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Fernando Ónega: "No hay otra vía, pero la mesa de diálogo arranca con todos los problemas que podíamos temer"

Este cronista es de los que aplauden la iniciativa de hablar. Como dice Teresa Cunillera, no hay otra vía de solución. Pero este primer intento arranca con todos los problemas que podíamos temer. El más grueso, los emisarios catalanes.

Fernando Ónega

Madrid |

Ahí están los hombres de Puigdemont, su larga y amenazante sombra. Y esos hombres tienen la misión de lograr su libertad y de demostrar que España sigue en la represión y no quiere dialogar, aunque sea quien convoca la Mesa.

Como consecuencia, las aspiraciones de Torra: ha dicho, y por escrito, que busca, por encima de todo, que de ahí salga el ejercicio del derecho de autodeterminación, cuando lo acordado con Esquerra había sido someter a consulta lo que se acuerde, no necesariamente la autodeterminación.

Otro problema es el tiempo, que es preelectoral en Cataluña, Torra juega con eso, quiere el liderazgo independentista en el diálogo y eso desvirtúa y falsifica las posiciones. Para empezar, ya falsificó la Mesa, que no es de gobiernos, sino de partidos para colar a Puigdemont.

Y, por la parte española, espero que haya ductilidad, pero también defensa de la unidad nacional, que no se puede cambiar por el apoyo de Esquerra a los Presupuestos. Si no hay esa defensa, la sociedad se puede levantar contra el gobierno. Las posiciones no pueden estar más enfrentadas ni condicionadas por el clima social. Pese a todo, insisto, hay que intentarlo. Y si falla, intentarlo otra vez.