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Historia de las Martas, las españolas enviadas a Australia como casamenteras

Más de 700 españolas viajaron a Australia hace 60 años mediante un acuerdo de migración. Se les ofrecía un billete de avión para que trabajasen como empleadas domésticas; aunque, en realidad, se encubría la intención de que fueran a las antípodas para casarse.

Javier Cancho

Madrid | 06.05.2020 11:11

Tina García es una leonesa octogenaria que tiene alguna dificultad en el pulso para servir el café a sus amigas en su casa de Sídney. Sin embargo, hace 60 años sostuvo con firmeza la maleta en la que -básicamente- había metido mudas. Con esa maleta cruzó el mundo. Ella formaba parte del primer viaje auspiciado por un acuerdo de migración entre los gobiernos de España y Australia.

Era un acuerdo coordinado por la iglesia católica en tiempos de Franco. Las españolas que se fueron a Australia iban con un contrato de trabajo de dos años como empleadas domésticas. Aunque, en realidad, iban a otra cosa.

Ellas salían de una dictadura e imaginaban que iban a un paraje lleno de canguros y oportunidades. Australia necesitaba aumentar su población. Y desde una pequeña población del valle de Iguña, en Cantabria, desde Bárcena de Pie de Concha, partió María Teresa Santamaría.

Pero no fue rosa el color de aquella historia. María Teresa y Tina siguen reuniéndose hoy, 60 años después, con otras Martas, con otras mujeres españolas que se subieron al primer avión del Plan Marta.

Son ellas cantando 60 años después.

El avión de las novias tituló el Sydney Morning Herald hace 60 años. "Senoritas from Spain", aparecía en el pie de foto. De lo que no se hablaba públicamente era del verdadero propósito del plan que consistía en que aquellas mujeres se casaran con los inmigrantes europeos que habían llegado previamente a Australia a trabajar en la caña de azúcar. El problema estaba en que a ellas no se les habían contado el doble fondo del plan Marta.

Australia buscaba industrializar su enorme territorio, que alcanza una superficie que equivale a tres cuartas partes de Europa. Las españolas que fueron en diversos vuelos hasta 1963 no se planteaban las dificultades que iban a soportar. Eran muy jóvenes en un país a 15.00 kilómetros de distancia con un idioma y unas costumbres diferentes. En Madrid, antes de partir les daban el 'Manual de la Servidora Doméstica'. Las decepciones, la soledad la nostalgia comenzaron a pasar factura. Algunas de aquellas españolas encontraron un modo de enraizarse, otras muchas sufrieron el desprecio de la xenofobia. Mientras en Australia consideraron que hasta cierto punto sólo era el recelo hacia el emigrante.