Lo normal, lo que a uno se le antoja lo lógico, es que ahora mismo estuviéramos con alguna reflexión sobre la campaña electoral, sobre los cierres de los partidos esta tarde-noche, o incluso sobre cómo se presenta el domingo.
Pero la confirmación de la huelga de autobuses le ha adelantado por la derecha. Hacía 15 años de la última.
Llevamos ahora mismo dos horas y veinte de paro en varias líneas urbanas y también interurbanas. Quedan dos horas y cuarenta minutos más de esta primera protesta, leve, suave, para empezar.
Afectados habrá, claro que sí, pero no deja de ser un paro de cinco horas, en la primera parte de la mañana y además ni siquiera llega a como estaba programada inicialmente porque hay servicios que siguen al 100%.
Luego están las reclamaciones de los trabajadores y los argumentos de la empresa para aceptarlas o no. El acercamiento uno ha fallado. A ver si hay alguno antes de la segunda jornada fijada en el calendario.