Resumen de la España de final de mes:
· El Gobierno puso el huevo de su reforma fiscal, con rebajas por abajo, subidas por arriba y un empeño casi obsesivo en proclamar que esto no se parece en nada a lo que están haciendo ni el PP ni Ximo.
· Al comisario de Justicia europeo, éste que ha venido de visita, o le han engañado el PSOE y el PP o son el PSOE y el PP los que nos tienen engañados a todos, porque se ha ido el hombre convencido de que la renovación del Poder Judicial está hecha. Y el cambio de sistema para elegir vocales en el futuro, también.
· Y Cataluña: los de Junts se han arrugado, se tragan, enterito, el sapo que les ha servido Pere Aragonés y permanecerán en el gobierno. Con cara de acelga, bufando, pero atornillados al sillón.
Septiembre se acaba. Y en octubre, si tenemos suerte, se consolidará la tendencia de la inflación a la baja y podremos empezar a creer que en algún momento de nuestras vidas dejaremos de pagarlo todo a precio de oro. No, ese momento aún no ha llegado. Nueve por ciento de inflación es mejor que diez y medio, pero sigue estando muy lejos de esto que los Bancos Centrales llaman una inflación compatible con el crecimiento y el empleo.
No diré que se haya visto obligado Sánchez a entrar en la competición del populismo fiscal
Bueno, la ministra Montero, como anticipamos aquí, remató ayer la negociación que tenía consigo misma y con Yo Yolanda y presentó en sociedad su esperada reforma fiscal inesperada. Esperada porque el calendario obliga a informar a las Cortes de los planes de ingresos y gastos para el próximo año e inesperada porque hasta hace dos semanas no se le había escuchado una palabra al gobierno sobre la conveniencia de aliviarle el IRPF a las rentas más bajas. No, no diré yo que sea el efecto dominó de las rebajas fiscales del PP y mucho menos que se haya visto obligado Sánchez ---empujado, forzado--- a entrar en la competición del populismo fiscal para no perder el favor del público contribuyente. No seré yo quien diga del gobierno lo que el gobierno ha dicho de Ximo Puig, por entendernos.
Antes de ir a las subidas y bajadas que el gobierno propone al Parlamento ---estamos aún en la fase de propuestas, nada de esto entra aún en vigor---, cuatro anotaciones rápidas:
- Una: no consta que el gobierno tuviera intención de tocar el IRPF hasta que Juanma Moreno pronunció el verbo deflactar con acento andaluz. Luego sí, en esto del IRPF el PSOE ha ido al rebufo del PP.
- Dos: sí consta que el PSOE votó en contra de aplicarle un impuesto a las grandes fortunas el pasado mes de junio. Era una idea de Podemos. Luego sí, en esto de los ricos el PSOE ha ido al rebufo de Podemos.
- Tres: consta que con los cambios que propone la ministra Montero el Estado recaudará más dinero del que recaudaba hasta ahora. Luego sí, cabe llamarlo subida de impuestos. Pesan más las subidas que las bajadas.
- Y cuatro: consta que la población contribuyente ha quedado dividida en dos: la mitad que ingresa menos de 21.000 euros al año, merecedora de un alivio fiscal; y la mitad que ingresa más de 21.000 euros anuales, a la que el gobierno no considera necesitada ni de alivio ni de nada.
El mensaje recocinado que ahora lanza el gobierno también lo anticipamos ya aquí: bajamos IRPF a las rentas bajas y compensamos lo que dejamos de ingresar apretando a las rentas altas. Eso sí, deflactar no deflactamos porque deflactar es lo que hace el PP.
Esos 740 euros no alcanzan a compensar lo que se ha encarecido la cesta de la compra y la electricidad, pero menos da una piedra
Llega arrastrando los pies el gobierno a la revisión del IRPF y encuentra esta otra vía, distinta a la deflactación o la bajada de tipos impositivos, para aflojar la presión sobre aquellos que ingresan menos de 21.000 euros al año. ¿Qué vía? La de la reducción de rendimientos del trabajo, un concepto que ya existe, que permite restarse de la cuota una determinada cantidad para que te salga a pagar menos y que hasta ahora podían aplicarse los contribuyentes de hasta 18.000 euros. Se amplía ese concepto a los de 21.000 ---el nivel de renta más común en España--- y así pueden tributar un poco menos. La ministra calculó ayer que 740 euros menos, pero esto es sólo para quienes hasta ahora no tenían derecho a esa reducción y ahora lo van a tener. Que probablemente estarán pensando que esos 740 euros no alcanzan a compensar lo que se ha encarecido la cesta de la compra y la electricidad, pero menos da una piedra.
El gobierno dice: esto es lo que me diferencia del PP, que ellos deflactan a todos los contribuyentes y nosotros hacemos rebajas selectivas. Para no poner en riesgo los recursos que necesita el Estado. Claro, el riesgo para el gobierno es que quienes declaran más de 21.000 euros se sientan desatendidos o tratados como si la inflación no les pasara también factura a ellos. Como el debate fiscal se ha popularizado tanto en España, quién sabe si en el desayuno esta mañana estará el personal debatiendo qué es mejor, si la deflatación o la reducción por rendimientos. Apasionados debates matutinos al respecto. Y añadiéndole a las cuentas que hoy se haga cada uno la inflación del 9%. Porque ahí es dónde se resienten los sueldos y donde no se va a resentir Hacienda. Un contribuyente que esté en los 35.000 euros anuales y al que le hayan subido el salario este año un 2% tendrá que tributar más que antes. Sufriendo, a la vez, una pérdida de poder adquisitivo de siete puntos. Hacienda se quedará con un poco más de su dinero al tiempo que su salario le da, cada vez, para menos.
La solidaridad forzosa viene a ser lo contrario de la solidaridad"
Del impuesto a las grandes fortunas, bandera en su día de Podemos, el PSOE no sólo la hace suya sino que sitúa el umbral en los tres millones de patrimonio (Podemos en junio proponía a partir de diez millones, me parece). Al que declara tres millones en rentas y propiedades Hacienda le sacará cincuenta mil euros en concepto de solidaridad forzosa, que viene a ser lo contrario de la solidaridad.
Pedir, lo que se dice pedir, Hacienda no va a pedirles nada a los superricos. Se lo va a imponer. Son veintitrés mil contribuyentes que aportarán, por obligación, y entre todos, mil quinientos millones de euros al Estado. En principio, sólo durante dos ejercicios. Pero Podemos dice, con razón, que si al PSOE le parece justo que esta gente tenga que retratarse no entiende por qué les quiere quitar el impuesto a la vuelta de dos años. ¿Es por justicia fiscal o es por la situación de emergencia?
También le digo que de aquí a dos años en España puede pasar cualquier cosa. De momento lo que viene ahora es el debate de estas propuestas en el Congreso. La negociación parlamentaria. Todo lo que ayer expuso la ministra sólo lo ha negociado el gobierno con el gobierno.