OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "¿Y tú, de quién eres?"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los pactos postelectorales del PP y PSOE y las posibilidades que se plantean tras el 23J, donde nadie pregunta a Pedro Sánchez si estaría dispuesto a tener ministros de Esquerra, Bildu o del partido de Puigdemont.

Carlos Alsina

Madrid | 10.07.2023 08:51

No lo decimos nosotros, que somos el Grupo anfitrión. Bueno, nosotros también lo decimos: el debate de esta noche es El Debate, con mayúsculas. Pero digo que no lo decimos sólo nosotros. Lo dice la competencia. El diario El País, ayer a toda página: el día D, lo llamaba. ‘Sánchez y Feijóo ante su día D, el debate que vale una campaña’. Se medirán en televisión, les recordaba el diario a sus lectores. En efecto, en televisión y en radio, Onda Cero, Antena 3, La Sexta. O sea, Atresmedia. Este Grupo.

No se me enfadarán mis directivos si les digo que yo discrepo en esto de que el debate valga una campaña. El debate es lo más interesante, desde luego, y lo más novedoso que nos va a traer, salvo sorpresa, la campaña. Tenía que haber un debate y afortunadamente lo va a haber. No en vano fue aquí, en este programa, donde comprometió su palabra Núñez Feijóo. A la séptima pregunta, pero lo hizo. Y dónde mejor que en el primer Grupo de comunicación de este país.

Entregar el voto a Feijóo o a Sánchez

Ahora, además del debate viene habiendo, y aún va a haber, otros elementos relevantes de la campaña. Es posible, como también decía ayer el periódico, que el cara a cara de hoy -el día D- tenga como destinatarios principales a los votantes más alejados de los dos extremos del tablero político. Aquellos que, sabiendo cómo está el patio, tienen que escoger.

Si entregar su voto a Feijóo en la idea de que, cuantos más escaños alcance, menos probable será que gobierne con Vox, pero sabiendo que no hay línea roja ni compromiso de no hacerlo; o entregar su voto a Sánchez en la idea de que cuantos más escaños alcance más probable será intente reeditar el gobierno de coalición con Podemos (ahora Sumar) aun no ganando esta vez las elecciones y necesitando, en todo caso, el concurso de los otros partidos que están en el bloque de la izquierda.

Porque a un lado está el posible gobierno de coalición PP-Vox. Pero al otro no está el gobierno de coalición PSOE-Sumar, no sólo. Está el gobierno PSOE-Sumar previo pacto de investidura con Esquerra, Bildu, el PNV, Junts per Cataluña y, tal como van las encuestas, hasta la CUP. El viernes comentábamos en la tertulia: a Feijóo todos le preguntamos si gobernaría con Vox. A Sánchez no se le pregunta con quién estaría dispuesto a gobernar porque la respuesta es conocida, con Sumar. Pero sí cabe preguntarle si estaría dispuesto a tener ministros de Esquerra, o de Bildu, o de Puigdemont.

Cabe preguntarle a Sánchez si estaría dispuesto a tener ministros de Esquerra, o de Bildu, o de Puigdemont

Sánchez tiene hoy la suerte de que sus socios necesarios de investidura -sin ellos no hay opción- no le están avisando de que exigirán ministerios, a diferencia de lo que está haciendo Vox en este spoiler de la negociación con Feijóo que están siendo las investiduras autonómicas. Qué pasa si alguno de estos partidos exige pagar el precio del sillón para hacer presidente a Sánchez. Vox no es el único partido que aspira a cambiar de Constitución para acabar con el estado autonómico. En ese mismo objetivo están los independentistas catalanes y vascos. Se llama autodeterminación. Acabar con la soberanía nacional por la vía de trocearla.

Para Sánchez es la gran oportunidad de evitar que se confirmen los resultados de las encuestas

Al debate de esta noche llegan los dos candidatos, y sus equipos, en actitudes bien distintas. No hay que ser un fino observador: para Sánchez es la gran oportunidad, quizá la última, de evitar que el resultado de las urnas coincida con el que vienen dibujando las encuestas. Todos los argumentos que ha repetido en sus entrevistas (y autoentrevistas) de estas tres últimas semanas no parece que hayan modificado sustancialmente el horizonte. El PSOE ha recortado distancias, pero la distancia que le saca el PP sigue siendo de cuarenta escaños. El que va por detrás es quien tiene más que ganar, lógico, en un debate como éste. Y quizá por eso es quien necesita arriesgar. Demostrar una clara superioridad, lo que para el actual presidente es, a la vez, un riesgo sabiendo -porque lo sabe- que una de las características que le reprochan sus críticos es la autosuficiencia, o la arrogancia, o la falta de humildad (sea real o sea así percibida).

Feijóo aspirar a salir indemne del debate

Feijóo tenía las ganas justas de debatir. El que va por delante en la carrera tiene poco que ganar y más que perder. Su equipo no aspira -esa es la verdad- a que salga triunfador del debate de hoy, sino a que salga indemne. Que el debate no arruine la campaña que ha realizado hasta ahora, relación con Vox incluida, y eso le permita triunfar en las urnas del 23. Porque tampoco oculta su equipo que a Sánchez se le ve más suelto en un plató que a Feijóo. Hasta Feijóo admite que los platós se le dan bien a su rival.

El riesgo que hoy tiene Feijóo es que Sánchez se venga arriba, empiece a arrimársele como hizo en El Hormiguero con Pablo Motos y tenga que pedir a los moderadores que se lo aparten un poco. ‘Presidente, vuelva a su marca, por favor’.

Censura no, salvo para las preguntas al presidente

Hasta ahora hemos visto debates entre Sánchez y Feijóo en el Senado, con el presidente de la cámara vigilando el reloj y con una clara descompensación -como diría el presidente- en favor de éste, que ha llegado a hablar hasta una hora entera él, todo seguido.

El debate de esta noche es otra cosa. Ahí estarán Vallés y Pastor para garantizar que ambos contendientes tengan las mismas oportunidades. E igual de largas. Y para hacer preguntas que de inmediato fiscalizará el Tribunal del Santo Oficio, esta nueva inquisición, integrada por periodistas en activo, políticos jubilados, asimilados de ambos oficios y tuiteros en general que se indignan con las preguntas y se ofenden muchísimo.

Para estar tan satisfechos con la gira mediática del presidente hay una legión de gente escocida con algunos entrevistadores. Por ejemplo, conmigo

Para estar tan satisfechos con la gira mediática del presidente hay una legión de gente escocida con algunos entrevistadores. Por ejemplo, conmigo. A quién se le ocurre preguntarle al presidente por qué ha mentido tanto pudiendo preguntarle si conseguirá doblegar esa inaceptable caricatura hecha de mentiras, manipulaciones y maldades que llaman ‘el sanchismo’.

Tiene su aquel que haya gente firmando un manifiesto, muy razonable, en contra de la censura -bendita sea la libertad en todos los escenarios- mientras se ofende muchísimo porque los entrevistadores planteen sus entrevistas como les parezca conveniente. Censura no, salvo para las preguntas al presidente. Hay palmeros que tratan como si fuera un niño desvalido necesitado de que ellos le protejan. Amigos, que Pedro Sánchez tiene 51 años y se defiende solo.