En realidad, el domingo empieza todo. El gobierno pide apoyo. Ciudadanos se lo da sin condiciones. Y el PSOE se lo da, pero con condiciones. Es normal. Pedro Sánchez no ha tenido suerte con el calendario. Consiguió su segunda elección como líder socialista con el famoso, y ya casi olvidado, "no es no" a Rajoy. Y al poco tiempo exigió la dimisión del presidente por los casos de corrupción.
Pero ese alto ritmo que había imprimido a su acoso político a Rajoy se ha frenado en seco por culpa del referéndum. A Sánchez le incomoda tener que visitar Moncloa tan a menudo. Le incomoda la actitud de Ciudadanos, que le pone trampas por el camino. Le incomoda que Barcelona se llene de guardias civiles. Y le incomoda que Podemos le presente como si fuera un aliado del PP. A Pedro Sánchez no le resulta fácil abrirse hueco en un espacio político tan estrecho. Pero en ello está.