O quizá no. Quizá no han calado ni hondo ni no hondo porque, de las dos horas y pico que duró el debate, esto del Brexit les llevó exactamente veinte segundos. Sólo dos frases dijeron los candidatos.Una Pedro Sánchez y otra Pablo Iglesias.
No hubo más. Y resultó significativo que el presidente del gobierno en funciones, que es quien habrá de manifestar el viernes de la próxima semana la postura de España si el Reino Unido vota ruptura, no dijera ni media palabra sobre el asunto.
No cabe reprocharles a nuestros cuatro pedidores de votos que pasaran olímpicamente del Brexit porque ellos, al final, hablan de lo que creen que le interesa al pueblo. Y en rigor habremos de admitir que ni en las inquietudes ciudadanas ni en las prioridades de los medios de comunicación ha ocupado, hasta ahora, un lugar relevante este movimiento sísmico que, al paso que van las encuestas, se va a producir dentro de dos jueves.
[[DEST:"Hace un mes, la salida del Reino Unido de la UE parecía ciencia ficción. Ahora las encuestas se han dado la vuelta"]]
Hace un mes, la salida del Reino Unido de esta Unión Europea nuestra tan cuestionada parecía ciencia ficción. Los sondeos anticipaban que Cameron, el rey de los referendos, ganaría la apuesta a los euroescépticos como se la ganó, en Escocia, a los independentistas. Un mes después, las encuestas se han dado la vuelta y aquel escenario que parecía marciano empieza a ser crudamente británico. “Cuidao, que se van”, es la frase que empieza a repetirse en las sedes de los gobiernos europeos. Bueno, de los gobiernos europeos salvo el de España. Aquí la frase que ha hecho fortuna en la sede de la presidencia es que en el debate del lunes estaban un zombi, un veleta y Heidi con coleta. Pudiendo celebrarle un chiste a Rafael Hernando para qué vas a romperte la cabeza con el portazo que los ingleses pueden acabar dándole a la Unión Europea.
Hace dos años, estos mismos partidos que nos piden el voto para gobernar España intentaron convencernos de que no había nada más relevante para nuestro porvenir que lo que pasara en Europa. De cómo fuera la Unión Europea, qué políticas aplicara y qué pasos diera, dependía lo que nos acabara sucediendo en España. Naturalmente, eso fue en la campaña de las elecciones europeas. Cuando el debate era Merkel sí, Merkel no; lo perversa que era Alemania; la esperanza blanca que eran Hollande, y Renzi y la pareja Tsipras-Varoufakis. El gran debate era cómo estábamos construyendo Europa. Si había que ceder cada vez más soberanía —como sostienen los dos partidos mayoritarios— o al contrario, recuperar soberanía para los Estados —como defienden los llamados euroescépticos—. En aquellas elecciones ganaron peso los partidarios de revisar la forma en que se va haciendo Europea: en Francia, en Italia, en España…y, sobre todo, en el Reino Unido. El UKIP ganó las europeas en Gran Bretaña describiendo la UE de la misma forma en que ayer lo hacía el Sun, el diario más vendido de aquel país: como un freno al progreso del Reino Unido, un lastre que le hace cargar con los problemas crónicos de otros países. El Sun mencionaba ayer tres ejemplos: Grecia, Italia y España. La España en que el 45% de los menores de 25 años está en el paro. Se siguen adhiriendo a la UE, pregonan los partidarios de irse, países pobres y aún peor gobernados que estos.
[[DEST:La campaña del referéndum británico se está pareciendo mucho a la de las elecciones catalanas]]
La campaña del referéndum británico se está pareciendo mucho a la de las últimas elecciones en Cataluña. El discurso del mundo feliz (todo serán ventajas) de quienes están por la independencia frente al discurso del riesgo infinito (el apocalipsis) de quienes están por la permanencia.
Las bolsas europeas, que funcionan como mecanismo de alerta temprana de los tsunamis, acumulan ya varios días temblando. El resquebrajamiento de la Unión Europea, tan crucial para el porvenir de nuestro país (como nos decían todos hace sólo dos años) puede empezar a producirse el mismo día que se cierra la campaña electoral en España.