A la costa del Azahar, el desierto de las Palmas, las Columbretes, la Magdalena y el Grao, el Fadrí y el Gurugú. A Castellón hay que venir todos los años salvo que uno tenga la suerte de no tener que venir porque ya viva aquí, que es lo que os pasa a todos vosotros, castellonenses orgullosos de serlo.
Si nos hubiéramos ido a Buenos Aires hoy a hacer La Brújula, igual nos hubiera pasado lo que a los directivos de Repsol en YPF, que se han plantado los enviados del gobierno en su sede para desalojarlos a todos al grito de recojan sus cosas y de vuelta a España. Pero como nos hemos venido a Castellón no corremos el riesgo de que nos pase.
Aquí no tiene mano Cristina Fernández de Kirchner, esta mujer que acaba de enemistarse para siempre con Mariano Rajoy lanzando a nuestro gobierno un desafío en toda la frente (o en todo el bajo vientre, según se mire). De manera que podremos, de aquí a las doce, disfrutar de la costa del Azahar, el desierto de las Palmas, las Columbretes, la Magdalena y el Grao, el Fadrí y el Gurugú.
El gobierno, la verdad es que las está pasando canutas porque el día que no se le va la prima de riesgo a los 440 puntos (como hoy), descarga tormenta sobre el Palacio de la Zarzuela (como hoy) o se lía la manta a la cabeza la presidenta argentina y se queda, por las bravas, con YPF, la empresa petrolera que hasta el momento era propiedad de Repsol (como también ha ocurrido hoy).
Cristina (ese modelo de sobriedad en el discurso) ha acabado haciendo lo que ya la semana pasada se dijo que iba a hacer, aunque luego saliera el gobierno argentino a echarle agua fría al incendio: expropiar YPF a Repsol, que en la práctica es lo que va a hacer Argentina. Dices: pero vamos a ver, si este fin de semana dijo el ministro Soria que el asunto estaba encauzado tras el bocinazo español del jueves. Bueno, tratándose de Cristina uno nunca puede fiarse. El gobierno español tocó todos los resortes que tenía a mano para disuadir a la presidenta de la expropiación. E hizo advertencias que todos recordamos: habría respuesta, medidas que, como dijo Sáenz de Santamaría, no se anuncian sino que se adoptan; el ministro de Exteriores, García Margallo, recordó que somos el primer inversor europeo en Argentina y advirtió que una ruptura por este asunto iría más allá de la mera economía.
Cuando has dicho todo eso puede pasar dos cosas: que la situación se arregle y puedas anotarte, con razón, un triunfo; o que el conflicto estalle, en cuyo caso tienes que convertir en hechos todas tus palabras. En ese momento procesal estamos: a la espera de la respuesta del gobierno de España a la agresión que acaba de sufrir una de las principales compañías españolas.
Debe de estar pensando Rajoy que todo se le pone cuesta arriba, que en qué hora. Si lo sé, no vengo. Las encuestas revelan que el escepticismo es cada vez mayor entre los españoles. Aunque, a la vez que cae la popularidad del gobierno popular, sigue cayendo también la del Partido Socialista. A Rajoy la sociedad le juzga severamente, pero es que en Rubalcaba es que ya ni se fija. Los españoles somos cada vez más pesimistas, cada vez más descreídos y cada vez más críticos. Se empieza a atribuir al presidente de ahora lo que ya se atribuyó al presidente de antes: que improvisa.
Esto en los actores y los cantantes se aplaude mucho, pero en los presidentes, se censura. Porque transmite la sensación de que uno va poniendo parches, trampeando, que todo se hace para ganar tiempo, que es la forma más rápida de perderlo.
El escepticismo es grande, pero al final también sabemos que no nos queda otra que confiar en qué dé resultado todo lo que se está haciendo. Que dén resultado los recortes, que aquí, en Castellón, también los está habiendo, ¿verdad? Del servicio de limpieza, del alumbrado, los gastos del ayuntamiento. Castellón es tierra de gente trabajadora, tierra de cerámica, de muebles, de calzado y de cultivos. Y tierra con problemas, que tampoco lo vamos a ocultar, ¿verdad? Con problemas para encontrar trabajo que tienen desanimados a quienes ya los sufren y a los chavales que estudian en esta universidad Jaume I y que no paran de escuchar lo difícil que está ahora todo para conseguir un empleo.
