Ni la ciudadanía ha escarmentado ni las administraciones han gestionado ni enseñado a partir de aquella sequía que sí se tradujo en pocas horas de agua en las casas. Cuando pasó lo malo, se construyó la desaladora y se derivaron cauces del Guadalmansa, Guadalmina y Guadaíza hacia el pantano. Pero faltó algo, lamenta Javier de Luis, portavoz de Ecologistas Malaka en Marbella. No hicimos algo que es clave: educarnos, aprender a ahorrar y no quedarnos sólo en mantener el consumo.
Luego llegó otra crisis. Era 2005. No fue como la de los años 90, pero también se tradujo en cortes de agua en las casas. Aquella vez, el embalse tenía 5 hectómetros cúbicos. Todavía queda para llegar a eso, pero no tanto como pudiera parecer teniendo en cuenta que La Concepción está gastándose a razón de un hectómetro a la semana. La situación es complicada, dice la consejera delegada de Acosol, Matilde Mancha. El invierno es clave para llegar bien a la primavera.
Y es que no llueve. Con lo que llevamos de año hidrológico se intuye uno igual que el anterior, si no peor. Pasado octubre, los pluviómetros de la estación meteorológica El Capricho registran 25 litros por metro cuadrado, casi 50 menos que la media histórica. En este caso la cifra se refiere sólo a Marbella, en donde se acumulan seis años hidrológicos seguidos con menos precipitaciones de las habituales. Se están rompiendo, ha explicado el responsable medidor Jerónimo Amores, los ciclos del agua que había habido en el municipio hasta estos ejercicios.
Habrá que esperar a noviembre y la parte otoñal de diciembre para hacerse una idea de cómo será el resto del año, porque el otoño suele ser la referencia de todo el periodo hidrológico.
A la espera de que la naturaleza nos eche una mano, ¿a cuál nos podemos agarrar mientras? Hay métodos ancestrales que aun hoy existen como las acequias de careo recuerda De Luis que apuesta también por bajar el consumo diario de agua por persona hasta los 90 litros. Está a más de 220 en Marbella. Y si es necesario, que se incentive ese ahorro o se penalice el exceso de consumo como se hace en otras ciudades del mundo.
¿Y cómo se puede reducir a menos de la mitad el gasto del líquido elemento? Pues además de ser más cuidadoso a la hora de lavar los platos o ducharse, hay una medida que es clave, según explica Mancha: dejar de regar jardines públicos. Y también privados, claro.
Acosol tiene ya la desaladora a pleno rendimiento, dentro de lo que permiten las obras de mejora que se están ejecutando.
Pero la planta desalinizadora aporta, como mucho, el 35% del agua que se consume en la Costa del Sol. Luego hay hasta un 10% proveniente de pozos. El resto sale del embalse, que sigue vaciándo