Y la situación no es otra que, o paga o no se podrá ir. El todavía director deportivo sevillista ha relatado a los ingleses que su club le obliga a pagar un año de su sueldo bruto, o lo que es lo mismo 2,8 millones de euros, para poder marcharse. Y hay otro condicionante: en el contrato dice que debe avisar con tres meses de antelación. Las conversaciones entre Monchi y el Sevilla están paradas a la espera de movimientos. A ver quién mueve ficha antes. El de San Fernando confía en que el club afloje un poco la cuerda para que no se alargue el culebrón, con el consiguiente perjuicio para el Sevilla, pero de momento el presidente Castro resiste. Resiste y viaja. A Pamplona, pero no sabemos a qué. ¿Será casualidad que allí viva y trabaje el director deportivo de Osasuna, Braulio Vázquez, que está en la agenda sevillista?