OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Montoro y De Guindos cumplen el déficit y ya no son don Cicuta y don Rácano"

Hoy la cosa va de parejas mal avenidas. Dúos que no se tragan aunque salgan a actuar juntos. Martes y trece. Romina y Albano. Lewis Hamilton y Fernando Alonso. Bette Davis y Joan Crawford grabando juntas "¿Qué fue de Baby Jane?".

Quién meterá el canario en el horno para dárselo a cenar a la otra.

Hoy la cosa va de relaciones tormentosas entre tándems profesionales. Gente que no puede ni verse pero que está obligada a salir junta al escenario.

Este mediodía el escenario es la Moncloa. Y la pareja artística a la que dará entrada el portavoz Méndez de Vigo la forman los dos capitanes del llamado equipo económico del gobierno, que como todo el mundo sabe nunca fue un equipo sino dos y a la greña.

Cristóbal Montoro, contable-recaudador del gobierno y encarnación contemporánea del hombre del saco. Y Luis de Guindos, el ex futuro vicepresidente del gobierno, ex futuro presidente del Eurogrupo y ex futuro ex ministro, porque después de amagar con irse se quedó, y en el mismo puesto.

La pareja Guindos-Montoro raramente defrauda. El primero desplegará ante los periodistas el nuevo cuadro macroeconómico (el pronóstico del tiempo económico que nos espera este año, y el siguiente y el otro) y el segundo amenaza con colocarles a los informadores uno de sus powerpoints, las arenas movedizas en las que se mueve el ministro más confuso del gobierno (y de Europa, probablemente) cada vez que tiene que explicar lo que se ve claramente en la pantalla.

Comparecencia en pareja pero cada uno con su criatura. Los Presupuestos son cosa de Montoro. Las previsiones, de De Guindos.

Celebrarán hoy ambos que el gobierno ha alcanzado a hacer realidad aquello que llevaba años diciendo sin que fuera cierto: esta vez sí, en 2016 sí, el Estado ha cumplido con el objetivo de déficit público que nos había asignado Bruselas. O dicho de otro modo, cinco años después de que los gobiernos europeos se conjuraran para erradicar el déficit de nuestras vidas, y habiendo ido retrasando los plazos y aflojando los objetivos en vista de que no había manera de cumplirlos, cinco años después hemos cumplido por primera vez y con un déficit del 4,33 % del PIB. Es decir, que aún tenemos un desajuste del 4,33 %.

Para 2017 la meta es dejarlo en el 3,1, hoy veremos qué cuentas se ha hecho Montoro, basadas en qué previsión de recaudación y destinando los ingresos a qué partidas. En eso consiste este primer borrador de las cuentas que hoy salva el primer trámite en la Moncloa para ir camino ya del Congreso. Donde tiene amarrado el gobierno el apoyo parlamentario suficiente (Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria) para tumbar al PSOE y Podemos en su intento de devolver las cuentas, y a Montoro, a los corrales.

El concierto a dos voces de hoy será el anverso de aquella rueda de prensa desfondada de hace cuatro años, cuando salieron De Guindos y Montoro de luto riguroso y travestidos de tacañones: don Cicuta y don Rácano informando a los españoles de que el paro no dejaría de crecer nunca. Con Soraya de madre superiora y cara de enterradora, la cara de circunstancias que llevó a la prensa crítica, a la mañana siguiente, a dar por fracasado al dream team marianista y llevó a la prensa afín a preguntarse qué sentido tenía sacar a desfilar a la santa compaña. El trío de la muerte, hundiendo la moral de los pobrecitos inversores.

Parejas que se caen fatal pero que están obligadas a actuar juntas.

Mariano Rajoy y Albert Rivera.

Qué remedio.

Vuelven las aguas mansas a este matrimonio ciclotímico.

Se ha firmado la pax naranja.

No escucharemos, de momento, a Rafa Hernando llamando a Albert "naranjito".

No escucharemos a Rivera acusando a Rajoy de convertir España en un vertedero.

Unamos nuestras manos y que vaya cogiendo la puerta Pedro Antonio.

Los naranjas, bisoños, volubles y lo que usted quiera, decidieron hacerse valer después de que Rajoy los toreara cruelmente, y están a punto de salir enteros, y triunfantes, del órdago que plantearon.

En el Congreso han forzado la rectificación del PP, que ahora aplaude la comisión Bárcenas como si nunca le hubiera puesto un pero. Qué saludable este entusiasmo sobrevenido de los populares para investigarse a sí mismos.

Y en Murcia… En Murcia ha empezado a escucharse el réquiem por el presidente que dejó de serlo. Rivera ha quedado este viernes en Asturias con Javier Fernández para afilar el descabello del barón murciano. Todo lo que espera el líder de Ciudadanos es un gesto del responsable interino del PSOE que le permita a él justificar el sí a la moción murciana. Y eso es lo que Rivera cree que conseguirá hoy, la justificación para anunciar que la moción, si se vota —-como se vote—- sale adelante. Sabiendo ambos, Rivera y Fernández, que llegado ese momento será Rajoy quien firme la defunción de Pedro Antonio Sánchez. El sucesor del PP ya está calentando en la banda.

Y eso explica, seguramente, el cierto tono funerario de la portavoz del gobierno murciano, Noelia Arroyo, anoche en La Brújula. Glosando al jefe. Preocupado, tranquilo, fuerte, peleando hasta el final.

Ay, pelear hasta el final es empezar a asumir que el final está llegando.

Lo último de Venezuela.

La oposición reclama ayuda al Ejército y a los países americanos para que el autogolpe de Maduro, el madurazo, no prospere.