Después de tanto días en vigilia por lo que se temía que fuera el fatal desenlace de su última recaída, la familia Mandela (enfangada en sus propias y nada íntimas trifulcas) ha organizado una fiesta en el hospital de Pretoria para festejar su cumpleaños. Y coincide, como cada año, el cumpleaños de Madiva con el aniversario del proceso de Rivonia, el juicio en el que fue condenado a pasar el resto de su vida entre rejas. Hoy el ministerio del Interior de Suráfrica, sumándose a la celebración por la vida --que continúa-- de Mandela anunció la emisión, como regalo al ex presidente, de su documento nacional de identidad en soporte digital. Es el nuevo DNI surafricano, en formato tarjeta de crédito, que sustituye al librillo de tapas verdes modelo pasaporte, el documento verde que los negros, sobre todo los negros, estaban obligados a llevar siempre consigo en los años del apartheid porque en cualquier control policial, o en cualquier sitio --con o sin motivo-- podían exigírselo. Dice el gobierno de Zuma que la implatación del nuevo documento de identidad es otro símbolo más del avance del país, dejar atrás aquellos años tan oscuros.
Y como cada cumpleaños del líder surafricano es también hoy el Día Internacional de Mandela, que es un invento reciente de las Naciones Unidas (año 2009) en el que se anima a las sociedades de todos los países a trabajar por la reconciliación y los derechos humanos, estos valores que encarna el Mandela que salió de prisión para convertirse en presidente de los surafricanos (y estos valores que ignoran y desprecian por completo algunos dirigentes políticos que, como los hermanos Castro, se llenan la boca hablando de Mandela como si fuera uno de los suyos). En Suráfrica esta jornada se celebra, además, con el llamamiento que hace la fundación del ex presidente a dedicar algo más de una hora, o el tiempo que uno pueda, a realizar alguna de las 67 actividades que relacionan en su página web y que nueve de cada diez jóvenes surafricanos declaran secundar tal día como hoy, cada año. En este día de Mandela, haz algo por los demás, dicen:
• Ayuda a una persona mayor a hacer la compra.
• Patrocina a un grupo de estudiantes que quieran ir al teatro.
• Págale una silla de ruedas a quien la necesite.
• Háblale a tu familia del VIH.
• Dona tu ordenador viejo.
• Ayuda a alguien a sacar adelante su negocio.
Tareas sencillas que sólo dependen de la voluntad sincera de realizarlas. Anímate. Dice la Fundación: anímate, seguro que se te ocurre una forma de dar satisfacción hoy a quienes te rodean.
En este día de Mandela, haz algo por los demás.
• Revela, de una vez, cómo has amasado tu fortuna en Suiza.
• Responde a quienes te quieren hacer unas preguntas sin ponerles topes o cortapisas.
• Renuncia a ser afiliado de un partido político si eres magistrado del Tribunal Constitucional. O renuncia a presidir el Tribunal, si eso te resulta más sencillo.
En este día de Mandela, haz algo por los demás.
• Dedícales unas palabras a quienes quieren oir tu voz...en el Parlamento.
• Comparte con los demás el mango de tu sartén, Susana.
• Aclara ya cuándo te vas, Griñán.
• Descansa hoy del twitter, Toni.
• Artur, deja ya el raca raca.
En este día de Mandela, haz algo por los demás.
• Deja ya que se vengan, con sus críos en brazos, los padres españoles que han recibido a niños marroquíes en tutela, Mohamed VI.
• No espíes a quien no ha hecho nada para ser espiado, Barack.
• Ponle una cama a Snowden en el aeropuerto, Vladimiro.
• Jubílate, Berlusconi, jubílate. Pero esta vez, de verdad.
En este día de Mandela, haz un acto de justicia. Felicita a José Blanco porque ya no está imputado en el caso Campeón. Proclama que hoy ha quedado limpio, por decisión del Tribunal Supremo, de polvo y paja. Su horizonte penal queda definitivamente despejado y ahora se entiende por qué puso tanto empeño en diferir su renuncia al escaño y supeditarla a un eventual procesamiento. De haber seguido su doctrina de otros tiempos (de la que ahora, humildemente, abjura) tendría que haber entregado el sillón en cuanto fue imputado. Hoy, sin embargo, habría quedado limpio pero ya no tendría escaño. La Sala de lo Penal del Supremo ---que son tres jueces--- no comparte el criterio del instructor –--que es un juez--- sobre el presunto tráfico de influencias. Aunque existió una gestión del ministro para que el ayuntamiento de Sant Boi concediera la licencia de construcción de una nave a la empresa de su amigo Orozco, y aunque al final el ayuntamiento accedió a conceder la licencia, el Supremo entiende que Blanco no recurrió a su predominio sobre el alcalde ni ejerció fuerza moral, por lo que no se dan los requisitos para apreciar el delito de tráfico de influencias. Y como el otro posible delito, el de cohecho impropio, ya lo había desestimado el juez instructor, fin de la historia. Habrá juicio por el caso Campeón, pero no será juzgado en él José Blanco. Es probable que nunca más, el resto de su vida, pare el coche en una gasolinera para recoger a nadie, pero queda judicialmente exonerado y, aunque él diga que no aspira a regresar a la primera línea y que no aspira a dirigir el PSOE gallego, es conocido el dicho: nunca digas de esta agua no beberé ni este cargo no acabará siendo mío.