El bombardeo del 25 de mayo formaba parte de la campaña de terror ordenada por las autoridades nacionales, cuando las tropas rebeldes alcanzaron el Mediterráneo y comenzaron el consiguiente avance sobre Valencia. Por esas mismas fechas, hubo bombardeos sobre otras poblaciones civiles en toda la costa mediterránea, a cargo de los aviones italianos de Mallorca, que no cesaron hasta que se inició la Batalla del Ebro.
En Alicante, a las 11:18 horas del miércoles 25 de mayo de 1938, entre 7 y 9 aviones, Savoia S-79 “Sparviero” italianos del bando sublevado, que habían despegado de Mallorca a las 8:10 de la mañana, lanzaron sobre el centro de la ciudad alrededor de 90 bombas (56 de 100 kg, 8 de 20 kg y 20 de 15 kg), algunas de las cuales dieron en el Mercado Central, repleto de gente dada la hora de la mañana que era (y que no habían sonado las sirenas), por lo que la mortandad fue espantosa. La tripulación de los bombarderos era italiana en su totalidad, y los jefes de las dos escuadrillas que llevaron a cabo el ataque, con 4 minutos de intervalo, fueron los capitanes De Prato y Zigiotti.
«Lo cierto es que los aviones no entraron por el mar, como venía siendo habitual, sino que lo hicieron desde el interior, escapando de las escuchas antiaéreas situadas en la playa del Postiguet y en el Puerto, orientadas hacia el Mediterráneo», según explica Roque Moreno, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alicante. La ciudad, que sufrió más de setenta bombardeos durante la contienda, contaba con refugios antiaéreos con capacidad para más de 30 000 personas, pero esa mañana nadie pudo alcanzarlos por la maniobra de la escuadra dirigida por los capitanes fascistas italianos De Prato y Zigiotti.
El parte de guerra republicano habló de que "la criminal aviación extranjera al servicio de los facciosos" había causado "doscientos cincuenta muertos en su mayor parte niños y mujeres" y un número de heridos "muy elevado" (y más de cincuenta edificios habían quedado destruidos).2 Algunos supervivientes dejaron relatos terroríficos sobre el alcance del bombardeo:
Vi cadáveres destrozados y miembros esparcidos por todas partes. Era un espectáculo dantesco. (...) Estaba en Correos cuando comenzó la pesadilla. Me desplacé al mercado, para ayudar en lo que pudiera y me quedé paralizado de horror. Entre varios, trasladamos algunos heridos a la Casa de Socorro, pero ya no había sitio para más. Hasta las aceras próximas se hacinaban los moribundos, entre gritos de dolor y de espanto... De aquella terrorífica visión, nunca podré borrar de mi memoria la expresión de un niño que recogimos, con su carita ensangrentada, que no quería morir. Lo llevamos a la Casa de Socorro y un médico se hizo cargo de él. Ya nunca más supe de aquel niño. Las últimas horas de tan aciago día las pasé mordiémdome los puños de impotencia y sollozando ante tanta desolación y muerte
El cuerpo diplomático acreditado en Alicante hizo público un comunicado en el que mostraba su pésame por las "numerosas víctimas producidas pertenecientes al elemento civil" y denunciaba que "el ataque haya sido recibido en el casco céntrico de la población, alejado de objetivos militares".
El bombardeo tuvo gran repercusión internacional. El día 27 el gobierno español presentó una nota de protesta a los gobiernos de Francia y el Reino Unido y los británicos formaron una comisión para que investigara los efectos y las circunstancias del ataque. La comisión llegó a Alicante el 22 de agosto y dictaminó que había sido un "ataque deliberado a una zona civil".
Las víctimas, en su mayoría, fueron enterradas en fosas comunes del cuadro n.º 12 del Cementerio Municipal de Alicante y permanecieron sin lápida ni recordatorio alguno hasta el año 1995.
Contrasta cómo el bombardeo de Guernica ha sido recordado gracias al cuadro de Picasso, mientras que el del 25 de mayo en Alicante ha permanecido en la ignorancia y el olvido por causa del miedo y la represión ejercida durante muchos años sobre la población alicantina. En la actualidad, tan sólo una modestísima placa de cerámica en la pared del Mercado Central recuerda este hecho doloroso.
Las consecuencias del bombardeo del 25 de mayo, y de los que le antecedieron y siguieron (desde el inicio de la guerra hasta el 22 de agosto de 1938 había sufrido 50 bombardeos con un resultado de 400 muertos) fueron que la ciudad presentara un aspecto lamentable, con las calles llenas de escombros. Además una parte de la población abandonó la ciudad (la llamada "columna del miedo") e incluso las autoridades tuvieron que tomar medidas muy severas para que los obreros continuaran trabajando, especialmente en el puerto.