Aunque pudiera parecer que personalmente dedico mucho espacio en NMHA a musicalizar mi preocupación conservacionista, con solamente un par de especiales pienso que es insuficiente.
“Sé parte del Plan” fue el lema de ayer por el tema del Día Internacional de la Diversidad Biológica. Un buen plan para la vida en la tierra, para lo cual el marco Kunming-Montreal establece la consecución de cuatro objetivos a largo plazo (hasta 2050) y veintitrés metas, orientadas a la acción urgente durante este decenio (hasta 2030) «para encaminar la biodiversidad hacia la recuperación».
Podríamos decir que biodiversidad es una compleja y vulnerable red mundial sobre la que se sustenta toda la vida terrestre. Sabemos que se está deshaciendo a una velocidad alarmante, y conocemos a su principal culpable: la humanidad. Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica, ratificado por 196 países, se entiende por biodiversidad «la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, pero también incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie -por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado-, así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, campos agrarios, …) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales, …) y su entorno (agua, aire, suelo, …)».
Tal convenio es el instrumento internacional para «la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos». El mío es la música para tomar conciencia de ello.
Texto: Miguel Tébar, periodista musical
