Nosotros creemos que, al menos respecto al acusado principal, Miguel Carcaño, han sido duros. Veinte años de prisión es lo máximo por un asesinato que marca la ley española. Matar a alguien sin más, es decir, sin que haya dinero por medio ni ensañamiento, está penado en España con de 10 a 15 años de prisión, así lo marca el código penal en su artículo 138.
Los jueces aceptan la versión de que Carcaño mató a Marta dándole un solo golpe con un cenicero sobre la sien. De ahí que no admitan el ensañamiento. Sí incluyen en el caso el tercer motivo previsto por la ley para agravar la condena por un crimen: la alevosía. Y es un extremo muy discutible, que ni siquiera pedían los abogados de la familia ni el propio fiscal.
Por eso va a recurrir Miguel Carcaño, que pedía ser condenado a tres años de prisión por haber matado a Marta sin querer digamos, y por eso tiene posibilidades de que le reduzcan la condena. Vamos a explicar la tesis de los jueces. Carcaño golpeó a Marta de improviso con un cenicero bastante grueso y en la sien izquierda, así que habría sido alevosía sorpresiva. Es lo mismo que dice la defensa de Carcaño, solo que su abogada dice que fue un impulso y que no pretendía matarla. De esa discusión jurídica dependerá si Carcaño consigue que le bajen cinco o diez años más de condena.
15 años de cárcel le pedían por violar a Marta y otros 15 por ayudar al menor a El Cuco a violarla él, antes de matarla. Y aquí viene el primer varapalo para los abogados de la familia y para el fiscal encargado del caso en Sevilla.
Recordemos que el menor ya había sido juzgado, también pedían condenarlo por violación y al final fue solo condenado por encubrir el crimen… Y menos mal que aquel fiscal pidió esa condena de casi tres años para El Cuco al final del juicio porque al principio solo pedía condenas por violación y habría quedado libre. Los jueces dicen ahora varias cosas curiosas: primero, por qué ni la fiscalía ni los abogados de la familia recurrieron la decisión del juzgado de menores y luego la Audiencia de Sevilla de condenar a El Cuco solo por encubrir el crimen y en cambio luego piden para Carcaño condena por violación.
Porque ellos mismos habían dicho que la habían violado, eso sí, en una de sus seis o nueve versiones de lo que ocurrió aquel 24 de enero de 2009 en el piso de Miguel Carcaño.
Esa fue una de las versiones que dio Miguel Carcaño, efectivamente. Pero muy poco creíble y, sobre todo, sin ninguna prueba que la sostenga. Vamos a repasarlas. Primero, obviamente, se declaró inocente en varias ocasiones, luego, el 13 de febrero de 2009, cuando la policía le mostró una chaqueta con una mancha de sangre de Marta en un bolsillo interior, confesó haberla matado con un cenicero que había guardado ahí antes de tirarlo, igual que hizo con el cadáver de Marta, al río Guadalquivir, y luego, cambió su versión por la de la violación.
Los jueces no se creen que Marta del Castillo fue violada porque no hay pruebas. Ni una sola. No hay cadáver de Marta para analizar. Además, Carcaño cuenta esa historia en su cuarta versión, el 16 de marzo. Dice que primero él se acostó con Marta, que estaba mareado y luego El Cuco la violó, que él trató de evitarlo, pero que estaba mareado... Al día siguiente cuenta que los dos la violaron sucesivamente... Y luego acaba confesando que lo dijo porque había tomado heroína en la cárcel, porque le habían amenazado y, lo más probable, que sabía que si le juzgaba un jurado popular, tenía todo perdido. Además hay otra prueba biológica, los restos de ADN de Marta en un aparato para medir la tensión. No tiene mucho sentido que dos violadores machaquen a una chica y le tomen la tensión, y parece más lógico que un tipo que la mata de un golpe luego trate de reanimarla y comprobar si está viva.
El Cuco nunca admitió haberla violado. Pero se encontró ADN de ese chaval mezclado con el de Marta bajo una silla del dormitorio de la casa de Miguel Carcaño. Pero el resto no es de semen, lo que habría sido definitivo. Y no está en la cama, donde sí se hallaron restos biológicos de Marta y Carcaño, se encontró en el lugar que Carcaño dice que cayó Marta después de que la golpeara con el cenicero. Lo que avala la versión del golpe, la primera y la última. Si El Cuco fue a la casa, como reconoció en su momento, y ayudó a deshacerse del cuerpo de la chica, parece probable que dejara allí un resto de ADN.