Ya sabéis que ahora también se va a reformar también la Universidad, para que haya menos universidades y con más alumnos por aula. “Reformar” en España significa “achicar”. “Achicar agua”, a ver si así paramos el naufragio. En realidad no es que “reformar” signifique eso, sino que el gobernante, como siente alergia a llamar a las cosas por su nombre, las rebautiza.
· Como “hacer pagar más por todo” no suena bonito, se le llama “pedir un esfuerzo a los ciudadanos”.
· Como “cerrar campus” suena feo, se le dice “reformar el modelo”.
· Como “amnistía fiscal” levanta ampollas, le dicen “regularización fiscal con gravamen”.
· Y como “matar elefantes” está mal visto, se le llama “viaje privado”.
Anda que no ha dado que hablar lo del Rey. Tanta guasa con el pobre Froilán y, al final, el peor tiro en el pie es el que se ha dado don Juan Carlos. Hay gente que dice que lo peor es que mantuviera el viaje en secreto, o que esté de cacería mientras aquí nos come la prima de riesgo. Pero yo creo que lo peor es la foto. La foto con el elefante difunto. Criatura. Quiero decir que si te pillan cazando un león, o una pantera, es distinto. Porque tiene más peligro. Y más mérito. Porque el león va pegado a la tierra y a toda velocidad. Es más difícil darle. Pero a un elefante, tan gordo, tan torpón, tan lentote.
La gente tiene una idea de los elefantes muy equivocada. Se cree que todos son como los del circo, que andan a pedales, te acarician con la trompa y, si se lo pides, te dan la patita. Pero un elefante enfadado corre que se las pela y, si va a por ti, ya puedes andar ligero de cadera que te cruje. Qué pasa, que una vez que lo ves al pobre ya finiquitado, cuerpo a tierra y con la trompa flácida, es imposible que no te dé pena. Y que, por muy rey que sea el que lo ha matado, te desagrade. Uno no presume de matar a Dumbo. Y si te vas a accidentar, por lo menos que sea persiguiendo a tu presa, ¿verdad?, no de un tropiezo en el bungalow, que queda poco regio. Bueno, como dice la revista Time, seguramente no es un buen momento para ser rey en España. Está viviendo la monarquía española eso que Isabel II llamaría annus horribilis.
Yo, en esto de los safaris, estoy con Gila. Miguel Gila tenía un número en su espectáculo que era el cazador que ha viajado en secreto a la selva y llama a su señora. Le dice:
- Julita, que estoy en África. Sí, en lo salvaje. No, más abajo. Si coges el mapa, al final de la hoja, ahí, donde lo verde. Oye, que necesito que me mandes una brújula.
- Sí, una brújula, porque me he traído un reloj y cuando quiero ir al sur me voy a las cuatro y veinte.
Lo más importante para no equivocarse, también cuando eres rey, son estas dos cosas: una brújula y un reloj. El sentido de la orientación y el sentido del tiempo. O dicho de otro modo, tener claro hacia dónde pretendes ir y en qué momento de la Historia te encuentras.
Yo creo que los políticos, en el fondo, están encantados con esto del Rey. Dicen: “cuanto más se hable de sus tropiezos menos se habla de los nuestros”. La recuperación de don Juan Carlos es cuestión de unos pocos días y todos nos felicitamos por ello. Dijo ayer Rajoy: “he encontrado al Rey con ganas de volver pronto a sus actividades”. ¿A sus actividades? ¡Tiembla, Dumbo!
Mira, yo pienso que lo más normal del mundo es que haya personas que sean monárquicas y personas que sean republicanas. Ahora, no conozco ninguna persona que sea lo uno o lo otro porque el rey cace elefantes. Razones más serias habrá para cada una de las posiciones. Y a ver si alguno de los que hoy pedían la abdicación no acaba pidiendo al monarca que agarre el avión y se plante en Buenos Aires a poner firme a Cristina, la presidenta.
Gracias por venir y buenas tardes.