hombre tranquilo, muy tranquilo. Salvador Illa seguramente represente lo opuesto al procés, no por ideología. No solo. También por su falta de histrionismo, de emociones y excesos. Los catalanes han votado calma y previsibilidad. Pierde la épica, gana el soso.
Eso no quiere decir que el PSC tenga seguro que Illa sea president de la Generalitat. Necesita el apoyo de ERC. Y ERC puede elegir si prefiere repetir elecciones o facilitar un Gobierno de Illa. Es decir, puede elegir si terminar de hundirse rápidamente con una repetición electoral o en diferido con un tripartit.
Cómo serán los resultados de ERC de malos para que salga anoche Aragonès a decir que más que malos son muy malos. Dice el president todavía en funciones que ERC se va a la oposición. Está por ver si tiene poder para decidir o no qué hace su partido después del batacazo. Aragonès ha sido incapaz de construir un liderazgo fuerte desde la Generalitat.
Y Puigdemont ha vuelto a perder por tercera vez consecutiva unas elecciones catalanas. Para ser los de 'volem votar', no se le da muy bien esto de las urnas. Dijo que si no gobernaba se retiraría, pero anoche ya dio a entender que los catalanes han votado mal y que no tira la toalla.
Puigdemont se quiere hacer un Sánchez y ERC un Puigdemont. O sea, Puigdemont querría gobernar sin ganar las elecciones y ERC aprovechar que se queda fuera para condicionar a Sánchez. Bueno, más bien Puigdemont se quiere hacer un Puigdemont. Amenaza con dejar caer al Gobierno español si no le dejan gobernar en minoría la Generalitat.
La opción más verosímil es el tripartito de izquierdas. Pero Cataluña lleva demasiado tiempo sufriendo lo inverosímil como para que hayamos aprendido a esperar a ver qué pasa. No sea que para seguir en Moncloa Sánchez haga un Sánchez.
¿Moraleja?
Gana Illa y pierde Puigdemont, a ver si es verdad que se va de jubilación.