Y aquí decís que vienen los reproches o los recordatorios de los jueces. El primero, a la policía. Los jueces escriben que "la gran paradoja" es que solo cuentan con la confesión de Miguel Carcaño como prueba para escribir "la verdad" del caso. Y que hay seis versiones distintas. Ya hemos contado aquí en otras ocasiones, que la policía no hizo demasiado bien su trabajo. Vamos a repetirlo hoy sin que, esperemos, nos acusen de oportunistas: no se hicieron bien los rastreos, se repitieron búsquedas en zonas del río y se dejaron de mirar otras zonas, de ahí que los GEOS volvieran un mes después; no se trabajó bien con los sospechosos, se registró tarde y mal la casa donde ocurrieron los hechos, a los luego detenidos los interrogaron policías de hasta tres unidades diferentes; tampoco se trabajó bien con la familia... En fin, nos remitimos al archivo de Territorio Negro…
Y los jueces dan otros pullazos a los abogados de la familia y al fiscal, por querer digamos, aumentar las condenas como fuera… Si se defiende, como hicieron, que la chica fue violada y se da como prueba las confesiones de Carcaño, no se puede acusar a Samuel Benítez, que en esas versiones o confesiones del crimen ni aparecía. Los jueces creen que las acusaciones cogieron solo las partes que les convenía de cada versión de Carcaño para sumarlas todas a su medida.
Y por eso absuelven a Samuel Benítez, el amigo que estaba acusado de ayudar a deshacerse del cuerpo de Marta. Esta es una de las partes más discutibles de la sentencia. Aquí los jueces han ido a lo seguro. No hay ADN de Samuel en la casa de Carcaño. Varios amigos suyos y especialmente su novia le sitúan en Montequinto, otro barrio de Sevilla, donde también le sitúa su teléfono. Así que quedaban las acusaciones que había hecho contra él Carcaño y las llamadas de su teléfono móvil de la noche del crimen. También, y sobre todo, sus dos confesiones ante la policía.
Pero los jueces no han tenido nada de esto en cuenta. Primero, la novia le da coartada hasta las dos de la mañana. Segundo, otros testigos lo confirman y solo hay un hueco en el que estuvieron solos, entre las nueve y media y las diez y cuarto de la noche. Esto coincide con la hora del crimen y con la llamada que sí hace El Cuco a Samuel, a las 21.24 horas. Además, Samuel en una de sus confesiones aseguró que había ocurrido así. Le llamó El Cuco y fueron juntos y en coche a la casa de Miguel. Pero el juez no da por buena esa confesión y desecha la petición de cinco años de cárcel, no olvidemos que no era más lo que se pedía para él.
Pero esto parece un tema más discutible. Más opinable y más revisable por otro tribunal, por lo tanto. De hecho no se le condena porque estos jueces entienden que no hay pruebas suficientes. Aquí podemos pensar que algunos se han hecho cómodos o garantistas, según donde queramos poner el foco, y solo condenan si hay ADN o llamadas de teléfono. Y también que la sentencia admite que el cuerpo de Marta fue trasladado por Miguel Carcaño y otras personas sin identificar, entre las que, obviamente, podría estar Samuel Benítez.
Y aquí vienen otras dos absoluciones polémicas las del hermano de Carcaño, Francisco Javier, y su novia, María García Mendaro. Y nuevos reproches a la fiscalía y a los abogados de la familia.
En sus escritos de acusación, con los mimbres que les había dado la policía, no fueron capaces de decir ni cuándo se cometió el crimen ni cómo. Y recordemos que el fiscal representa al estado, así que ha sido un fracaso de todos. Carcaño siempre mantuvo que mató a Marta hacia las nueve de la noche. Pero esa hora venía mal a las acusaciones para poder meter el asunto de la violación y la participación de otras dos personas, el hermano y su novia. Así que acabaron por escribir que el crimen tuvo lugar entre las nueve de la noche y la madrugada.
El hermano de Carcaño tiene una coartada a partir de las nueve de la noche. Estuvo con su ex esposa y su hija. Luego, a las once y media, lo recoge su novia, María, y lo lleva en coche al bar donde trabaja hasta algo más de las tres de la mañana. Todo esto lo certifica también un trabajador del bar y la posición de su teléfono. Así que la única posibilidad para condenarlo por encubrir a otros –no a su hermano– sería que en apenas diez minutos hubiera ayudado a limpiar la casa y luego se hubiera ido antes de que llegaran los amigos de su hermano a la casa.
