Antonio de Valladolid confiesa que es "un desastre", porque siempre pierde "los ordenadores de empresa y toda la tecnología" que le dan. "Ya me han dicho a que la siguiente vez me lo cobran", cuenta. Y destaca que su mujer siempre le reprocha que haya perdido el anillo de boda, pero que un día "llegó la venganza": "Se olvidó a nuestra hija pequeña en el supermercado, y ya me encargo yo de recordárselo cada vez que pierdo algo", asegura.
Desde Barcelona nos llama Amanda para contar que cuando dio a luz a su hija, que ahora ya tiene 52 años, salieron "cargados de cosas" del hospital, tras 15 días ingresada. Fueron a casa de su suegra para enseñarle a la niña, con todas las cosas a cuestas, "y cuando llegamos, todos emocionadísimos, me mira mi suegra y me pregunta '¿pero dónde está la nena?'". Resulta que llevaban tantas cosas encima que se la habían dejado en el hospital.
Nos vamos a Madrid, desde donde Mari Carmen nos habla de una prima suya muy despistada. Recuerda que una vez se le olvidó que tenía concertada una cita en un estudio fotográfico para una sesión con sus hijos. "Estaba tan acostumbrada a dejarlos con su madre, que primero fue a llevárselos", cuenta. Al llegar a la casa, entró y le dijo con naturalidad "te dejo a los niños que tengo que ir a hacerles fotos".
Y desde Madrid también nos habla Joaquín, para contar que sus primos se fueron de viaje a Jerez en coche "con 25 bultos y la abuela", pero que cuando llegaron a su destino se dieron cuenta de que se habían olvidado a la abuela en casa esperando. "Yo creía que habíais ido a por gasolina", dijo la anciana cuando regresaron.