ENTREVISTA

De Alexis a Míster Chip, un viaje de ida y vuelta

Alexis Martín Tamayo, conocido profesionalmente como Mr. Chip, fue el encargado de la apertura del IV Curso de Periodismo Deportivo de la Universidad Miguel Hernández de Elche; en su conferencia hizo un repaso sobre su trayectoria profesional cuando cumple 25 años en los medios

Monserrate Hernández

Elche | 20.11.2023 15:08

De Alexis a Mr. Chip, un viaje de ida y vuelta
De Alexis a Mr. Chip, un viaje de ida y vuelta | Onda Cero

¿Cuándo y cómo empezó su vocación por los datos?

Empecé a tomar notas de partidos a los nueve años, aunque al fútbol me aficioné más tarde. Los chavales ahora, con cinco o seis, ya se conocen a todos los jugadores. Nací en junio de 1973, en Badajoz, y mi primer recuerdo futbolístico fue gracias a un amigo de mis padres, Paco, con un encuentro de un sábado por la noche. Él era muy seguidor del Real Madrid, y estaba ansioso por ver el partido contra el Athletic Club, deseando desaparecer para ponerlo en la tele. Ahora suena extraño, pero en ese momento solo había uno televisado a la semana, más el 'Estudio Estadio'. Todo el mundo veía ese programa; era la única manera de saber cómo eran los goles. Esa combinación entre radio y televisión era muy potente; si no podías verlo, era crucial escucharlo por la radio. Todas las piezas encajaban perfectamente, y la crónica al día siguiente en el papel era fundamental. Ahora no la lee nadie.

¿Y su éxito en las redes sociales?

Allá por 2008, más o menos cuando empecé en la radio y en los medios de comunicación. Ahora lo vivo de otra manera. No publico por publicar; es importante saber a quién sigues para no irte a la cama de mal humor. Intento ofrecer contenido todos los días en cada una de las redes. Si a alguien no le gusta lo que digo u opino, entiendo que dejen de seguirme o de leerlo. Es muy fácil. Hay que seleccionar a quién ver o escuchar.

¿Hasta qué punto ha cambiado el contexto del producto periodístico y la relación con el oyente, lector, seguidor?

Ya nadie necesita que le cuenten cómo ha sido el partido del Elche contra el Real Zaragoza; ahora ves al City o al Chelsea contra cualquier rival o competición, desde cualquier lugar del mundo. Hubo un tiempo en el que eso no pasaba. En esa época, se narraba un partido y el único objetivo era desaparecer de casa para verlo. Ese día me llevaron a un cuarto a ver el Real Madrid-Athletic Club de Bilbao. Yo no entendía el juego y pensaba que, como en el patio del colegio, había uno que regateaba a todos y marcaba. Meses después, volví a casa de mi amigo Paco para ver el Mundial de 1982. Hace 40 años, solo había una tele por hogar, para ver La 1 y La 2. En mi casa, a mi familia no le gustaba el fútbol. Paco, cuando jugaba España, no me decía nada; y yo me limitaba a tomar notas y apuntar cosas absurdas.

¿Cómo eran aquellas notas?

La página contaba con la limitación del espacio. Empecé a hacer códigos como SCH o ARK, que eran Schumacher (portero de Alemania) o Arconada (el de España), para alinear y anotar los goles en una columna. En 1992, existía una empresa de Zaragoza llamada 'Dinámico' que publicaba estadísticas. Era ver publicado lo más parecido a lo que yo hacía. Yo siempre he sido muy fan de José María García; escuchaba sus retransmisiones en las competiciones europeas para apuntar cosas y, al día siguiente, en AS o Marca lo corroboraba todo. En la Liga española, el nivel de detalle era brutal, desde el estado del campo hasta el clima. Le pedí a mis padres que me compraran esa colección de Dinámico y me fui a estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones en Sevilla. Entonces, estaba más pendiente de esas libretas que de la propia carrera; me encerraba en la habitación, aunque me aporrearan la puerta los veteranos para hacernos novatadas.

¿Y cuál fue el siguiente paso?