No parece muy lógico que se fuera de la casa con un cadáver en la habitación de su hermano. Aunque sí vio que se quedaba con Marta. Esa es la versión que cree la Audiencia de Sevilla, al menos. Y el taxista, que dijo que le había llevado a su casa a otras horas distintas.
Aquí los jueces vuelven a dar otro varapalo a los investigadores. Les "rechina" que aparezca un testimonio dos años y diez meses después con una memoria prodigiosa. El taxista dice que le llevó a casa, que tenía una verruga en la cara y que reconoce su voz al oírla en la televisión y luego su foto –que también había visto en la tele y en la prensa– en la policía. Pero luego, su esposa, confiesa que el marido le dijo que había tenido dudas entre dos hombres al ver las fotos que le enseñó la policía.
Tampoco se creen que el hermano de Carcaño amenazara a la novia de Miguel, la famosa Rocío, conocida, como su madre, por algunas apariciones en televisión…
La joven de Camas, como fue bautizada mediáticamente. Que cobró dinero al menos dos veces por contar su historia, una sarta de mentiras, y que acabó admitiendo "como usted comprenderá, si le miento a la policía, le miento a cualquiera".
Y queda la quinta acusada, María, la novia del hermano, esa chica de buena familia sevillana, estudiante de psicología, que también ha sido absuelta.
Era contra la que menos material había. María llegó a la casa de su novio después de las doce de la noche, mucho más tarde del momento del crimen, que la Audiencia de Sevilla ha situado entre las nueve y media y las diez y cuarto. Invitó incluso a un compañero de facultad a estudiar con ella, fue a buscar a su novio y hasta abrió la puerta a un policía que acudió a la casa y le dejó entrar en el dormitorio de Carcaño aquella misma noche. María sí declaró que olía raro al pasar cerca del dormitorio de Miguel, que confesó que había echado allí amoníaco.
Y queda otro tema bastante discutible, el del otro delito del que se acusaba a Carcaño y otros, un delito contra la integridad moral de la familia de Marta, sus padres, sus hermanas, por sus constantes cambios de versiones, por no decir dónde está el cadáver…
También es un asunto discutible. Los jueces aseguran que Carcaño cambia sus versiones y no dice dónde está el cuerpo de Marta primero para que no le detengan, lo que parece lógico, y luego para ocultar pruebas y que no le condenen. O sea, que no lo ha hecho para hacer daño a la familia.
Pero los jueces creen que el delito que sí pudo cometer Carcaño es otro, y que los abogados y el fiscal se vuelven a equivocar. Aseguran que se trataría de un delito por lesiones psíquicas, que son innegables, pero ningún abogado ni fiscal lo ha pedido, y está penado con hasta tres años de prisión. Se puede aplicar, dice el artículo 147 del código penal, a quien causara lesiones psíquicas a otro que requieran tratamiento algo que aquí parece innegable, aunque, los jueces insisten, nadie lo ha pedido para Carcaño.
Tampoco condenan a Carcaño a pagar una parte de lo que costó la búsqueda de Marta casi por tierra, agua y aire, que fueron más de 600.000 euros. Y El Cuco sí fue condenado en su juicio a pagar casi 400.000 euros, lo que ha recurrido, claro. Esta petición, que parece justa, no está contemplada por la ley española. Nadie pide, y también podría ser lógico, que un traficante de drogas pague lo que costó el abordaje del barco donde traía la cocaína... Igual que no es delito en España no decir dónde está un cadáver ni, tampoco, cambiar de versión sobre un crimen. En fin, que este caso ha destapado todos los fallos de la sociedad, también algunos, de los periodistas.
Casos como el de Marta ocurren con cierta frecuencia. Cuando ella estaba desaparecida, otra mujer, Socorro da Silva, madre de una niña, había sido asesinada y arrojada a un río en Orense. Ni Rajoy ni Zapatero recibieron a su madre, que viajó desde Brasil para recoger el cuerpo, lo contamos aquí. Su asesino confeso ha sido condenado a 13 años de cárcel, siete menos que Carcaño. En este caso, Marta daba mucha audiencia, algunos periodistas o programas han ido alentando la búsqueda de grandes condenas para todos con testimonios como los de la menor de Camas, el taxista de memoria prodigiosa... Y eso aumenta ahora la frustración por un asunto terrible.
