CON JAVIER CANCHO

Historia de Mary Celeste, el barco fantasma

Hubo un barco llamado Amazon al que después se le cambió el nombre. Y sucedió que ese navío renombrado apareció como un barco fantasma en mitad del océano.

Javier Cancho

Madrid | 02.01.2020 11:20

El sonido de la cabina es lo único que queda de aquel vuelo. El MH370 de Malaysia Airlines es el mayor enigma de la historia de la aviación. El MH370 es la aeronave del misterio. Aquel Boeing 777 se esfumó el 8 de marzo de 2014 sobrevolando el Océano Índico, después haber despegado de Kuala Lumpur. Su búsqueda fue la más larga y profunda que se haya hecho jamás. Ninguno de los 239 pasajeros fue encontrado.

Lo sucedido con aquel avión tiene su equivalencia en algo ocurrido a finales del siglo XIX con otro medio de transporte. La pregunta -150 años después- sigue siendo qué pasó a bordo del Mary Celeste.

El 7 de noviembre de 1872, el Capitán Benjamin Briggs y la tripulación del Mary Celeste zarparon del puerto de Nueva York rumbo a Génova, Italia. A bordo iban siete tripulantes seleccionados por el propio Briggs, minuciosamente seleccionados porque a bordo también iban su esposa e hija. El Mary Celeste era un mercante que emprendió aquella travesía por el Atlántico cargado de alcohol industrial. Sin embargo, aquel barco nunca llegó a su destino.

Casi un mes después de que el Mary Celeste hubiera zarpado del puerto de Nueva York, un 5 de diciembre, el vigía del bergantín canadiense Dei Gratia divisó un barco a la deriva a unas 400 millas al este de las Azores.

El capitán fijó el alcance de sus prismáticos en el Mary Celeste, lo recorrió palmo a palmo, sin que se atisbase un alma. Parecía un buque fantasma. Se meneaba en zig zag, sólo con el foque y el trinquete. Las demás velas estaban plegadas. El Dei Gratia cambió de rumbo para comprobar si había gente a bordo del Mary Celeste.

Cuando sus marineros terminaron de completar el ascenso por la escala y llegaron a cubierta, desde el principio encontraron todo bastante inquietante. Las cartas de navegación estaban esparcidas por el suelo como si hubieran sido lanzadas por los aires. Las pertenencias de la tripulación del Mary Celeste todavía estaban en sus camarotes. Lo que no estaba era el único bote salvavidas del barco.

En el interior, bajo cubierta, había varios centímetros cúbicos de agua en la sentina, en el punto más interior de la nave que se encuentra bajo la línea de flotación, aquello resultaba preocupante pero no de una gravedad inminente. Mientras la carga de 1.700 barriles de alcohol industrial seguía prácticamente intacta. En el Mary Celeste había suministro de comida y agua como para haber aguantado seis meses. Por tanto, qué había pasado con las diez personas que zarparon de Nueva York 28 días atrás. Qué sucedió a bordo durante ese tiempo. Los tripulantes del Mary Celeste abandonaron el barco poco antes de que fuera avistado por el otro navío. Se marcharon precipitadamente, como amenazados por algo muy grave.

Rastreando las pistas que dejaron, se descubrió que dos semanas después de haber zarpado, el 25 de noviembre, aparece el último escrito del capitán Briggs en el cuaderno de Bitácora. Y en aquel momento todo estaba en orden, el capitán no había hecho ninguna anotación que pudiera suponer signo alguno de la más leve anomalía. No había nada extraño. Se revisó cada detalle en el interior del Mary Celeste . El barco estaba en condiciones para navegar. Y un capitán sólo habría abandonado el barco en una situación muy adversa y no parecía, de ningún modo, que esa hubiera sido la circunstancia.

Qué pudo suceder, entonces. Sobre lo que pasó, hay varias teorías. Una está relacionada con el alcohol. Faltaban botellas de la carga transportada, la tripulación pudo haber bebido alcohol industrial, haber desvariado mucho y haberse amotinado. Sin embargo, no había señales de violencia. También se especuló con que el barco hubiera sido abordado por piratas, pero había objetos de valor a bordo. Tampoco tenía mucho sentido. Lo único que faltaba era el sextante, el cronómetro y la corredera, que es un instrumento con el que se mide la distancia navegada por la embarcación.

Sí hay certeza de que se intentó airear el interior de la nave, se sabe por el estado en el que se encontraron las escotillas. ¿Hubo dentro algún tipo de emanación de gas? El padre de Sherlock Holmes, mister Arthur Conan Doyle, llegó a formular su propia argumentación. Y es que conjeturas ha habido de todo tipo: desde las más novelescas hasta las que podemos considerar verosímiles. Entre las plausibles nos fijamos en dos. Se sospecha que el capitán desde el principio utilizó una brújula defectuosa.

El Mary Celeste estaba a más de 140 kilómetros al oeste de donde debería haber estado. El agua descubierta en las entrañas del mercante, hizo formular la hipótesis de que las bombas para extraer el agua no funcionasen y estando en las azores el capitán pensase que era más seguro tratar de alcanzar tierra en el bote salvavidas. La otra opción es que saltasen chispas, después de una emanación del alcohol transportado. Y cundiese el pánico ante la posibilidad de una explosión. El destino de la tripulación del Mary Celeste sigue siendo uno de los mayores misterios marítimos de la Historia. Nunca se supo nada más de ninguno de los diez pasajeros.