En la NBA hay un concepto que se maneja cada año porque suele darse de manera más o menos constante: el de aquel jugador debutante que empieza despuntando, pero que llegado a un punto del año aquello que antes hacía como en sus sueños, sin esfuerzo y que daba resultado ahora no da, no llega. A este fenómeno se le conoce en el mundillo como el rookie wall, el muro al que se enfrentan los nuevos en este inmenso universo distinto a todo que es el baloncesto americano. Llega como el hombre del saco, como el “hombre del mazo” que decía Perico González en las míticas retransmisiones ciclistas junto a Carlos de Andrés y creo que ha llegado también a la Unión Deportiva Las Palmas cuando la meta ya está ahí, a ojos de todos, a pocos kilómetros, pero lo cierto es que lo que antes caía de cara ahora sale cruz.
Esta vez el partido arrancó con la expulsión de Coco. Sobre esto dos consideraciones: el fútbol ya no es un deporte para vivir in situ, es un deporte pensado para consumirlo en la tele: una decisión clave no se explica al que está allí, pero sí al que está en Australia viendo el partido. La segunda consideración es un grito en una cueva: no puede ser que el árbitro saque amarilla, le avisen y recule, expulsando al jugador y que luego se vea en televisión, al rato, por un WhatsApp que te envían o en tu casa, a las horas, que lo que sucede es que el atacante golpea al defensor y acaba en el suelo y que un equipo se quede el 95% del partido con un jugador menos.
Se debe decidir rápido, claro, el dinamismo es importante, pero es más importante que el que reparte justicia sea justo
Una patada, un tropezón de Gudelj con Coco no puede ser roja porque no es, casi, ni falta. El resto del partido fue un quiero y no puedo. La UD tuvo el balón y el Sevilla el peligro. Un gran cabezazo de En Nesyri fue el 0–1 al descanso y todo lo que se remó acabó en la orilla con el remate a puerta vacía de Lukebakio tras fallo del debutante en casa Aarón Escandell.
Queda rematar el año, hay ocho equipos que se cambiarían por la UD ahora mismo, sin pensarlo, nosotros mismos habríamos firmado esta situación en agosto. Hasta hace nada se hablaba de las opciones de Europa es cuestión de resistir la ola y sacar los puntos que hagan que se llegue a meta.
