Opinión

Monólogo de Alsina: "Hasta aquí llegó el efecto Illa"

Carlos Alsina analiza en su monólogo de Más de uno la constitución del nuevo Parlamento catalán con Laura Borrás como presidenta, tras el acuerdo entre Esquerra, Junts per Catalunya y la CUP.

Carlos Alsina

Madrid | 12.03.2021 08:52

Con el Parlamento autonómico disuelto en Madrid. Con el Parlamento autonómico utlimando el cambio de gobierno en Murcia. Con el Parlamento autonómico constituyéndose hoy en Cataluña. Tanto Madrid, ayer, y tanta Murcia, ¿y en Cataluña, qué? Porque aquí ya hubo elecciones anticipadas por San Valentín.

Pues mire, se confirma que nunca estuvo en el ánimo de Esquerra Republicana el tripartito catalán. El tripartito, entiéndame, con el PSC y los Podemos. El plan siempre fue renovar el otro tripartito, el que lleva controlando todo lo que pasa en el Parlamento catalán desde 2015: Esquerra con Junts y con la CUP. O sea, el tripatito indepe. Lo que ya había.

Hoy se constituye el nuevo Parlamento catalán que se parece al anterior en que las tres marcas independentistas suman mayoría absoluta y se diferencia del anterior es que esa mayoría es aún más holgada que antes. Se diferencia también en que Ciudadanos dejó de ser el primer grupo de la cámara para convertirse en el penúltimo (sólo por delante del PP) y en que el PSC tiene ahora 33 diputados que no parece que vayan a servirle de mucho. Ni siquiera para hacer ver que se intenta la investidura fallida de Salvador Efecto Illa, que en su día prometió no ser Arrimadas pero que está en manos de lo que gusten hacer los Junqueras y los Puigdemont, o sea, como siempre.

En qué quedó todo aquello que se llegó a escuchar en la campaña electoral en boca de cualificados analistas: que repetir el matrimonio Esquerra-Junts era impensable, que Aragonés ansiaba emanciparse de los puigdemones y hacer un gobierno de izquierdas con Podemos y la asistencia parlamentaria del PSC, que Illa había conseguido cambiar el eje del debate público en Cataluña, nada menos: ya no era independencia sí, independencia no. Ahora era pragmatismo frente a inmovilismo. La pandemia y las políticas sociales, ése era el nuevo eje politico catalán. Y un cuerno. El bloque independentista, que es el único bloque que en Cataluña funciona como tal, hará presidenta del Parlamento hoy a Laura Borrás, imputada por presunto trato de favor a un amigo con dinero público, porque en la política catalana estar imputado es un mérito que te asegura la promoción profesional. Hasta que llega el tribunal de turno y te inhabilita, que es lo que probablemente acabe pasando con esta señora permitiendo así que el rodillo organice otra ceremonia del victimismo y otra gresca institucional.

En la política catalana estar imputado es un mérito que te asegura la promoción profesional

Dos años y medio después de empezar a gobernar España, Pedro Sánchezsólo puede ofrecer como fruto de su política de apaciguamiento en Cataluña que los independentistas no le han convocado otro referéndum ni le han proclamado otra vez la república. Todo lo demás sigue donde estaba. Con el premio añadido que ganó el tripartito indepe en forma de mesa de diálogo (o sea, de partidoo) con la que diluir el papel del Parlamento en el falso debate sobre el derecho a decidir.

La señora Borrás en el papel de una Forcadell de Junts, alta y desenvuelta, y el señor Aragonés en el papel de un Junqueras joven, más recogido físicamente, pero con el mismo talento para seducir al gobierno central con su pretendida disposición al pragmatismo y su aversión, por supuesto, a la vía unilateral. El ilusionismo como sucedáneo de la ilusión.

"Sueña Díaz Ayuso con resucitar los tiempos de vino y rosas para el PP madrileño"

La ilusión de Isabel Díaz Ayuso, es natural, es poder gobernar ella sola. Sin el engorro de depender de un socio. Nos lo dijo ayer aquí. Sueña Díaz Ayuso con resucitar aquellos tiempos de vino y rosas para el PP madrileño, cuando le sobraban escaños para hacer de su capa un sayo. Los tiempos de las mayorías absolutas de Aguirre o de Gallardón, quién los pillara, se dice Ayuso a sí misma, cuando las mayorías absolutas eran la norma, imbatibles en Madrid, en Murcia, en Castilla y León, en la Comunidad Valenciana. Tiempos que no está previsto que vuelvan.

Muy alto se ha puesto el listón a sí misma y muy alto se lo ha puesto a Casado: absorber todo el voto de Ciudadanos y, ya que se pone, absorber todo el voto de Vox. Emanciparse del sostén que ha requerido a su derecha y a su izquierda para mantener el poder estos dos últimos años. No hay encuesta que diga que Ayuso conseguirá esa proeza. Los sondeos, que la coronan como mejor colocada, mantienen que seguirá necesitando no sólo a un socio sino a ambos. Todo será que a la vuelta de estas elecciones inesperadas, que han dejado a sus rivales descolocados, no acaben repitiéndose las mismas alianzas que hay ahora, bien es verdad que confía Ayuso en que si eso pasa, al que tire Arrimadas por la ventana sea a Aguado. Si es que sobrevive Arrimadas a otro tortazo.

Como saben los presidentes que requieren de un socio que los sostenga, la prioridad siempre es tener al socio contento. Darle un poco de poder, para que pueda colgarse sus medallas, no demasiado, para que no se crezca, darle cuartelillo para tenga discurso propio, no demasiado para que el gobierno no parezca un gallinero, y evitar a toda costa que le asalte la tentación de coquetear con otros posibles novios que le anden prometiendo un trozo más goloso de la tarta. Todo esto quien mejor lo sabe, y lo maneja, es Sánchez, que como Díaz Ayuso (y como todos) sueña con alcanzar alguna vez la absoluta para no seguir encamado con este socio del moño que tiene a la mitad de sus ministros hasta el ídem. Sánchez tiene la ventaja de que Iglesias no tiene con quien más encamarse. Y aún así, se esfuerza en tenerle con las competencias justas (o sea, pocas) pero razonablemente satisfecho.

Iban a por Madrid, pero les rompió el juego la audacia isabelina con la que no contaban

Ciudadanos y el PP se han embarcado ya en la guerra de la propaganda. Quién ha traicionado a quién, quién clavó primero el puñal, ¿es Bellido Dolfos traidor o modelo de integridad? Pues depende de si preguntas a los de Sancho o a los de Urraca. Ciudadanos jura y perjura que ellos sólo querían tumbar al presidente murciano, y al alcalde, eso también, pero nada más (y nada menos), una operación puntual y limitada. En el PP difunden que ellos saben que no, que había un plan nacional urdido por el temido Sancho, digo Sánchez, con Arrimadas como cooperadora necesaria. Iban a por Madrid, dicen, pero les rompió el juego la audacia isabelina con la que no contaban.

Hay división de opiniones en el PP sobre si acertó Casado al bendecir la voladura del gobierno regional arriesgándose a perder Madrid si de las urnas sale una suma posible del PSOE con Errejón y Ciudadanos. Y hay división de opiniones en Ciudadanos sobre si acertó Arrimadas al bendecir la voladura del gobierno murciano arriesgándose a perder Madrid, de tener la llave del gobierno a carecer de influencia en nada, un poco a la catalana.

El futuro está por escribir. El presente de Arrimadas y Casado, un mes después del fiasco en Cataluña, no parece que sea gran cosa.