Los jueces aceptan la versión de que Carcaño mató a Marta dándole un solo golpe con un cenicero sobre la sien. De ahí que no admitan el ensañamiento. Sí incluyen en el caso el tercer motivo previsto por la ley para agravar la condena por un crimen: la alevosía. Y es un extremo muy discutible, que ni siquiera pedían los abogados de la familia ni el propio fiscal.
Por eso va a recurrir Miguel Carcaño, que pedía ser condenado a tres años de prisión por haber matado a Marta sin querer digamos, y por eso tiene posibilidades de que le reduzcan la condena. Vamos a explicar la tesis de los jueces. Carcaño golpeó a Marta de improviso con un cenicero bastante grueso y en la sien izquierda, así que habría sido alevosía sorpresiva. Es lo mismo que dice la defensa de Carcaño, solo que su abogada dice que fue un impulso y que no pretendía matarla. De esa discusión jurídica dependerá si Carcaño consigue que le bajen cinco o diez años más de condena.
15 años de cárcel le pedían por violar a Marta y otros 15 por ayudar al menor a El Cuco a violarla él, antes de matarla. Y aquí viene el primer varapalo para los abogados de la familia y para el fiscal encargado del caso en Sevilla.
Recordemos que el menor ya había sido juzgado, también pedían condenarlo por violación y al final fue solo condenado por encubrir el crimen… Y menos mal que aquel fiscal pidió esa condena de casi tres años para El Cuco al final del juicio porque al principio solo pedía condenas por violación y habría quedado libre. Los jueces dicen ahora varias cosas curiosas: primero, por qué ni la fiscalía ni los abogados de la familia recurrieron la decisión del juzgado de menores y luego la Audiencia de Sevilla de condenar a El Cuco solo por encubrir el crimen y en cambio luego piden para Carcaño condena por violación.
Porque ellos mismos habían dicho que la habían violado, eso sí, en una de sus seis o nueve versiones de lo que ocurrió aquel 24 de enero de 2009 en el piso de Miguel Carcaño.
Esa fue una de las versiones que dio Miguel Carcaño, efectivamente. Pero muy poco creíble y, sobre todo, sin ninguna prueba que la sostenga. Vamos a repasarlas. Primero, obviamente, se declaró inocente en varias ocasiones, luego, el 13 de febrero de 2009, cuando la policía le mostró una chaqueta con una mancha de sangre de Marta en un bolsillo interior, confesó haberla matado con un cenicero que había guardado ahí antes de tirarlo, igual que hizo con el cadáver de Marta, al río Guadalquivir, y luego, cambió su versión por la de la violación.
Los jueces no se creen que Marta del Castillo fue violada porque no hay pruebas. Ni una sola. No hay cadáver de Marta para analizar. Además, Carcaño cuenta esa historia en su cuarta versión, el 16 de marzo. Dice que primero él se acostó con Marta, que estaba mareado y luego El Cuco la violó, que él trató de evitarlo, pero que estaba mareado... Al día siguiente cuenta que los dos la violaron sucesivamente... Y luego acaba confesando que lo dijo porque había tomado heroína en la cárcel, porque le habían amenazado y, lo más probable, que sabía que si le juzgaba un jurado popular, tenía todo perdido. Además hay otra prueba biológica, los restos de ADN de Marta en un aparato para medir la tensión. No tiene mucho sentido que dos violadores machaquen a una chica y le tomen la tensión, y parece más lógico que un tipo que la mata de un golpe luego trate de reanimarla y comprobar si está viva.
El Cuco nunca admitió haberla violado. Pero se encontró ADN de ese chaval mezclado con el de Marta bajo una silla del dormitorio de la casa de Miguel Carcaño. Pero el resto no es de semen, lo que habría sido definitivo. Y no está en la cama, donde sí se hallaron restos biológicos de Marta y Carcaño, se encontró en el lugar que Carcaño dice que cayó Marta después de que la golpeara con el cenicero. Lo que avala la versión del golpe, la primera y la última. Si El Cuco fue a la casa, como reconoció en su momento, y ayudó a deshacerse del cuerpo de la chica, parece probable que dejara allí un resto de ADN.