Con esos libritos impresos, hice trabajos de informática y programación para darles forma. Me gustaban las matemáticas y las ciencias, pero no tenía vocación de ingeniero. Sabía que en esta carrera se compaginaban muchas cosas y me centré en la computación. Durante el primer curso de carrera, estaba con la programación y se me encendió la bombilla. Hasta entonces, el fútbol era puro ocio, pero le vi una salida. Al principio, no había mucha demanda porque la gente quería ver los partidos y estaba acostumbrada a seguir las crónicas; pero yo quería algo más.

Alexis Martín Tamayo 'Mr. Chip', en la apertura del IV Curso de Periodismo Deportivo de la UMH de Elche
Alexis Martín Tamayo 'Mr. Chip', en la apertura del IV Curso de Periodismo Deportivo de la UMH de Elche | Onda Cero

¿Cuál fue el partido que le hizo 'click'?

En la Copa del Rey, el Barça y el Atlético de Madrid tuvieron un enfrentamiento épico que el Barcelona ganó 5-4, tras remontar un 1-4, con Pantic marcando cuatro goles en el Camp Nou. En aquel duelo pasaron muchas cosas: nueve goles, una remontada con un jugador visitante marcando cuatro veces … y nadie contaba eso en la televisión. Mis amigos me preguntaban si había sucedido alguna vez antes porque ya sabían cuál era mi afición. No era cuestión de tener memoria, pero cuando repites muchas veces una cosa, al final se te queda... Había una demanda insatisfecha en el mundo periodístico, y no servía de mucho si no podías resolver las preguntas en el momento. Por eso, durante mi carrera universitaria, empecé a informatizar todos esos datos para obtenerlos en tiempo real.

¿Por dónde empezó?

Mi banco de pruebas lo tuve con el Badajoz. Completé una base de datos local con el equipo de mi ciudad y, a partir de ahí, fui aumentando el espectro, a Primera y Segunda División. Empecé a echar mano de las hemerotecas, para resolver las lagunas que tenía. Había cuatro partidos del Badajoz que no encontraba porque el periódico de Badajoz no se había hecho eco de ellos. ¡El diario Hoy de Extremadura ya estaba harto de mí! Mi padre colaboraba el periódico y por eso me dejaban pasar.

¿Desde dónde dio el salto a los medios?

Desde Telefónica. Terminé la carrera y me fui a la empresa más grande en la que aspiraba a trabajar un ingeniero de Telecomunicaciones en ese momento en España. Llegué a Madrid en 1997 y dejé mi currículum. Me llamaron al día siguiente desde una de esas empresas. Ese día jugaba el Real Madrid, que en el fondo era lo que yo quería ver allí. Respondí que no podía volver porque al día siguiente ya regresaba a Sevilla… La misma persona me volvió a contactar y me dijo que no necesitaba otra entrevista, que me contrataban. Empecé en Telefónica y en mis ratos libres seguía con datos de periodismo porque contaba con muchas facilidades a nivel tecnológico en Telefónica, en el departamento de Telefonía y Transmisión de Datos (TTD), por las conexiones de router y la base de datos. Disponíamos de la última tecnología en todo.

¿Y cuál fue el salto definitivo?

El cambio en el formato del sorteo de la Champions. Hasta la 97-98 sólo entraban los campeones de cada país y a partir de entonces se abrió más, con cruces condicionados que no se podían producir. Se me ocurrió ponerme en contacto con el diario AS para ofrecer la simulación de ese sorteo. Me llamó entonces Eduardo Torricos. Le expliqué cómo esos condicionantes afectaban a la suerte de los cruces. Simulé el sorteo un millón de veces. La máquina, el ordenador, es el ente más torpe que puedas imaginar; no sabe sumar, pero si le enseñas a hacerlo en su lenguaje, es capaz de hacer un millón de operaciones en un segundo, cosas que para un humano es imposible. Si encuentras una forma de hacerle preguntas a la máquina y de comunicarte con ella, el ordenador trabajará para ti. Le enseñé que no podían enfrentarse equipos del mismo país o del mismo grupo, cómo se sacaban las bolas o se devolvían si se daba un enfrentamiento incorrecto, todo punto por punto... Y cuando le programé eso en su lenguaje, le pedí que me lo repitiera un millón de veces. La probabilidad era del 30%, para un cruce Real Madrid-Bayern Leverkusen. La realidad es que había más opciones de que no saliera el cruce contra el Bayern, un 70%, que a que se diera; pero el AS lo sacó en portada: 'Las estadísticas apuntan al Bayern Leverkusen'.

