Soy amante del deporte pero no de los ciegos voluntarios, cuando algo atufa, no me suelo girar tapándome la nariz. Si uno de los hijos de Donald Trump actúa de mecenas en los llamados “Juegos Mejorados” (eufemismo que se traduce en deportistas que se pinchan lo que quieren para rendir más), nos parece que pega con el deambular familiar por ese mundo que transitan… pero siendo rigurosos, la relación de doping y deportista es muy seria y nunca pasa de moda.
Te he hablado alguna vez del número uno del tenis actual, un pelirrojo medio italiano y medio austríaco de brazos a lo Fido-Dido y de sonrisas contadas. La Agencia Mundial Antidopaje le pilló en un renuncio que él achacó a uno de sus preparadores y ahora, tras haber estado el asunto en hibernación, hemos conocido un castigo pactado de 3 meses que además coincide en el calendario con vacío de torneos Grand Slam.
El positivo por clostebol (que para mas inri es un anabolizante parido en la extinta RDA), lo condonó la Agencia de Integridad del Tenis tras escucharle y así Sinner pudo llevarse hasta 5 títulos. La AMA recurrió la vista gorda y en abril esperaba el TAS para enjuiciar. Pero este encamamiento lo borra todo. Hay miel y hay hojuelas. El chaval dijo que su fisio se hizo un corte, se dio un cicatrizante que contenía la sustancia prohibida, y con el masaje diario penetró en su cuerpo. Cierto es que el clostebol no ayuda a rendir más, no hay beneficio. Tú te sientes inocente, pero pese a ello pactas sanción. ¿A que estamos ante un enredo con partes oscuras?
Pues este embrollo me parece más fácil de digerir que el asunto de los árbitros, los insultos, las conspiraciones, las ligas contaminadas y todo ese ruido que hace del fútbol menos fútbol. Como se entere Trump Junior… nos apadrina también.