Eran cinco organizaciones distintas que disponían de conocidos clubes de alterne por toda España y que usaban los servicios de una sociedad de Guipuzcua, de su entramado societario, para el blanqueo. En total, habían ocultado 400 millones de euros a Hacienda por los que tendrían que haber pagado 117 millones de euros.
Las investigaciones se prolongaron a lo largo de varios años. Todo empezó cuando se observaron, según la Policía, "signos externos de riqueza no justificable" en uno de los implicados.
Después se captaron conversaciones entre las esposas de los clientes de los clubes de alterne, que sospechaban que los cargos en sus tarjetas sí se correspondían con esos clubes, aunque estaban los pagos desviados.
Al final se han desarticulado las cinco organizaciones, se han localizado a casi 350 víctimas potenciales de explotación sexual, y se han analizado 750 cuentas bancarias.