Y aquí decís que vienen los reproches o los recordatorios de los jueces. El primero, a la policía. Los jueces escriben que "la gran paradoja" es que solo cuentan con la confesión de Miguel Carcaño como prueba para escribir "la verdad" del caso. Y que hay seis versiones distintas. Ya hemos contado aquí en otras ocasiones, que la policía no hizo demasiado bien su trabajo. Vamos a repetirlo hoy sin que, esperemos, nos acusen de oportunistas: no se hicieron bien los rastreos, se repitieron búsquedas en zonas del río y se dejaron de mirar otras zonas, de ahí que los GEOS volvieran un mes después; no se trabajó bien con los sospechosos, se registró tarde y mal la casa donde ocurrieron los hechos, a los luego detenidos los interrogaron policías de hasta tres unidades diferentes; tampoco se trabajó bien con la familia... En fin, nos remitimos al archivo de Territorio Negro…
Y los jueces dan otros pullazos a los abogados de la familia y al fiscal, por querer digamos, aumentar las condenas como fuera… Si se defiende, como hicieron, que la chica fue violada y se da como prueba las confesiones de Carcaño, no se puede acusar a Samuel Benítez, que en esas versiones o confesiones del crimen ni aparecía. Los jueces creen que las acusaciones cogieron solo las partes que les convenía de cada versión de Carcaño para sumarlas todas a su medida.
Y por eso absuelven a Samuel Benítez, el amigo que estaba acusado de ayudar a deshacerse del cuerpo de Marta. Esta es una de las partes más discutibles de la sentencia. Aquí los jueces han ido a lo seguro. No hay ADN de Samuel en la casa de Carcaño. Varios amigos suyos y especialmente su novia le sitúan en Montequinto, otro barrio de Sevilla, donde también le sitúa su teléfono. Así que quedaban las acusaciones que había hecho contra él Carcaño y las llamadas de su teléfono móvil de la noche del crimen. También, y sobre todo, sus dos confesiones ante la policía.
Pero los jueces no han tenido nada de esto en cuenta. Primero, la novia le da coartada hasta las dos de la mañana. Segundo, otros testigos lo confirman y solo hay un hueco en el que estuvieron solos, entre las nueve y media y las diez y cuarto de la noche. Esto coincide con la hora del crimen y con la llamada que sí hace El Cuco a Samuel, a las 21.24 horas. Además, Samuel en una de sus confesiones aseguró que había ocurrido así. Le llamó El Cuco y fueron juntos y en coche a la casa de Miguel. Pero el juez no da por buena esa confesión y desecha la petición de cinco años de cárcel, no olvidemos que no era más lo que se pedía para él.
Pero esto parece un tema más discutible. Más opinable y más revisable por otro tribunal, por lo tanto. De hecho no se le condena porque estos jueces entienden que no hay pruebas suficientes. Aquí podemos pensar que algunos se han hecho cómodos o garantistas, según donde queramos poner el foco, y solo condenan si hay ADN o llamadas de teléfono. Y también que la sentencia admite que el cuerpo de Marta fue trasladado por Miguel Carcaño y otras personas sin identificar, entre las que, obviamente, podría estar Samuel Benítez.
Y aquí vienen otras dos absoluciones polémicas las del hermano de Carcaño, Francisco Javier, y su novia, María García Mendaro. Y nuevos reproches a la fiscalía y a los abogados de la familia.
En sus escritos de acusación, con los mimbres que les había dado la policía, no fueron capaces de decir ni cuándo se cometió el crimen ni cómo. Y recordemos que el fiscal representa al estado, así que ha sido un fracaso de todos. Carcaño siempre mantuvo que mató a Marta hacia las nueve de la noche. Pero esa hora venía mal a las acusaciones para poder meter el asunto de la violación y la participación de otras dos personas, el hermano y su novia. Así que acabaron por escribir que el crimen tuvo lugar entre las nueve de la noche y la madrugada.
El hermano de Carcaño tiene una coartada a partir de las nueve de la noche. Estuvo con su ex esposa y su hija. Luego, a las once y media, lo recoge su novia, María, y lo lleva en coche al bar donde trabaja hasta algo más de las tres de la mañana. Todo esto lo certifica también un trabajador del bar y la posición de su teléfono. Así que la única posibilidad para condenarlo por encubrir a otros –no a su hermano– sería que en apenas diez minutos hubiera ayudado a limpiar la casa y luego se hubiera ido antes de que llegaran los amigos de su hermano a la casa.
