OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Sánchez, coherente con Netanyahu"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la visita de Pedro Sánchez a Israel en la que fue coherente con la posición del Gobierno al repudiar a Hamás sin abrazar la respuesta desproporcionada que está teniendo el gobierno de Netanyahu.

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Carlos Alsina

Madrid | 24.11.2023 08:51

Al césar lo que es del césar. También si el césar es vallisoletano y recién ministro. Llegó, recibió y pacificó.

Óscar Puente llegó, recibió y pacificó

La huelga que estaba convocada para hoy en Renfe se esfumó en la tarde de ayer tras una rápida y eficaz incursión deÓscar Puente. El lunes, cuando se supo que había sido agraciado con el ministerio de Raquel Sánchez -despedida por el otro Sánchez- contamos aquí que lo primero con lo que se iba a encontrar eran los maquinistas de la Renfe y el resto de personal afectado por el peaje que el PSOE se comprometió a abonarle a Esquerra: el traspaso total de Cercanías a la Generalitat de Cataluña.

¡La primera en la frente, ministro, y con seis sindicatos reprobando el pacto! Hubo quien temió que se presentara Óscar Puente en la sede de los sindicatos con un buldócer. O con un lanzallamas. Decían: ya se vio cómo se las gastacuando subió la tribuna del Congreso a enterrar en fango a Feijóo.

Hubo quien temió que se presentara Óscar Puente en la sede de los sindicatos con un buldócer

A ver, que Puente es un profesional. Si el jefe le encomienda encarnarse en un jabalí y embestir contra la oposición, él se lía a cabezazos como si no hubiera un mañana. Aptitudes tiene, ya se vio para la gresca (y volverá a verse en el Congreso). Pero si el jefe le encomienda enamorar a los sindicatos para que le den cuartelillo a la Conjunción Progresista Separatista, pues se viste de agente comercial y para allá que se va, a venderles que nada es como parece.

No coincidir en un paro con el sindicato de Vox

Es probable que también los sindicatos, después del calentón con que reaccionaron al pacto, estuvieran deseando que les dieran ocasión para enfriar los motores y librar al nuevo gobierno, recién aterrizado, de enredarse en la catenaria a las primeras de cambio.

Más aún de no coincidir en un paro con el sindicato de Vox, que fabula con bloquear España representando a menos del 1% de los trabajadores del país (aquí cada uno tiene sus fantasías, hay que ser tolerante). Recuérdese que a los sindicatos de Renfe les estuvo prometiendo el gobierno toda la legislatura anterior que ni habría traspaso total de Cercanías -porque era tan ilegal y contraproducente, qué te digo yo, como una amnistía- y que cualquier modificación que afectara a las condiciones laborales sería planteada y negociada primero con ellos.

Claro, luego se encontraron con que Bolaños le firmaba un papel a Junqueras que dice todo lo contrario y se disgustaron: no están aún acostumbrados a que el gobierno cambie de opinión en asuntos tan serios y de un día para otro. En el pecado llevan la penitencia, porque a estas alturas ya no hay español ni organización ni institución en España que no sepa lo poco que vale la palabra del gobierno, del primero al último ciudadano. Habrá quien lo justifique y habrá quien haga de ello casus belli, pero ignorarlo, amigos maquinistas, ya es imposible ignorarlo.

Óscar jabalí Puente ejerció de Óscar el bombero y persuadió a los sindicatos de que la huelga no venía a cuento

Total, que Óscar jabalí Puente ejerció de Óscar el bombero y persuadió a los sindicatos de que la huelga no venía a cuento. Esto del traspaso total, a ver, es una forma de hablar. Renfe y Adif no se trocearán porque hasta ahí no llega el fervor del gobierno por la descentralización y la diversidad de España. ¡Las traviesas no son nacionalidad histórica! ¿Esto que le hemos firmado a Esquerra? Bueno, ya sabéis, todo es interpretable.

Pere Aragonés venderá que él lo controla todo pero, en realidad, habrá una cosa mixta que gestione y las empresas públicas seguirán siendo las mismas. ¡Y vuestras condiciones laborales también, o mejores! Había comentaristas entusiastas de la resistencia ferroviaria que decían: ¡ole, esos maquinistas, tienen más conciencia de la unidad indivisible de España que los políticos! A ver, los sindicatos de lo que tienen conciencia es de defender los intereses de sus afiliados. Por ahora, con que les tengan en cuenta se dan por satisfechos. Óscar Bombero Puente les ha hecho caso. ‘Estaremos vigilantes’, han dicho, como si fueran el comisario Reynders. Y ya está, fin de la huelga.

