OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El gobierno argelino afila la navaja"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la crisis desatada con Argelia, la cual el Gobierno de España quiere convertir en un asunto europeo, mientras Pedro Sánchez sigue sin dar explicaciones en relación a los motivos por los que cambió de postura sobre el Sáhara.

Carlos Alsina

Madrid | 10.06.2022 08:37

El presidente Bill Clinton estuvo en Albacete hace algunos años y dijo que no conocía una puesta del sol más hermosa que la que se contempla desde el campanario de la catedral de San Juan Bautista. También dijo Bill Clinton que nunca había dado un paseo más agradable que el que disfrutó a media mañana por el Pasaje de Lodares.

Todas las ciudades de España son contingentes, pero tú, Albacete, eres necesaria

También dijo Bill Clinton que en ningún lugar había disfrutado tanto de la naturaleza como en el Parque de la Pulgosa. Y también dijo Bill Clinton que él aprendió a amar el fútbol viendo jugar al Albacete Balompié (esto, que lo sepa el Dépor para el partido de mañana).

No hay que ser de Arkansas para saber que Albacete no tiene comparación con ninguna otra ciudad del mundo

Yo, como Núñez Feijóo, no voy a discutir con Bill Clinton. Pero... qué quieren que les diga, que no hay que ser de Arkansas para saber que Albacete no tiene comparación con ninguna otra ciudad del mundo. Ni siquiera Cartagena, y eso que Cartagena tiene puerto y su equipo está en Segunda. Albacete es… Albacete. No voy a venir yo a descubrírosla. Todas las ciudades de España son contingentes, pero tú, Albacete, eres necesaria.

La navaja es la esencia de la vida de partido político

Tenéis humor y tenéis navajas, qué más se puede pedir. Bueno, no sólo navajas. Navajas, cuchillos, puñales, dagas, tijeras y hasta escalpelos. La capital mundial de la cuchillería.

Cuánto deben a esta ciudad los carniceros. Qué sería de los carniceros sin cuchillos. Cuánto deben a esta ciudad los puntilleros. Qué sería de los puntilleros sin puntilla. Cuánto deben a esta ciudad los forenses. Qué sería de los forenses sin escalpelo. Cuánto deben a esta ciudad los partidos políticos. Qué sería de los partidos sin cuchillos, puñales, puntillas y escalpelos.

La navaja es la esencia de la vida de partido.Pablo Casado, por ejemplo, ¿os acordáis de Casado, un líder jovencito que tuvo el PP? No os acordáis. Uno que se dejó barbita. No os acordáis. Que todos le querían muchísimo hasta que empezaron a apuñalarle todos. Y luego dijeron: se ha suicidao. No os acordáis de nada de eso. No pasa nada. Si lo han borrado de su memoria en el PP, por qué vais a tener que acordaros vosotros.

La habilidad con el cuchillo, es esencial para sobrevivir en la política. Ábalos, cuchillo carnicero: decapitao. Pedro Duque, decapitado también, con escafandra y todo

Pero el cuchillo, y la habilidad con el cuchillo, es esencial para sobrevivir en la política. Ábalos, por ejemplo, un ministro que tuvo Sánchez, que hablaba así, como para adentro. Cuchillo carnicero: decapitao. Pedro Duque, decapitado también, con escafandra y todo. Iván Redondo. Cabecita.

Hace un año se estaba gestando la matanza. Sánchez ya estaba eligiendo a sus víctimas

Me acuerdo de ellos estos días porque hace justo un año se estaba gestando la matanza.Sánchez ya estaba eligiendo a sus víctimas, pero ellas no sabían nada. Estaban en las últimas pero lo ignoraban. Yo creo que por eso dijo esta semana García Page que aún no sabe si repetirá en las elecciones del próximo año. Cómo va a saberlo él. Si Iván iba para ministro y acabó repudiado.

García Page dice que aún no sabe si repetirá en las elecciones del próximo año. Cómo va a saberlo él. Si Iván iba para ministro y acabó repudiado.

Ha dicho Page: ‘en el PSOE de ahora sólo manda uno, los demás somos monaguillos’. Hombre, para monaguillo igual ya tiene una edad. Pero asumir que uno, en el fondo, no es nadie es el primer paso para, en efecto, no ser nadie. Por eso ha salido Fernández Vara indignado: eh, que yo soy monaguillo de nadie. ¿Está seguro, Guillermo, está seguro?