Y salió…

Sí. Torricos me llamó al día siguiente, loco. No sabía realmente por qué estaba así de contento, hasta que me enseñaron aquella portada, que pudo ser el inicio y, al mismo tiempo, el final de mi carrera. Torricos me dijo que teníamos que repetir más veces aquello y le respondí que el sorteo de la Champions sólo se daba una vez al año. Entonces, empezamos con otras cosas. Ese fue mi estreno en portada. Mi primera doble página se dio en el Mundial de Francia, cuando España perdió contra Nigeria (2-3, en 1998), en la jornada inicial, para saber qué precedentes había y cómo se le podía dar a España tras aquel tropiezo inicial.

¿Qué hubiese sido de Mr. Chip si no le hubiesen publicado aquella portada?

No lo sé. La verdad es que mi vida está repleta de casualidades y de coincidencias. Mientras hacía esas colaboraciones con AS, me llamaron de un banco para diseñar el formulario de un crédito de riesgo. Realizaron una lista de diez personas y ni siquiera sabía de qué se trataba, pero la oferta económica me interesó. Desarrollé ese modelo de riesgo: con cuatro datos, el banco debía decidir si tenía que otorgar o no el crédito. De camino al trabajo, ese día, me encontré por la calle con el edificio de La SER y toqué el timbre porque quería hablar con Paco González, presentándome como oyente del programa. Le conté lo que hacía y, en un principio, me respondió que ya tenía a gente para esas cosas. Por aquella época, a finales de los 90, para alimentar mi base de datos, tenía contactos en Europa con personas que hacían lo mismo que yo. No existía ni Flashcore ni Livescore ni la página de la UEFA. Entonces me ofrecí a actualizar en directo los resultados durante las jornadas de la Champions. En ese momento, estaba en la radio, en Telefónica y con mis datos; no tenía tiempo, no dormía, y tenía que alimentar continuamente mis estadísticas. Me saturé y hubo un momento en el que dejé todo lo relacionado con el periodismo y me volví más conservador.

¿Y cuándo volvió?

Mis padres no aprobaban que me dedicara a algo que no tuviera que ver con la ingeniería, después de todo lo que había hecho para lograr la titulación. Durante siete u ocho años estuve trabajando en profesiones ajenas a los medios. En la temporada 2009-2010, decidí volver y dejar las telecomunicaciones. Una conversación con Javier Ares fue la clave. Su programa, Radioestadio, me llamaba mucho la atención, con un espacio donde la excusa era el fútbol, pero en el que había todo tipo de contenido: entrevistas, cine, chistes, humor.... Fue una casualidad más en mi vida de la que me siento muy afortunado. Ares me aconsejó dejar mi trabajo en las telecomunicaciones porque esto se me daba bien.

¿Qué consejos le da ahora a los jóvenes periodistas?

La moraleja de mi carrera es común: primero, no rendirte nunca ante un reto. Y segundo: de todo hay que aprender. Mi relación con las máquinas y las formas en que aprendí a programar me hicieron diferenciarme del resto, de los que no cuentan con una formación tecnológica. Ahora, en un Barça-Atlético, me pueden hacer cualquier pregunta y la respondo al segundo, gracias a mi formación académica y a mi relación con las máquinas. Todo lo estudiado o aprendido tiene una aplicación, aunque sea el simple hecho de resolver un examen de ciencias, matemáticas o lengua.

¿Cómo fue su regreso a la radio?

Javier Ares me devolvió a este camino. Hasta entonces, trabajaba con un amigo, del que luego me enteré que vendía las bases de datos a otras empresas, y él fue quien me puso en contacto con los medios. En el Radioestadio de Onda Cero, que es mi casa, el fútbol era un vehículo conductor en el que se hablaban de muchas otras cosas mientras se narraba un gol, un penalti o una expulsión, se iba al estadio. Con Javier Ares me reuní un miércoles y el viernes ya quería que empezara. Además de buscar las casualidades, he tenido mucha suerte. He sido recibido por gente que nunca esperaba que lo hiciera. Tampoco me considero un ejemplo a seguir por la forma de encontrar el camino de mi carrera.

