CIENCIA Y SALUD

El tiempo que debe durar una siesta para que sea eficaz y reparadora

Aunque los expertos recomiendan entre 10 y 20 minutos de siesta después de comer, otras duraciones de tiempo también tienen también sus ventajas

Patricia Camacho

Madrid | 17.08.2022 12:04

El tiempo que debe durar una siesta para que sea eficaz y reparadora
El tiempo que debe durar una siesta para que sea eficaz y reparadora | Pixabay

La tradicional siesta en España consiste en descansar algunos minutos o un par de horas a mitad del día, entablando un corto sueño con la finalidad de reunir energías para continuar con la jornada.

Biológicamente, este descanso es una consecuencia natural del descenso de la sangre después de la comida desde el sistema nervioso al sistema digestivo, lo que provocaba una consiguiente somnolencia.

No obstante, en torno a esta costumbre, muchos expertos han elaborado estudios acerca de cuánto debe durar una siesta para que sea eficaz y reparadora. Lo descubrimos.

Cuánto debe durar la siesta perfecta

Los expertos desvelan que el tiempo ideal que debe durar una siesta para notar un descanso reparador es de entre 10 y 20 minutos. En ese intervalo, el cuerpo está en la primera fase superficial del sueño, y puede llegar a alcanzar la segunda etapa, donde tanto nuestra respiración como nuestro ritmo cardíaco se van ralentizando.

A partir de esos 20 minutos, ya se incide en fases más profundas que pueden hacer que nos despertemos aturdidos y nos cueste más retomar las labores diarias después del sueño. Para completar las cinco etapas del sueño necesitamos entre 90 y 110 minutos.

En qué horario se echan las mejores siestas

El horario de la siesta tiene que ser, idealmente, después de comer. Y es que, existe un periodo de somnolencia máxima entre las 13:00h y las 16:00h. Sin embargo, es preferible que no pase de las 15:00 horas de la tarde, ya que eso llegaría a influir con el sueño nocturno.

Los beneficios que aporta un sueño vespertino

Echarse la siesta tiene importantes beneficios para la salud. Estos son algunos de ellos:

  • Aumenta la concentración: numerosos estudios demuestran que la siesta facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nuevos datos.
  • Aumenta la creatividad: un equipo de neurólogos de la Universidad de Georgetown comprobó que la siesta estimula la actividad del hemisferio derecho del cerebro, es decir, el que se asocia con esta capacidad.
  • Facilita el aprendizaje: un estudio de la Universidad de Berkeley asegura que quienes duermen la siesta rinden más por las tardes y aumentan en un 10% su capacidad de aprender cosas nuevas.
  • Facilita la capacidad de resolución ante problemas: alcanzar la fase del sueño de gran actividad cerebral (REM) permite despejar la mente y esclarecer las conexiones entre ideas.
  • Mejora el estado de ánimo: al dormir, el cerebro se inunda por completo de serotonina, un neurotransmisor que regula el sueño, el apetito y el estado de ánimo. Por ello, la siesta proporciona una sensación de felicidad.
  • Previene las cardiopatías: según la Fundación Española del Corazón, dormir la siesta ayuda a disminuir en un 37% el estrés y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Los siete tipos de siesta que existen

  • La siesta de emergencia: consiste en una cabezada precisamente cuando es muy costoso mantener los ojos abiertos y permanecer alerta. Esta suele usarse para evitar el sueño o fatiga durante la conducción, por ejemplo.
  • La siesta de la energía: un estudio publicado en la revista ‘Sleep’ en 2012, demostró que “las siestas de apenas 10 minutos producen mejoras inmediatas en la latencia del sueño, la somnolencia, la fatiga y el rendimiento cognitivo. Si la siesta duraba 20 minutos estas mejoras podían sentirse en apenas media hora después, con una duración de hasta dos horas más”.
  • La siesta habitual: se realiza aproximadamente a la misma hora todos los días.
  • La siesta programada: este tipo de siesta se planea con antelación para evitar el cansancio posterior.
  • La siesta de 30 minutos: las siestas de 30 minutos pueden contrarrestar el efecto hormonal producido por una noche de poco sueño.
  • La siesta de 60 minutos: es buena para la memoria, aunque puede aumentar el riesgo de despertar con la inercia del sueño, dando lugar a una sensación de desorientación.