El hombre sirio cuenta el duro camino que han tenido que sufrir antes de llegar a la estación de Hegyashalom. "Antes de entrar tuvimos que advertir que no éramos criminales, la policía nos arrestó a nosotros y cien personas más, que incluían niños". Lamentablemente dice que "no querían escucharnos".
Ahora, superando este trance, señala que su destino final es Alemania "por ser un país con Derechos Humanos y un lugar seguro con oportunidades para encontrar un trabajo". Además, reconoce que dejó Siria porque "era un país en el que explotaban bombas por todas partes y era difícil vivir allí".
Para terminar Carlos Alsina habla con alguno de los niños de allí, que sonrientes, le cuentan lo felices que están.