La discusión política de los últimos días se ha desarrollado en torno a la saturación que está viviendo Correos, ante la avalancha de solicitudes para pedir el voto por vía postal, y que se cifran en más de dos millones y medio.
Ignacio Varela, con respecto a esa polémica, ha querido mostrarse firme contra la "paranoia electoral": en España, debido a la naturaleza de su sistema, resulta imposible la manipulación de los resultados electorales. Sin embargo, el periodista se ha mostrado crítico con la fecha de los comicios, - en pleno período estival- que sí que puede dificultar la gestión del voto por correo. "Una cosa es señalar un problema operativo real, y otra cosa muy distinta es que a algunos se les caliente la mente y la boca y empiecen a afirmar cosas raras", ha aseverado el periodista, tomando distancia con respecto a las dudas acerca de la limpieza del trámite del voto por correo. "Nuestra democracia tiene muchos problemas, pero la limpieza de las elecciones no es uno de ellos", opina Varela.
Varela asistió ayer a un acto de Metroscopia, cuyo presidente José Juan Toharia, trabajó en un Comité de las Naciones Unidas encargado de analizar diferentes sistemas electorales del mundo: tal y como indicó Toharia, el sistema electoral español se encontraría dentro de los tres más seguros del mundo. Según el ranking de democracias de The Economist, las elecciones españoles tienen una valoración del 9,6: al nivel de países como Francia o Reino Unido, y situándose por encima de otros como Estados Unidos.
El origen de los 'pucherazos'
Varela explica que esta pulcritud en el sistema electoral surge como respuesta a los continuos fraudes electorales dados durante la Restauración, en el siglo XIX, cuando el caciquismo determinaba los resultados de los comicios, controlados por los partidos y la realeza. De hecho, los votos que compraban las élites a los pobres se almacenaban en pucheros, dando origen al término "pucherazo" que tanto se utiliza hoy en día.
"Por eso, la gente que hizo la Transición, que estaba obsesionada con no repetir las cosas que hicieron desgraciada la historia de España, blindó la regulación de las elecciones de tal manera que nunca más se pudieran falsificar". Tal y como explica Varela, son los jueces - mediante las distintas Juntas Electorales- los que supervisan los comicios, y no el gobierno. El proceso no solo se encuentra judicializado, sino que implica a tantos agentes e individuos que resultaría imposible organizar un pucherazo sin que nadie se enterase.
La agotadora burocracia
Precisamente por existir tantas garantías, reflexiona Varela, nos encontramos ahora ante el problema de la saturación del voto por correo: "El procedimiento es tan complejo, y pasa por tantos filtros, que efectivamente puede hacerse lento y pobre". Por tanto, Varela explica que los problemas pueden venir de la ineficiencia - o quizá "chapuza" - en la gestión del voto, pero no de una trama de corrupción electoral.
"Lo más preocupante para mí, en realidad, no son los votos que se traspapelen, sino los que no se emitan por desistimiento" ha declarado Varela, que pone el trámite para solicitar el voto por correo como ejemplo para hablar de la dificultad para realizar trámites en nuestros país, y ha hablado de "degeneración burocrática trasladada al mundo digital" al referirse a las gestiones que hay que desarrollar en las sedes digitales de la Administración.
Ignacio Varela se ha pronunciado también sobre una teoría conspirativa que resurge cada cierto tiempo, la que afirma que la empresa tecnológica INDRA realiza el recuento electoral y que, por ello, el soborno a la corporación es una posibilidad. Este bulo parte de un postulado falso, pues INDRA, como explica Varela, no recuenta los votos - eso lo hace cada Mesa Electoral-: INDRA recopila los datos que le facilita la Junta Electoral Central, para anticipar los resultados, a modo meramente informativo.