LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Las contradicciones de los xenófobos sin fronteras no las tapa ninguna bandera"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la reunión de líderes de extrema derecha en Vistalegre, un acto organizado por Vox de cara a las elecciones europeas.

Marta García Aller

Madrid |

Si Javier Milei se presentara a las elecciones europeas, seguramente le fuera mejor después del numerito de ayer en el que llamó corrupta a la mujer de Pedro Sánchez. Atacar a Sánchez puntuaba mucho entre las miles de personas que este domingo se reunieron en el Palacio de Vistalegre a aplaudir a lo más granado de la ultraderecha europea y latinoamericana.

Pero si en vez de destacar su exabrupto contra Begoña Gómez nos centrásemos en que el presidente argentino está en contra de la sanidad y educación pública al alcance de todos los ciudadanos europeos, en contra de que el acceso a los servicios básicos sea universal y no dependan de cuánto gane cada uno, no sé sé qué tal le iría.

En realidad, la mezcla de ultraconservadores, ultraderechistas y anarcocapitalistas que se reunió ayer en Vistalegre tendrían mucho por lo que discutir si en vez de aplaudirse se escucharan. La extrema derecha francesa de Marine Le Pen es laica, proabortista y pro Putin. Los ultracatólicos polacos están contra Rusia.

Le Pen pidió ayer en Vistalegre a los españoles que votaran a Vox en las europeas, y cargó, como es habitual, contra los inmigrantes. Eso de cargar contra la inmigración se lleva mucho en las convenciones de ultraderechistas sin fronteras, valga la contradicción. Lo curioso es que todos esos que aplauden discursos antiinmigración de líderes extranjeros serían ellos mismos extranjeros en el país del xenófobo de importación.

Lo que no hizo Le Pen en Vistalegre, como suele hacer en Francia, fue insistir en que quiere fomentar eso que llama la soberanía alimentaria francesa, lo que perjudicaría mucho a los agricultores españoles, que suelen ser los chivos expiatorios de las protestas del campo francés.

Una pena que no asistiera el amigo holandés de Abascal, Geert Wilders, al evento de Vox, así podría haber explicado a los presentes que está en contra de las ayudas europeas a España e Italia, porque le parece, así lo ha dicho en alguna ocasión, que los españoles nos pasamos el día durmiendo la siesta.

¿Moraleja?

Las contradicciones de los xenófobos sin fronteras no las tapa ninguna bandera.