Hace tiempo que en los círculos vaticanos se hablaba del cansancio del Papa: por los movimientos del colegio cardenalicio, por las cuestiones económicas, agotado en el empeño de luchar contra los casos de pederastia. Pero dejar la tarea no entraba en el vocabulario pontificio. Hasta el día de hoy. Dijeron que sería un Papa de transición y ha conseguido sorprender.