No parece muy lógico que se fuera de la casa con un cadáver en la habitación de su hermano. Aunque sí vio que se quedaba con Marta. Esa es la versión que cree la Audiencia de Sevilla, al menos. Y el taxista, que dijo que le había llevado a su casa a otras horas distintas.
Aquí los jueces vuelven a dar otro varapalo a los investigadores. Les "rechina" que aparezca un testimonio dos años y diez meses después con una memoria prodigiosa. El taxista dice que le llevó a casa, que tenía una verruga en la cara y que reconoce su voz al oírla en la televisión y luego su foto –que también había visto en la tele y en la prensa– en la policía. Pero luego, su esposa, confiesa que el marido le dijo que había tenido dudas entre dos hombres al ver las fotos que le enseñó la policía.
Tampoco se creen que el hermano de Carcaño amenazara a la novia de Miguel, la famosa Rocío, conocida, como su madre, por algunas apariciones en televisión…
La joven de Camas, como fue bautizada mediáticamente. Que cobró dinero al menos dos veces por contar su historia, una sarta de mentiras, y que acabó admitiendo "como usted comprenderá, si le miento a la policía, le miento a cualquiera".
Y queda la quinta acusada, María, la novia del hermano, esa chica de buena familia sevillana, estudiante de psicología, que también ha sido absuelta.
Era contra la que menos material había. María llegó a la casa de su novio después de las doce de la noche, mucho más tarde del momento del crimen, que la Audiencia de Sevilla ha situado entre las nueve y media y las diez y cuarto. Invitó incluso a un compañero de facultad a estudiar con ella, fue a buscar a su novio y hasta abrió la puerta a un policía que acudió a la casa y le dejó entrar en el dormitorio de Carcaño aquella misma noche. María sí declaró que olía raro al pasar cerca del dormitorio de Miguel, que confesó que había echado allí amoníaco.
Y queda otro tema bastante discutible, el del otro delito del que se acusaba a Carcaño y otros, un delito contra la integridad moral de la familia de Marta, sus padres, sus hermanas, por sus constantes cambios de versiones, por no decir dónde está el cadáver…
También es un asunto discutible. Los jueces aseguran que Carcaño cambia sus versiones y no dice dónde está el cuerpo de Marta primero para que no le detengan, lo que parece lógico, y luego para ocultar pruebas y que no le condenen. O sea, que no lo ha hecho para hacer daño a la familia.
Pero los jueces creen que el delito que sí pudo cometer Carcaño es otro, y que los abogados y el fiscal se vuelven a equivocar. Aseguran que se trataría de un delito por lesiones psíquicas, que son innegables, pero ningún abogado ni fiscal lo ha pedido, y está penado con hasta tres años de prisión. Se puede aplicar, dice el artículo 147 del código penal, a quien causara lesiones psíquicas a otro que requieran tratamiento algo que aquí parece innegable, aunque, los jueces insisten, nadie lo ha pedido para Carcaño.
Tampoco condenan a Carcaño a pagar una parte de lo que costó la búsqueda de Marta casi por tierra, agua y aire, que fueron más de 600.000 euros. Y El Cuco sí fue condenado en su juicio a pagar casi 400.000 euros, lo que ha recurrido, claro. Esta petición, que parece justa, no está contemplada por la ley española. Nadie pide, y también podría ser lógico, que un traficante de drogas pague lo que costó el abordaje del barco donde traía la cocaína... Igual que no es delito en España no decir dónde está un cadáver ni, tampoco, cambiar de versión sobre un crimen. En fin, que este caso ha destapado todos los fallos de la sociedad, también algunos, de los periodistas.
Casos como el de Marta ocurren con cierta frecuencia. Cuando ella estaba desaparecida, otra mujer, Socorro da Silva, madre de una niña, había sido asesinada y arrojada a un río en Orense. Ni Rajoy ni Zapatero recibieron a su madre, que viajó desde Brasil para recoger el cuerpo, lo contamos aquí. Su asesino confeso ha sido condenado a 13 años de cárcel, siete menos que Carcaño. En este caso, Marta daba mucha audiencia, algunos periodistas o programas han ido alentando la búsqueda de grandes condenas para todos con testimonios como los de la menor de Camas, el taxista de memoria prodigiosa... Y eso aumenta ahora la frustración por un asunto terrible.