Entiendo que este indulto pueda desorientar a la audiencia. O al menos, la que no está familiarizada con la NBA. Porque voy a indultar a Jota Jota Barea. O Yei Yei Barea, que es como se le conocen, universalmente, abreviando las iniciales de José Juan.
Ya os digo que tiene un anillo de campeón de la NBA, lo conquistó con Dallas en 2011. Y que lo acaba de fichar el Estudiantes, no en la plenitud de jugador, 36 años ha cumplido, pero sí con todas las razones para estimular el entusiasmo de la afición, ahora que Filomena ha devastado la Nevera.
Yei Yei Barea Mora. Me gusta este jugador. Buen tirador de tres, buen organizador de juego. Cónyuge de la fabulosa modelo Viviana Ortiz. Le sobran, a él, varios kilos y algunos años, pero reúne suficientes razones para considerarlo un refuerzo y para rescatar al equipo de su gran periodo de depresión.
Ha jugado 15 años en la primera liga del planeta, entre Dallas y Minnesota, pero más llamativos resultan sus primeros clubes. Los indios de Mayagüez y los Cangrejeros de Santurce. Que no es un equipo de Vizcaya, sino un club portorriqueño que sirvió de palanca a la gran carrera en la NBA.
Estudiantes se ha adelantado a ficharlo. No ya porque Barea, colega de Doncic en Dallas, se había quedado sin equipo de altos vuelos, sino porque ha sabido explorar un argumento sentimental.
José Juan dijo hace muchos años que le gustaría jugar en España porque su abuelo había nacido en Ribota de Sajambre, que no es un topónimo inventado de una novela de García Márquez, sino un municipio de León donde crecieron los Barea de toda la vida.
Y donde ahora vuelve Yei Yei para resucitar al Estudiantes. Y no porque sea un gigante. Barea mide 1,77.
