El Ourense y la Unión Deportiva Logroñés empataron sin goles el partido de las defensas bajas. Aún desarticuladas por los contratiempos físicos o las sanciones, las retaguardias se impusieron en O Couto a dos ataques sin puntería. El gol se convirtió en una utopía un domingo más para el equipo ourensano. Su maniobra de aproximación al cuarto puesto se frustró con el quinto empate en casa. O Couto no es terreno fértil.
El técnico del Ourense tuvo que esperar hasta el último momento para elegir su línea defensiva. Debutó como titular en liga el central del filial Pablo Corzo, un recurso de emergencia ante la plaga de lesiones que ha dado el resultado apetecido por su desparpajo. Pero los problemas no acaban en el eje de la zaga. El incombustible Yosu se probó antes de empezar. El capitán o Campillo, que tampoco está en las mejores condiciones por sus problemas en el tobillo, eran el dilema para Luisito. Finalmente Yosu fue titular, aunque no pudo acabar el primer tiempo debido a una inadmisible patada a la altura de la rodilla del delantero Julen Iriarte. Fue la tónica de un primer tiempo que contrapuso dos estilos. Los riojanos abreviaron el procedimiento con balones a la espalda de la defensa. Moisés, que dio el susto a los dos minutos tras recibir un golpe, tuvo que desbaratar una contra en la que Javi Rodríguez y Alain no se entendieron. El Logroñés también sembró la inquietud en los balones colgados, en los que Pato no pudo imponerse. Goñi cabeceó desviado un saque de esquina que no atajó el portero.
El Ourense optó por la asociación en campo contrario, con movilidad en todos sus peones ofensivos. Iker Alegre y Noguerol encontraron hueco por los flancos y tanto Javi Hernández como Gustavo Souto ayudaron a trenzar los ataques. Como es norma, hubo llegada al área, pero el último pase, el control o la definición arruinaron las acometidas. Adrián Cruz le dio un impulso desde la medular a los avances, pero se fueron cayendo al borde del área o en los puños del portero Miguel, que ya en Las gaunas había sido infranqueable. Luisito trasladó a Iker a la izquierda y a Noguerol al enlace para que Javi Hernández tuviera pasillo por la derecha, pero el Ourense, que terminó el primer tiempo mucho mejor que el rival, se quedó solo en la sensación de peligro. El conjunto riojano se empleó con contundencia cuando la amenaza se cernía sobre su área y como tocó un árbitro permisivo afloraron las brusquedades. En ese cuerpo a cuerpo, casi todo el once rojillo tiene las de perder.
La acumulación de adversidades forzó un cambio contra la ortodoxia. Luisito tuvo que recurrir a un delantero para completar la defensa por la lesión de Yosu. Borja Valle se ocupó del lateral y por ese flanco llegó la primera oportunidad de la segunda parte. Noguerol abrió a su derecha y Javi Hernández se sacó un disparo potente que desvió el portero. Gustavo Souto no pudo cazar el rechace.
El Logroñés buscó la salida rápida. En el área también le cuesta marcar diferencias y cada opción malgastada reduce sus posibilidades de ganar y escalar a posiciones más propias de su presupuesto. Un centrocampista, Goñi, acaparó los remates. En el 59, disparó en giro dentro del área y el balón se fue al exterior de la red. Iker Alegre desenfundó tras una progresión por la frontal pero la pelota no cogió dirección de red.
Más cerca lo tuvo Javi Hernández al minuto siguiente. El salmantino se sacó de la chistera un pasaporte por el área que le puso cara a cara con el portero, pero su remate cruzado se fue más allá del poste. El Logroñés volvió a molestar en una continuación de balón parado. De nuevo Goñi con remate acrobático invocó el gol, pero esta vez los postes se aliaron con el Ourense y su portero.
Luisito quemó en el minuto 71 los dos últimos cartuchos en el asalto a la victoria. Refrescó la posición más avanzada con la inclusión de Óscar Martínez y trató de apuntalar el trabajo de la medular con Adil. Raúl Llona también le dio un aire a su delantera con el exrojillo Jaime Moreno en la izquierda y el ariete Íñigo a cambio de un abroncado Julen Iriarte.
Las estrategias ofensivas tampoco sacaron al Ourense de ningún aprieto. O no llegaron a buen puerto o el portero y la defensa las resolvían con soltura. El cansancio acumulado en los dos últimos meses le ha ido restando frescura al equipo en el tramo final de los partidos. A Javi Hernández le quedaba aire para hacerse camino por la derecha y sacar de su zurda un disparo imparable pero que volvió a irse fuera. Óscar Martínez también tuvo la suya en un testarazo que sobrevoló el larguero. Con el partido a tumba abierta, los equipos se volcaron buscando en vano el antídoto contra el mal de gol.