EL CIERRE DE TABOADA

Javier Ruiz Taboada: "Me he planteado si merecería la pena hacer un pacto con el diablo y venderle mi alma"

El periodista finaliza el programa imaginando lo que le pediría al dibalo a cambio de su alma.

Javier Ruiz Taboada

Madrid | 31.03.2022 13:41

Últimamente me he planteado si merecería la pena hacer un pacto con el diablo y venderle mi alma, mi mente, mi próstata en particular y mis ojos en general, a cambio de una vida mejor o un capricho imposible de conseguir.

Porque puesto a poner mi futuro en manos de cualquiera, que al menos sea en las de un profesional de cuerno a rabo. Lograr que el diablo, con ese intercambio, te concediera poder tener lo que quisieras por muy milagroso que pudiera parecer.

No sé, pedirle a cambio del alma: un microondas que enfriara la comida al instante, un unicornio de cuatro hojas, un trébol de tres patas, a Pandora sin la caja, la paz en el mundo (pero en otro, que este no se la merece), un diamante que no fuera demasiado bruto, un cielo líquido en el bañarme desnudo, un extintor de impuestos, una red de transporte púbico, un abre fácil fácil de abrir, que no subieran los precios antes de rebajarlos, una puerta giratoria que se pudiera cerrar de un portazo, la llave y la cerradura de la felicidad, un marco que fuese incomparable de verdad, un cajero automático del que sacar tiempo, un te quiero que no se gastase, un espejo al que le gustes, un ahuyentador de insomnios, viajar a cualquier lugar con solo desearlo en un abrir y cerrar de ojos, un agujero negro de bolsillo, hacer el amor en el asiento de atrás del infinito, llegar al horizonte y pasarse de la raya, encontrar el por qué.

Y pongo al diablo por delante como conseguidor porque es más fácil que se nos aparezca La Bestia cualquier día en este infierno, que el Genio de la lámpara, sin olvidar que ya nos advirtieron en el anuncio que “el frotar se iba a acabar” y sin frotar no hay lámpara que escupa genios.

Luego me pongo a imaginar lo que haría el diablo si fuera el dueño de mi alma y se me pasan las tonterías.