Cuando se lo propone, hasta Sánchez sabe ser coherente

El presidente Sánchez acreditó ayer que cuando se lo propone, hasta él sabe ser coherente. Y que se puede repudiar a Hamás sin abrazar por ello cualquier cosa que haga el gobierno democrático (legítimo, quizá, es la palabra de moda) de Israel. Incluso que se puede, desde el respeto a quien te recibe, decirle abiertamente a Netanyahu lo poco que te gusta la forma en que está respondiendo a los atentados de Hamás del siete de octubre.

Se puede repudiar a Hamás sin abrazar por ello cualquier cosa que haga el gobierno democrático de Israel

Nunca sabremos qué habría dicho nuestro gobierno, y sus palafreneros, si el primer ministro de otro país hubiera visitado a Sánchez en la Moncloa y luego le hubiera reprochado allí mismo su forma de afrontar los conflictos (puede que bien no le hubiera sentado). Pero la coherencia exige, a menudo, incomodar a quien tienes delante. Y la coherencia del gobierno de España respecto de la crisis de Gaza consiste en esto: defender el derecho de Israel a defenderse de una organización terrorista pero defender, a la vez, que hay límites a la actuación de un ejército en una provincia densamente poblada.

La coherencia exige, a menudo, incomodar a quien tienes delante

Para Netanyahu todo sería más fácil si en lugar de Gaza fueran las cuevas de Tora Bora. Siempre resultará más aseado bombardear una zona remota de la montaña donde está Bin Laden que meter los tanques en una ciudad o reventar con misiles túneles excavados bajo escuelas y hospitales y usados como arsenales. Pero en eso consiste lo de la proporción en la respuesta, que usan como fórmula ritual los gobiernos europeos al referirse a esta crisis.

Ayer Sánchez concretó sin filtros y sin intermediarios en conversación directa con el gobierno de allí: la respuesta que está dando Israel no le parece proporcionada.

En rigor, lo que vino a decirle ayer Sánchez a Netanyahu es que esto de Gaza no es una guerra. No hay dos estados armados que se enfrentan

Más allá no fue ni va a ir. Aunque su vicepresidenta Díaz desearía que lo hiciera. Porque si la respuesta de Israel no está siendo proporcionada, entonces es que está incurriendo en abusos (para la vicepresidenta, en crímenes de guerra). En rigor, lo que vino a decirle ayer Sánchez a Netanyahu es que esto de Gaza no es una guerra. No hay dos estados armados que se enfrentan. Hay un Estado democrático que combate a una organización terrorista. Y ahí es donde incluyó el presidente la alusión a nuestra propia historia reciente. El Estado español combatió durante años a una organización terrorista llamada ETA.

ETA y Hamás: dos organizaciones terroristas

Claro que hay diferencias entre una situación y otra, ETA tenía un notable respaldo social, de aquella parte de la sociedad vasca que la veía como un instrumento necesario para su liberación nacional -qué le voy a contar de quienes amparaban, justificaban y señalaban, si ahí está la señora de Bildu en el Congreso para que no olvidemos-; Hamás no sólo una enorme implantación social, es que gobierna, de facto, una ciudad de millones de habitantes y la utiliza como centro de adiestramiento, como arsenal y como santuario. A eso aludió Netanyahu en su respuesta al presidente Sánchez.

Las líneas rojas para combatir el terrorismo

Están de acuerdo en que hay que combatir el terrorismo. No lo están en las líneas rojas. El primer ministro de Israel, de hecho, no parece admitir que pueda haber líneas rojas.

No puede contemplarse la respuesta de un Estado democrático a una organización terrorista como si fuera una guerra entre dos Estados

Esta referencia del presidente a ETA sirve para recordar que no puede contemplarse la respuesta de un Estado democrático a una organización terrorista como si fuera una guerra entre dos Estados -nunca fue planteado así en España-, pero sirve también para recordar que no cabe dar por buenas las coartadas de una organización terrorista para justificar sus matanzas.

También ETA alegaba que libraba una guerra de liberación contra el Estado español opresor y a ninguna persona decente se le ocurrió justificar el atentado de Hipercor. Digo decente porque excluyo a quienes no sólo lo justificaron sino que pertenecían a la banda autora, como Josu Ternera -ahí está la entrevista que le ha hecho Jordi Évole y que tan eficazmente le retrata- o como Arnaldo Otegi.