OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Rajoy quiere dar la cara en el hemiciclo aunque se la partan"

Hoy ya si. Hoy ya pisará, por fin, Pablo Iglesias el palacio de la Zarzuela. Podrá hablar un rato largo, y a solas, con el rey Felipe. Intentó en su día el líder de Podemos que la corona hiciera por verle, cuando dejaba caer que le habían dicho que a Letizia le gustaría conocerle, ay Letizia, pero no ha sido hasta hoy, una vez que Iglesias ha consumado no el asalto a los cielos sino la entrada en el Parlamento al frente de un nutrido grupo parlamentario, cuando el jefe del Estado le ha convocado para saber qué intenciones tiene.

Carlos Alsina

Madrid | 22.01.2016 08:07

Pablo en la Zarzuela. Sin corbata, sin chaqueta y sin Juego de tronos. Hoy no hace falta que le entregue a don Felipe un tutorial para entender la política española porque es el rey el que mejor sabe cómo está el patio. Cómo está hoy y cómo estará en cuanto pase la primera sesión de investidura y se confirme que Rajoy se ha terminado. En la Moncloa ya no disimulan: llegados al final de la primera ronda de consultas, y sin acuerdo posible con el PSOE, la suerte para el actual presidente está echada. Tanto que si hubiera querido ahorrarse el trago de fracasar en la investidura sólo habría tenido que hacérselo saber al rey para que éste, elegantemente, apartara de él ese cáliz.

Pero Rajoy quiere salir a la plaza a reivindicarse como lo que es —-el más votado—- aun sabiendo que le van a llover almohadillas. Y banderillas y estocadas. Cuando el Rey le pregunte a Rajoy si está por la labor, el presidente terminal responderá lo que dijo a la prensa.

Dar la cara en el hemiciclo para que te la partan. En la primera votación y en la segunda. No será una sesión de investidura, porque investido no va a ser. Será sesión de des-investidura, el primer capítulo, la antesala, de la pérdida de poder, Rajoy desnudo.

Que Rajoy salga arrastrándose del Congreso es justo lo que Sánchez viene queriendo que suceda. No le hacía ninguna gracia al Partido Socialista que se extendiera la idea de que podría ser a él, a Sánchez, a quien el rey le propusiera ya formar gobierno. Quieren ceremonia pública de fracaso, de caída en desgracia, la liturgia del hundimiento: esto que nunca antes sucedió, un presidente en funciones refutado por el Congreso. La guillotina parlamentaria. El duelo de los suyos y la celebración de sus adversarios. El clímax con el que se cerrará el primer acto. La estación términi de Rajoy, una suerte de moción de censura que permita a Pedro Sánchez emerger como candidato alternativo. Y quién sabe si empezar a abandonar ya entonces este tono agrio al que sigue abonado cada vez que se refiere al actual presidente.

Reclama el aspirante a Rajoy que busque el apoyo de los grupos políticos a la vez que él mismo se niega a escuchar siquiera lo que tenga que plantearle.

En el Partido Popular, defraudados porque no se ha producido en el PSOE la rebelión interna que esperaban, sea abonan al único discurso que ahora creen que pueden hacer: el de censurar a Sánchez por levantar un cordón sanitario contra el partido que representa a siete millones de votantes.Núñez Feijóo insistió en La Brújula en que lleva a su partido a la ruina.

En ausencia de voces significadas del PSOE que, en público, le digan a Pedro Sánchez que frene, quien habla hoy es el diario de referencia en Ferraz, El País, en un editorial en primera plana que da por muerto a Rajoy pero da también por desnortado al secretario general de los socialistas. De “estrambótica amalgama” califica la supuesta suma de PNV, Podemos, ERC y Convergencia para la investidura. De “ingenuo intento de convertirse en líder nacional” califica al propio Sánchez, a quien intenta disuadir de gobernar en minoría con sus noventa –sólo noventa--- escaños. “Si lo hiciera”, dice –o le dice—sería desde el minuto uno rehén de causas que van contra el interés de los ciudadanos y contra la voluntad de una gran mayoría de los votantes del PSOE.

El título del editorial deja pocas dudas: “Rajoy no puede, Sánchez no debe”. Y la conclusión también: “Antes que buscar una investidura a cualquier precio, el PSOE debe reflexionar sobre el papel que le corresponde a una fuerza europeísta, moderada y madura”. Que traducido significa: dónde vas, Pedro, de la mano de Podemos.

El jueves nos preguntábamos a esta hora si acabaría diciendo algo Felipe, el pope Felipe, tan alérgico como él es a todo lo que representa Podemos. No ha hecho declaraciones el ex presidente, ha preferido inspirar un editorial en el diario que más respaldo ha prestado, hasta la fecha, al secretario general socialista. Una vieja historia que se repite y que ya sucedió en tiempos de Rodríguez Zapatero: el diario El País marcándole el camino a un líder renuente que considera que ya puede volar solo. Y que está decidido a hacerlo. Si es preciso, o eso parece, desoyendo al influyente grupo Prisa.

El líder socialista llegará al comité federal de su partido sin haber pisado la línea roja de la autodeterminación y blindadocomo aspirante con chance a la presidencia— contra los intentos de frenarle: no se descabalga a un secretario general que puede llegar a presidente. Diga lo que diga El País. Todo lo que le reclamarán los barones —en el único papel que les queda, que es de marcaje— que someta los acuerdos de investidura al veredicto del comité federal. Pero sabiendo, o resignándose a admitir, que el veredicto será favorable.