Alexis Martín Tamayo 'Mr. Chip', junto a Monserrate Hernández, periodista de Onda Cero y profesor de la UMH de Elche
Alexis Martín Tamayo 'Mr. Chip', junto a Monserrate Hernández, periodista de Onda Cero y profesor de la UMH de Elche | Onda Cero

¿Por qué Mr. Chip?

Sin hablarlo, en el primer programa de Radioestadio, me pusieron de fondo la música del Inspector Gadget. Miré hacia atrás para saber a quién se estaban refiriendo. Javier Ares me dijo que mi papel era más de un personaje que el de una firma, por eso me pusieron un apodo. Yo me dedicaba a los datos y a los ordenadores, y Javier, que es muy cinéfilo, acababa de ver la película ‘Bienvenido Mr. Chip’, así que me puso ese sobrenombre. Quizá ahora haya vuelto a ser un ser humano porque hago más cosas. No puedes estar diez horas dando datos.

¿Cuándo comenzó a potenciar su base de datos en el ordenador?

Durante la carrera, cuando aprendí programación, para que cuando mis amigos me preguntaran cosas, ser capaz de responder en directo. Mi primera base de datos contaba con campos muy primitivos, hará de eso unos 25 o 26 años.

Cada semana ve todos los partidos de las dos primeras divisiones de las cinco grandes ligas europeas. ¿No ha llegado a saturarse?

No he alcanzado el punto de no querer ver un partido de fútbol; no creo que eso pase nunca porque me gusta demasiado. Puede suceder que después de seguir ocho encuentros en cadena, que me apetezca menos. No he llegado al hartazgo. Con la Kings League sí llegué a un punto en el que no pude más porque no paraban de cambiar e inventar cosas, con goles, reglas, cartas... En un partido normal de fútbol puede haber dos o tres goles; en la Kings League, pueden darse 15 y ocho dobles. La cabeza me explotaba. Y, además, mientras veía ese partido estaba con un segundo y sacando datos de otro lado. Con el fútbol no he llegado a ese nivel, aunque siempre hay un momento en el que te aburres.

¿Cómo es el día a día en la vida de Alexis Martín Tamayo?

Muy normal y monótono. Me levanto, veo fútbol, acabo de ver fútbol y me acuesto. En medio, hago algunas cosas. Juego con mis hijos o ceno por ahí, aunque cada vez menos. Cuando acabé la carrera, hasta que me centré un poco, salía mucho para recuperar ese tiempo perdido. Me lo he pasado en grande. Ahora me dedico a mi familia y a mis amigos más cercanos; casi no voy a la radio y trabajo desde mi casa donde, a raíz de la pandemia, me monté un estudio de tele y radio. Así ahorro tiempo, 40 minutos de ida y otros 40 de vuelta. En esos 80 minutos yo analizo un par de partidos. En casa también puedo consultar las cosas sobre la marcha, aunque pierda el contacto con mis compañeros. Estoy muy centrado en lo mío y es lo que ocupa todo mi tiempo.

¿Tiene algún otro reto profesional para el futuro?

Siempre estoy abierto a proyectos. Me gusta ampliar mis campos de investigación y ahora hay dos profesionales ayudándome: una persona de Argentina, que he tenido que formar en mi casa durante siete meses en total; y otra que vive en Madrid, que es uruguaya. Uno lleva conmigo cuatro años y el otro, dos.

¿Hasta qué punto es importante el factor diferencial para un profesional de los medios?

No sabría decir... Me di cuenta de mi factor diferencial estando en la carrera. Entonces convertí mi pasión en mi profesión. Tener una base de datos bien hecha y coherente siempre será útil porque te va a proporcionar información. La colección digitalizada de Gigantes la puedes ver en la hemeroteca, pero no te vale de mucho porque no responde a tus preguntas en ese momento. Mi consejo es empezar por algo pequeño.

¿Cuál es su opìnión sobre el periodismo actual?

Se abusa de las tertulias infinitas, en la que casi cualquier persona puede hablar de todo, sea cual sea el tema. Es importante especializarse y ser multidisciplinar. Aquel que lleva muchos años escuchando radios y periodistas sabe cuándo te están hablando de oído o es alguien que controla. El oyente quiere ser informado y que le transmitan algo; una persona que tira de oído no aporta nada.

