Nos vamos a Valencia, que estamos en Fallas, en concreto, en la falla municipal. El punto interesante está en una de las personas responsables de 'Cardioversió valenciana', el nombre de la falla, donde encontramos por un lado a Manolo García Lleonart pero, por otro lado, a Marina Puche, la primera mujer en conseguir diseñar la falla municipal.
Cardioversió valenciana
Para Marina Puche, la oportunidad de poder diseñar la falla municipal "es algo que, ojalá, hubiese pasado hace muchos años", aunque también reconoce que "es todo un honor". Sobre el diseño de la falla, para la diseñadora "es un gran corazón y simboliza un poco el tiempo que hemos estado" haciendo alusión a los últimos años con la pandemia, con "un corazón que ha estado hasta ahora parado" pero ahora "es un corazón florecido. Valencia vuelve a estar en flor, vuelven las fallas normales y está lleno de naranja y azahar".
El título, asegura, viene porque "en casa tuvimos un caso de cardioversión que nos explicaron que el corazón queda parado para luego volver a coger el latido, sin ninguna arritmia", un mecanismo biológico que le llamó la atención y decidió poner ese nombre a la falla.
Respecto al tamaño de la misma, Puche tuvo que tener el espacio en cuenta porque cada plaza en esta festividad "es un mundo y la falla siempre juega mucho con el entorno porque se va a ver en la calle y siempre es algo que hay que tener en cuenta". En este caso, explica que la disposición está tomada en cuenta porque "es una plaza abierta, muy espectacular y creo que al final la falla diseñada va acorde a lo que es el entorno".
¿Es difícil construirla?
Sobre el grado de dificultad que conlleva la creación de una falla, explica que este año, con la colaboración de Manolo y su equipo, "están muy especializados en hacer fallas de vareta, como de pequeñas maderas" por lo que "el corazón es todo de madera y está fusionado con más la ilustración, el color y crea un contraste chulo". Respecto a la forma de crearla, "para salir del taller está dividida en varias partes" como el corazón "en dos partes" que "eran 4.900 kilos la parte de arriba que se tuvo que poner sobre la de debajo" y con una altura de alrededor de 22 metros. Además, la artista explica sus raíces con las fallas puesto que le viene de familia: "mi abuelo hacía falla, mi padre también y son muy buenos artistas".
El día de hoy, cuenta, "toca que arriba del todo va otra figura, otro ninot, que se pondrá con la grúa y en el lateral también va otra figura" junto a los ninots de abajo ya que "la falla ha sido colaborativa, en sentido que la gente ha enviado sus ideas a un email que hicimos de lo que te hace tener el corazón contento".
Mujeres en las fallas
Como mujer, "este año yo creo que se nota menos, otros años sí que he colaborado con otros artistas" como la que realizó al año pasado que podía tener una visión más femenina ya que hablaba de pelos revindicando que "donde hay pelo, hay alegría" que era contaba "la problemática de las mujeres", aunque "de los hombres también". Aún así, ninguna mujer ha firmado una falla de categoría especial porque aunque "sí que hay mujeres en los talleres que están en las categorías especiales" pero "no ha firmado todavía una mujer", a lo que recalca "esperemos que sea pronto".
Un trabajo más
Marina Puche es licenciada en bellas artes por la Universidad Politécnica de Valencia pero no solo se dedica a las falla. "Todo lo que esté ligado con el arte en realidad me gusta y al final es todo un poco parecido" como con la ilustración puesto que "la falla es llevada a la ilustración en mi caso a tres dimensiones", comenta. A su vez, añade que "todo lo que esté vinculado con el arte, con la gracia del humor de lo cotidiano es algo que me gusta mucho" además de tener "una empresa familiar" junto a su hermana que se dedica al diseño de joyas y que se venden en la tienda del Museo Thyssen.