OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La humildad es ahora obligada para el Gobierno; la mano tendida se demuestra aceptando algo de lo que los demás proponen"

Diario de la pandemia. Primero de abril. Ya queda un día menos para dejar todo esto atrás.

Carlos Alsina

Madrid | 01.04.2020 08:21

· Ha entrado un mes nuevo. Y la vida, confinada, sigue igual. Queda menos, pero aún nos queda.

· Quizá deba empezar a preocuparme por la impresión que tienen del programa oyentes que lo escuchan sólo un rato pero a los que luego la familia les cuenta lo que se han perdido. Me dice Carmen: ‘Estos días te escucho menos porque soy farmacéutica y no paro. Pero sé lo que cuentas cada mañana porque a la hora de comer me informan mis hijas y mi marido. A Fernando Ónega le suenan aparatos que no puede apagar y un niño te contó el chiste de un perro que perdía un cojón. Lo del cojón lo escribe Carmen entre paréntesis, como disculpándose. Hago seis horas y media de radio cada día y lo que el público recuerda es el chiste de...

· Todos los días compruebo cómo personas de ciudades, edades, ocupaciones muy distintas, se sienten reflejadas en historias de otros oyentes que narro aquí cada mañana. Anoté ayer en el diario lo que me contó Toña, la abuela de un crío que nació el sábado. Y me llegó esta nota de voz de Carolina, que fue madre hace doce días.

Siguen naciendo niños. O cómo es esto de nacer en tiempos de pandemia y con los hospitales movilizados para pararla. Sé que al pequeño Oliver se lo contará su madre tantas veces cuando esté en condiciones de entenderlo que formará parte de las tradiciones familiares: esas cosas que siempre acaban volviéndose a contar en Nochebuena.

· Siguen naciendo niños. Siguen falleciendo ancianos. Rafael nació en España pero vivía en Estrasburgo. Nació en el año 21 en Adra, Almería, pero se sentía roquetero. Puede que ahora que se ha ido le pongan allí una calle. En Francia fue distinguido con la Legión de Honor como miembro que fue de La Nueve, republicanos españoles participando en la liberación de París, agosto de 1944. El blindado Guadalajara y el camión con ruedas de oruga, Ebro. Rafael Gómez Nieto era el último de La Nueva que seguía vivo. Su hijo informó ayer del fallecimiento al diario Ideal.

· Donde también he leído la historia del cura que no es roquetero sino roquero. Vicente Esplugues. Roquero y radiofonista. Metalero, le llama José Antonio Guerrero en su crónica. El cura metalero fue misionero en Camerún y ha hecho radio con el Ciudadano García, está ahora de vicario en una parroquia madrileña. La parroquia está cerca del Palacio de Hielo. Él es uno de los cinco sacerdotes que se turnan para rezar un responso cada día. Cuenta el periodista que el cura entró a la morgue con la mascarrilla, los guantes de nitrilo y la estola morada al cuello. Y que quedó sobrecogido, al levantar la mirada, por el horizonte de féretros alineados sobre el hielo. Le acompañó un militar, que al terminar el responso le susurró: ‘Gracias, páter, por ellos y por nosotros’.

· Aún no he resuelto mis dudas sobre dónde es más útil que pongamos los medios el foco. O en qué orden, porque contarlo da tiempo a contarlo todo. La denuncia de la precariedad que siguen sufriendo médicos, enfermeros, cuidadores, me parece relevante. Sirve para que todos entendamos la dificultad de su tarea y quizá, sólo quizá, para que las autoridades se urjan más a sí mismas resolver los problemas. A la vez, creo que es justo recordar cada día que ha habido que reorganizar hospitales casi de un día para otro, movilizar médicos de familia, llenar de camas pabellones que están pensados para ferias. Cómo hace compatible la denuncia de lo que aún no funciona con la constatación de que un hospital surgido de la nada está funcionando. Me llegó este recado de una paciente del Ifema.