Cómo han cambiado los tiempos. Ahora el partido en el que los barones van cada uno a su aire es… ¡el PP! Dice Juanma Moreno: Feijóo por la campaña que venga poco; Ayuso, menos; y Mañueco… Mañueco a ver si va a traerse consigo al vicepresidente éste que tiene de Vox y aún gana las elecciones Juan Espadas.

El precio de la descentralización

Bueno, albaceteños. Ahora que se está discutiendo qué instituciones se sacan de Madrid para descentralizar el Estado, id pensando a ver cuál os apetece tener aquí. Tenéis cuchillos y tenéis un teatro preparado para el circo. Estáis pidiendo a gritos que trasladen aquí el Congreso de los Diputados. Con su Rufián, su PNV, sus diputados de la CUP, su señora de Bildu.

Es el precio de la descentralización, amigos. El que no quiera polvo, que no vaya a la era. Filosofía manchega. Ésta es tierra de filósofos también. Aquí se dicen frases que merecen ser esculpidas en mármol. ‘Coge más uvas que paja, aunque rompas la navaja’. Eso es la meritocracia. ‘La cabra que tira al monte no hay cabrero que la guarde’. Eso es Puigdemont. ‘Al matar el gorrino, juerga, placer y tocino’. Esto es la dieta mediterránea.

Albaceteños, tenéis cuchillos y tenéis un teatro preparado para el circo. Estáis pidiendo a gritos que trasladen aquí el Congreso de los Diputados

Al resto de España hay que contarle que aquí no os enamoráis. El manchego no se enamora, se pone borrico. Aquí no hace calor sino calorejo. Cuando refresca, hace fresquete. En Albacete, uno no se cae, se da una costalá. Y no siente pereza, lo que siente es que está mu perro.

El presidente Bill Clinton, gran enamorado de esta tierra, estuvo aquí hace unos años y lo dijo en perfecto español: ‘No hay otra ciudad en el mundo que me haya puesto nunca tan borrico’.

El laberinto endemoniado en el que se ha metido Sánchez

Desde Albacete hoy hablamos de Argelia. Del laberinto endemoniado en que empezó a meterse Pedro Sánchez cuando aceptó traerse a España, de incógnito, al lider del Frente Polisario hace un año. Le hizo un favor a Argelia y se le sublevó el rey de Marrruecos. Para arreglarlo se echó en brazos de Mohamed y ahora es Argelia quien monta en cólera. En lenguaje común, Sánchez ha hecho un pan como unas tortas.

En el Congreso dijo el miércoles: no hay problema. No, qué va. Cuéntaselo a las empresas españolas que venden sus productos a aquel país. O a las que pestan allí sus servicios y desde ayer no pueden cobrar porque el Gobierno argelino ha dicho que a España, ni un euro. (Bueno, ni un dinar).

Nuestro Gobierno se enteró de la medida a la vez que la prensa, o sea, que estaba a por uvas. Lo primero que dijo fue: todo está bajo control, no se ha roto el tratado de amistad, sólo está suspendido. Y el gas, por supuesto, no peligra. Doce horas después, cambio de guión, ya estaba diciendo que ojo con incumplir los contratos porque podemos ir a los tribunales y ojo con vetar nuestros productos, Gobierno de Argelia, porque tenemos detrás a toda la Unión Europea. Ministro Albares, ideólogo de la operación Sáhara.

El Gobierno busca elevar de grado la crisis y convertirla en un asunto europeo

Ha cambiado el ministro su agenda para viajar hoy mismo a Bruselas a reunirse con la Comisión Europea. Lo que revela dos cosas: uno, que el Gobierno busca elevar de grado la crisis y convertirla en un asunto europeo (que vea Argelia que se enfrenta al castigo de la Unión, no sólo de España); y dos, que la cosa está más fea de lo que la Moncloa ha querido admitir.

De ser España el mentor de Argelia ante la Unión Europea, a requerir España la ayuda europea para defendernos del castigo de Argelia

Tan fea como para no tener ya la certeza de que el gas vaya a seguir llegando al precio al que ahora llega. Así ha cambiado la película en apenas cuatro meses. De ser España el mentor de Argelia ante la Unión Europea, a requerir España la ayuda europea para defendernos del castigo de Argelia.

Y entretanto, el presidente Sánchez sigue sin explicar a nadie qué le llevó a cambiar de postura sobre el Sáhara Occidental, esta enorme bola de nieve que él echó a rodar y ahora avanza ladera abajo llevándose por delante cuanto encuentra a su paso. Mohamed, desde la torre más alta de su palacio, ve cómo sufre Sánchez mientras él acaricia un gato.