Comienza una nueva etapa, una etapa en la que tiene que volver a enganchar a los aficionados y volver a ilusionar al público a la vez que conectarse después de la desconexión total que sufrió el pasado sábado al caer vapuleado en casa ante el Villarreal.
Es un choque muy atractivo y con muchos alicientes, pues será la primera oportunidad de calibrar y ver cómo ha afectado al grupo el mazazo que supuso el anuncio de que su entrenador dejaría de serlo a 30 de junio.
Hemos visto gestos importantes a lo largo de la semana de la plantilla, conjurándose para sacar adelante la situación, de la junta directiva y el presidente arengando a los futbolistas para que sean conscientes de lo mucho que hay en juego y del propio entrenador, asumiendo el papel que le corresponde de aquí a final de temporada.
Pensar que el anuncio es negativo es lícito, pues alguno puede creer que el entrenador va a perder autoridad de aquí a final de temporada y que los jugadores no van a dar todo o se van a relajar ante una hipotética pérdida de autoridad del técnico . Se puede pensar, por supuesto. También hemos visto gestos de complicidad y de cariño de varios jugadores de la plantilla, lo cual invita a pensar que a lo mejor como gesto de gratitud, Los jugadores tratarán de echar el resto en lo que queda de temporada, primero por egoísmo propio para salvar los muebles, y por supuesto también su temporada y la futura, no hipotecarla y además de paso para mostrarle esa gratitud al entrenador. Desde luego de la noche a la mañana no cambian las cosas y un equipo que no ha estado jugando bien no va a pasar a hacer un fútbol excelente al día siguiente. Será cuestión de tiempo porque lo contrario también invitaría a pensar en cosas extrañas hasta el momento. Lo más importante es reaccionar a tiempo para que no se complique más la lucha por la liga de campeones que ahora mismo sigue dependiendo del propio Barça, pero con amenaza latente del Athletic de Bilbao de Valverde, que aunque está por debajo en la tabla y con un partido mas jugado. Si el Barcelona se despista, podría complicarle, sobre todo el objetivo de mínimos de meterse en la próxima edición de la Champions League.
Además, Osasuna vuelve a entonarse y a vivir uno de los mejores momentos de la temporada tras un comienzo dubitativo, y en el que estuvo lejos de ser esa sensación que causó la temporada pasada. Vuelve a ser un conjunto aguerrido, con el sello de un gran entrenador Arrasate y capaz de meter en más problemas al Barcelona.
Son por tanto como siempre más que tres puntos los que hay en juego, porque ahora sí, peligra la estabilidad y una derrota ante los navarros significaría definitivamente una crisis absoluta y una caída los infiernos que podría afectar también al palco presidencial.