Al escuchar a Esperanza, e intentar entender su enfado, me acordé de lo que hablamos ayer con la doctora Benavides, Vicky, médico de familia que intenta contar lo bueno sin ocultar lo malo y lo malo sin ocultar lo bueno.

· Entiendo que los sindicatos defiendan la salud de sus afiliados. Y que, aplicando las formas de proceder de siempre, acudan al juez cuando creen que un ministerio vulnera los derechos de los funcionarios. Lo que no veo necesario es inundar los juzgados estos días de denuncias contra ministros por no tener mascarillas para todos. Los jueces intentan hacer justicia, pero no están para hacer milagros. No hay juez que pueda imponer a un ministerio dotar de mascarillas y guantes si las mascarillas, y los guantes compradas a China, aún no han llegado. Le encuentro poco sentido a decir cada día que estamos en una situación inédita, una emergencia mundial, una guerra, e ir a pedirle al juez medidas cautelares para que blinde las trincheras.

· Caigo en la cuenta de que el gobierno de Madrid no ha explicado aún qué pasó con los dos aviones con material de China que dijo que llegarían hace una semana. Le preguntó Julia a Ignacio Aguado y... agua.

A ver si el gobierno central no es el único al que le colocaron una ganga que no era.

· Pienso en el primer trimestre que acabamos de dejar atrás y sé que añoraremos un dato de PIB como el que conocimos ayer, del trimestre anterior al tsunami. Un dos por ciento de crecimiento nos parecía flojo en enero. Nos parecerá un sueño en verano. Aún no se ha publicado el número de parados de marzo y duele sólo de imaginarlo.

· Me gusta más el gobierno cuando anuncia medidas y las explica que cuando suelta mítines verborreicos. Ayer aprobó medidas y explicó bien en qué consisten y para quiénes están pensadas. Se intenta diferir, o aplazar, el impacto del parón en los ingresos y en los gastos de las familias sin colchón y sin ahorros. El Estado les presta para pagar el alquiler o las subsidia para que puedan cobrar el paro. La angustia de esas familias por el barranco que se ha abierto en su día a día es un hecho. Hace bien el gobierno en tenerlas presentes. Me dice un compañero: ¡qué fácil es prometer ayudas cuando sabe que no habrá dinero para tanto gasto!’ Puede ser. La única vía adicional de ingresos para el Estado será la deuda o el rescate europeo.

· Iglesias se explica mejor que los demás ministros. Incluida Montero. O sobre todo Montero. También es más eficaz en la colocación del argumentario idelógico, en que envuelve todo el tiempo lo que anuncia. Me interesa más cuando expone que cuando predica, pero entiendo que va en gustos.

· El gobierno lidera, pero es el Parlamento el que legisla. La humildad --ignoro si real o fingida— es obligada en un gobierno al que le ha abandonado su socio carcelario (Esquerra) y que tiene enrabietado al PNV. Se le agradece al vicepresidente segundo que admita no sólo que ha cometido errores, sino que los seguirá cometiendo. Aunque como ocurre con casi todos los políticos profesionales (él hace años que lo es) nunca concreta qué errores son esos que aparenta estar reconociendo. La mano tendida se demuestra escuchando y aceptando alguna vez algo de lo que los demás proponen. El liderazgo le corresponde al poder ejecutivo, pero los otros poderes también son el Estado.

· No me convenció la explicación que dio Iglesias del porqué de las nuevas restricciones a la actividad.

Que en fin de semana había menos actividad que entre semana no parece que fuera un gran descubrimiento. Que menos actividad equivale a menos riesgo de contagio lo sabe el gobierno desde febrero.

No se ha dominado la curva en el fin de semana. Ni en éste, cuando la restricción ya se había decidido, ni en el anterior. Los datos del fin de semana tienen el sesgo que ayer explicaron los famosos expertos que trabajan para el gobierno: en fin de semana las notificaciones son parciales y los datos completos llegan el martes. Ayer se informó de aumento en los nuevos contagios y en el número de fallecidos. El motivo de confinarnos más es que las UCIs ya no aguantan. Y aún queda epidemia que atender, y seguirá quedando el día que la curva sea plana.

