La política es, entre otras cosas, una cuestión de tiempo. La duración de los periodos electorales condiciona el ritmo de la gestión política. Y Pedro Sánchez no dispone de mucho tiempo. Por eso ha tenido un inicio casi espasmódico de su mandato como presidente del Gobierno.

Conforme pasa el tiempo y nos acercamos al congreso del PP, más evidente resulta el pánico que sienten muchos de los actuales dirigentes del partido ante los efectos que pueda provocar el proceso de primarias que ellos mismos diseñaron.

Durante los 40 años de democracia, los gobiernos del PSOE y del PP han tenido siempre la misma táctica al enfrentarse con los problemas provocados por los nacionalistas vascos y catalanes.

Nadie dijo que gobernar fuera fácil. Pedro Sánchez nunca se ha engañado sobre eso. Ha sabido superar muchas dificultades durante su carrera política. Las más intensas, dentro de su propio partido. Y sus pésimos resultados en las dos elecciones generales a las que se ha presentado parecían el augurio de su fracaso definitivo.

Los inscritos e inscritas del Partido Popular se lanzan desde ahora y hasta esta noche a eso que los cursis llaman "la fiesta de la democracia". Van a participar con su voto en la elección de su presidente. ¿Qué podría salir mal? Pues, nadie lo sabe. Pero cualquier cosa podría salir mal.

En este mes de presidencia de Pedro Sánchez hemos podido comprobar que, al contrario de lo que dicen desde el PSOE, los partidos que apoyaron la moción de censura sí se están cobrando el precio de haber llevado a Sánchez a La Moncloa. Al PNV le paga con el acercamiento de etarras.

La historia nos dice que la política del apaciguamiento solo funciona cuando se aplica con adversarios moderados.

Pedro Sánchez sabe que tiene una gran ventaja en este momento: sabe que tiene tiempo.

Estos días nos hemos preguntado por la actitud que tendría la militancia del PP ante la responsabilidad de elegir por primera vez al presidente de su partido. Ahora sabemos que el entusiasmo de los militantes es limitado, porque se han inscrito muy pocos.