Hoy me gustaría empezar con un hecho extraordinariamente peculiar que podría entrar incluso en el capítulo de lo raro, casi un misterio. Acostumbrados a que o se escurra el bulto o se opte por un fiero ataque para evitar asumir responsabilidades -algo muy de niños pequeños-, resulta hasta exótico que alguien pida perdón públicamente, sería como la aguja en el pajar.
El Málaga C.F., después de años entre segunda y primera, desciende y se queda fuera de lo que se llama LaLiga y anoche en un comunicado dirigido a toda la ciudad señalaba: "Abandonamos el fútbol profesional por deméritos propios. No más explicación ni más excusas. En el mundo del deporte, habitualmente, se rehúye de la palabra 'decepción', pero no podemos calificar a este curso de otra forma. La temporada ha sido una decepción".
En otra parte de ese comunicado indica: "Nuestra afición es sin duda el motor de este club y de lo poco que nunca ha fallado. Su compañía y su empeño en creer nos ha mantenido con vida más tiempo del que la lógica dictaba, pero desgraciadamente no hemos estado a la altura".
Y, aunque después de pedir perdón viene a asumir responsabilidades, qué raro se hace encontrar a alguien, a una entidad, grupo o persona pedir perdón públicamente. Pues eso, la aguja en el pajar.