María Jiménez ha contado alguna vez que ha pasado hambre toda su vida. En principio, cuando era pequeña porque no tenía para comer, y cuando triunfó como cantante, porque no le dejaban engordar. De su Sevilla natal se marchó cuando era una adolescente a Barcelona a servir y a fregar. Cuando tenía unos diecisiete años se quedó embarazada y tuvo a su hija Rocío, a la que crio sola porque el padre se desentendió completamente.
Años más tarde, pudo realizar el viaje que la impulsaría a su aventura profesional; viajó a la conquista de Madrid. En la capital empezó bajo trabajando en algunos tablaos y a ganarse la vida en esos filos de la mala vida de la noche. Pronto, encauza su propio estilo musical. María Jiménez no hace copla, pero la simula o la malversa; no hace baladas, pero tiene gran aceptación en ese mundo, y no es una folclórica, pero tiene su hueco en el folclore nacional.
El gran tema de María Jiménez es el 'Se acabó', con el que ya mantuvo un nombre propio. Las folclóricas han sido muy a menudo las musas de lo ilícito en España; muchas se divorciaban cuando todavía estaba mal visto y en ocasiones, llegaban a casarse y descasarse varias veces con el mismo hombre, como le sucedió a María Jiménez con Pepe Sancho.
La cantante se casó la primera vez con Pepe Sancho en 1980 en Sevilla. El lugar de la boda lo decidieron a cara o cruz con una moneda que lanzó María Jiménez en un escenario. Si salía cara se casaban en Sevilla, ciudad de la artista, y si salía cruz se casaban en Valencia, donde nació Pepe Sancho. Finalmente, salió cara y organizaron la boda en la capital andaluza. Cuatro o cinco años más tarde se divorciaron. Después, su segundo matrimonio lo celebraron en Costa Rica y se casaron por tercera vez en Bali.
Ahora, María Jiménez está retirada en Chiclana, ha sobrevivido a numerosas enfermedades y ejerce de feliz abuela.