Rajoy ha ido a remolque y ha sido humillado una y otra vez, con la celebración de la consulta del 9N, con la aprobación de las leyes de desconexión, con las urnas del uno de octubre, o con la semideclaración de independencia unos días después. Pero ahora, el anuncio del 155 ha resituado la iniciativa política en manos de Rajoy. Es por eso que Moncloa no quiere devolvérsela a Puigdemont, dándole la oportunidad de paralizar el 155 con solo convocar elecciones.
Pero, la realidad, es que si Puigdemont las convoca puede provocar la fractura en el bloque rocoso que ahora forman los independentistas, pero también entre Rajoy y Pedro Sánchez. Al PSOE, con su eslabón más débil que son los socialistas catalanes, le sirve con las elecciones. Y eso pone en riesgo el operativo de Rajoy para paralizar el proceso independentista. Estamos en horas decisivas.