Antes de responderte, déjame dar unos datos: de los 188 nuevos jueces que hoy recibirán sus despachos, 73, un 40 por ciento, se quedarán en Cataluña. Y aun así, no se cubrirán todas las 106 vacantes que hay en la comunidad.
Si hay tantas vacantes, es por una razón: porque los jueces no quieren trabajar allí.La huida, porque se puede hablar de una auténtica huida, empezó a ser noticia en 2017, año de la Declaración Unilateral de Independencia, cuando se marcharon 21. La cifra se elevó a 48 en 2018, año del proceso a los líderes independentistas en el Supremo. Desde 2017 hasta hoy se marcharon de Cataluña 172 jueces y magistrados. La relación de salidas y procés es evidente. Luego, las causas son políticas.
Hay una evidente presión sobre el estamento judicial,que alcanzó niveles casi terroristas en las agresiones a la propiedad del magistrado Llarena, que provocaron miedo en sus compañeros. Hay presiones ambientales contra la Justicia, visibles cuando se trata de considerarla instrumento de la supuesta represión del perverso Estado español sobre los bondadosos independentistas.
Y los afectados sufren dificultades de integración en la sociedad de las zonas de Cataluña donde España ha dejado de existir, el Estado es considerado invasor, los administradores de la Justicia son su instrumento legal y la ley se incumple delante de sus ojos. La deserción de jueces es el mayor triunfo del independentismo y la consecuencia de la deserción del Estado español.