· No sé cómo hay que interpretar que el contacto más próximo que tiene la ministra Montero, enferma, que es el vicepresidente segundo ignore el aislamiento preventivo que él mismo predica. No sé si hay que intepretar de alguna manera que vayan dando positivo en coronavirus los altos cargos que integran el comité de seguimiento. Primero fue el teniente general Ceña, de la Guardia Civil; después Fernando Simòn, de Sanidad; ahora el comisario José Ángel González, policía nacional. El director operativo adjunto que le hizo un roto al relato del gobierno al desvelar el sábado que su departamento ya estaba dotándose de mascarillas hace dos meses.

· Elena, que es farmacéutica, me hace la competencia con su Diario de la Botica. Pasa lista de quiénes han ido entrando a su local y a los que debe un abrazo. ‘Gonzalo, que es anestesista y antes venía una vez al mes a por su tratamiento. Ahora viene a menudo a por cosillas para su madre. Ayer, cuando apareció, le prgeunté ¿qué necesitas? Y me dijo: hoy nada, sólo saber que estáis bien’. Se iba deprisa al hospital a habilitar un quirófano y convertirlo en UCI. Luego llegó Carmen, que es médico y ha estado recluida siete días en casa por una neumonía, no de coronavirus sino bacteriana. Ha dado negativo y está contenta porque mañana vuelve a pasar consulta. Conchita, que es oftalmóloga, se ha organizado para conseguir apartamentos para los enfermeros que prefieren no dormir en sus casa, por miedo a llevar el virus. ‘Natalia me contó que a su tío le han dado mal pronóstico. Su tío es como si fuera su padre, y el primo de Natalia se ha ido para la casa de los padres para que la madre no esté sola cuando llamen del hospital para informarle’. Elena pasa trece horas en la farmacia y cuando vuelve a casa la esperan el marido y los dos hijos adolescentes. El mayor se rapó el pelo al cero y ella pensó que era enajenación transitoria fruto del confinamiento. Pero resulta que no. No es trastorno sino tendencia.

· Aviso al hospital universitario de Getafe de que, en breve, recibirán un alijo de torrijas. No sé si el decreto de alarma permite que una ex paciente con buena mano repostera se plante en la puerta del hospital que la curó para endulzarle el día a los médicos y las enfermeras. Pero por si acaso, les prevengo.

Sí, a todas. No sé cuál es el récord de elaboración de torrijas en Getafe pero la madre de esta oyente nuestra se ha propuesto pulverizarlo.

· Esta señora cuya voz vas a escuchar ahora no sé cómo se llama porque no me dice su nombre. Pero me ha hecho llegar esta nota de voz que me apetece compartir contigo antes de que suene el Facciamo. Ella pasa revista a su familia entera.

· He visto el tuit de Susana García con la foto de esta nota memorable que una madre previsora ha pegado en la puerta de la nevera de casa. Son todas las respuestas necesarias a cualquier pregunta que puedan hacer los hijos. La nota dice así: ‘La respuesta a tu pregunta es una de éstas: no; en tu cuarto; no os peléis; ni sé qué hay de comer; no; luego te ayudo a buscarlo; y en la lavadora’. Es como una navaja multiusos, en versión nota de nevera.

· Y si, a mí también me ha llegado el vídeo de guasa que se llama regreso al futuro y en el que sale Piqueras, con ciento cincuenta años, y da paso a la comparecencia de Fernando Simón, con otros ciento cincuenta, que anuncia que el pico llegará mañana. No pasarán noventa años antes de que llegue el pico, y cuando pasen Pedro y Fernando Simón volverán a ver el vídeo y respirarán aliviados.

Y ahora te toca a ti. Que necesitas creer que hoy será mejor día que ayer, a pesar de todo. Déjate contagiar por este himno que ya se saben hasta los italianos. Repite las tres palabras mágicas: facciamo, finta, che.

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