El partido enfrentaba al peor equipo en campo propio, el Sporting, contra el mejor visitante, el Atlético de Madrid, pero en la primera parte la única diferencia entre los dos fue el golazo de falta que marcó Griezmann.
Abelardo preveía una dura lucha en el centro del campo e introdujo un hombre más en este caso Nacho Cases como acompañante de dos hombres más defensivos como Mascarell y Sergio Álvarez para medirse a un rival en el que su entrenador introdujo varios cambios.
El técnico gijonés acertó en sus previsiones y los primeros 45 minutos fueron de mucha brega en la parcela central con los atléticos muy cerrados atrás, lo que dio al Sporting una posesión de balón como hacía muchos partidos que no tenía.
Sin embargo, este control no se tradujo en ocasiones porque a los rojiblancos les resultaba prácticamente imposible superar a la zaga madrileña, que no pasó por apuros en ningún momento y su portero apenas tocó el balón.
Pero el Atlético de Madrid tampoco llegó con peligro más allá de un robo de balón de Griezmann a Lora que luego no supo rematar y en la otra área un remate muy flojo de Sanabria en un córner en el que el balón fue al primer palo donde Pablo Pérez peinó hacia atrás pero el paraguayo no pudo cabecear con fuerza.
En una de las llegadas de los atléticos al área local Pablo Pérez hizo falta, muy protestada por los gijoneses y también por el público, sobre Saúl, y el lanzamiento de Griezmann entró por la escuadra, lugar a donde Cuéllar le resultó imposible llegar a pesar de su estirada.
El golazo del delantero del Atlético de Madrid permitió a su equipo ir al descanso con ventaja porque el resto de la primera parte transcurrió sin que ni uno ni otro crease ninguna ocasión más de peligro, si bien Pablo Pérez remató de cabeza otro córner pero el balón salió muy alto.
Los aficionados locales protestaron varias decisiones arbitrales ya que consideraban que no estaba metiendo por el mismo rasero las acciones de uno y otro equipo y una muestra es que la primera falta señalada a favor del Sporting no fue hasta el minuto 45 y cuando ya habían recibido ocho en contra.
El Sporting salió muy fuerte tras el descanso encerrando a los madrileños en su medio campo pero sin lograr crear ocasiones de peligro más allá de algún centro o córner en el que Oblak hacía valer su envergadura.
Los minutos fueron transcurriendo con los locales buscando el empate y los visitantes defendiéndose con orden aunque en algunas ocasiones pasando ciertos agobios pero ofensivamente los gijoneses siguieron inoperantes como en los anteriores tres encuentros.
Ambos entrenadores empezaron con los cambios, entrando Carlos Castro y Carmona en las filas locales y Gabi y Torres en las madrileñas, sin que cambiase la tónica del partido.
La mejor ocasión del Sporting la tuvo Sanabria en el lanzamiento de una falta en la que estrelló el balón en un poste con Oblak ya batido y segundos después el Atlético de Madrid volvió a hacer falta al borde del área y el internacional paraguayo volvió a intentarlo y esta vez si acertó a superar al meta atlético.
Los ánimos del público se redoblaron y los esfuerzos de los gijoneses también ante un Atlético que estaba encerrado en su parcela y pasando apuros ante el ímpetu local que buscó el gol del triunfo.
Y lo tuvo clarísimo Carlos Castro en una internada de Sanabria que superó por velocidad a Giménez, que se lesionó en esta jugada y tuvo que retirarse, y se planta en un dos contra el portero, que salió a cubrir su disparo pero Sanabria pasó el balón a Castro que, completamente solo, disparó al larguero ante la desesperación de compañeros y público.
Pero el esfuerzo del Sporting acabó teniendo recompensa porque en una nueva contra y con el Atlético completamente entregado y tal vez pagando el esfuerzo del pasado martes, acabó encajando el segundo.
Fue una internada de Jony que se metió en el área y cedió otra vez a Carlos Castro que, en la misma posición que en el fallo anterior, está vez si acertó, provocando el delirio en las gradas y la desolación en las filas madrileñas porque el partido no dio par más.