¿Qué puede hacer un profesional para no dejarse llevar por la ola de opinión de las redes sociales y seguir fiel a su vocación informativa?

Sobre todo, quitarse de la cabeza las views, los followers... Hay que aprovechar las plataformas para difundir el trabajo. Hace 30 años, o te contrataban o no te conocían. Ahora tienes tus propias formas y medios. Lo que predomina es bueno, y esa gente te acaba conociendo. Debes conseguirlo para difundir tu trabajo, no para tus followers. Si logras popularidad por un hecho concreto, va a ser efímera. Ahora tienes los canales para poder intentarlo. La gente destacada en redes sociales está en buenos sitios porque esas cosas se valoran; lo desconocido gusta más. Mi retuit no aporta nada a los que ya son populares, por lo que si lo hago es para alguien a quien le pueda ayudar a desarrollarse.

Mirando a la actualidad, ¿qué opina de la nueva versión de los mundiales multisede?

Con el Mundial, se está desvalorizando todo. Un Mundial es algo que se juega durante un mes en un sitio, y la gente está tres años ahorrando para disfrutarlo un mes. Vengo de hacer un Mundial en Qatar. Personalmente, es el mejor que he hecho en mi vida, sin ningún problema organizativo. Quizá fue porque había mucha pasta... Estaba prohibido consumir alcohol y eso permitió que encuentros que podrían haber sido batallas campales, como un México-Argentina o un Francia-Inglaterra, se hayan disputado sin problemas. Fue un Mundial limpio, con todos los estadios cerca. Todos los días veía tres partidos en vivo. En Brasil, sólo uno porque las distancias eran enormes en el mismo país. No me gustan las multisedes porque desvirtúa la convivencia, la exclusividad y el beneficio para el propio país.

¿Y de la nacionalización de extranjeros para poder ‘fichar’ por selecciones?

El fútbol de selecciones cada vez me gusta menos. Ahora ves cómo Illias Akhomach, después de estar con España, ha decidido jugar con Marruecos. También los casos de Laporte y Lenormand. Esto está alejando lo que es el fútbol de selecciones como concepto. No es nada ilegal y se hace, pero desde el punto de vista sentimental hay debate. El fútbol de clubes es una cosa y el de selecciones, otra. Puedes ver a Neymar en cualquier equipo, pero en selecciones solo con Brasil porque cada vez que puede, muere por defender a su país. Si las selecciones pasan a la política de clubes, lo bueno y bonito de los equipos nacionales va a desaparecer. Hay gente que se puede sentir más español que otra, no hace falta haber nacido en España, pero un equipo nacional debe ser una primera opción. Esa es la base de todo. En baloncesto, nos ‘compramos’ a Lorenzo Brown para el Eurobasket, que nos hizo ganar, pero prefiero no hacerlo y competir con los míos. ¿Cómo se sentirán Juan Núñez o Quino León? Dicho eso, encantado de que gente como Diego Costa juegue con España porque es lo que siente y siempre fue su elección. Tiene más respeto el que renuncia a jugar con un país por sus creencias que aquel que chupa del bote y luego lo dice.

¿Ve a Guardiola dirigiendo a la selección?

No. Guardiola ha reventado ligas en España, Inglaterra o Alemania y ha conseguido cosas increíbles, dejando su impronta y su sello, pero prefiero caer en cuartos de final con Luis de la Fuente. Y eso que me encanta el fútbol de Guardiola; sería capaz de distinguir a su equipo si todos jugaran sin nombre, sin dorsal y con la camiseta de otro color. Es un entrenador magnífico, pero en la selección española no lo quiero ni de coña.

Por último, ¿qué consejo le daría a los futuros periodistas?

A mí me gusta aquel que no le preocupa estar ocho o diez horas de guardia, el periodismo de antes. Veo a gente preparada y con ganas de hacer muchas cosas. Es la forma de conseguir un hueco en una redacción. No hay un patrón concreto, pero el secreto está en dominar las herramientas y los medios. Un exfutbolista puede aportar más cosas del juego, aunque también debe saber expresarlas bien y contar con un mínimo de preparación.