OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Teoría y práctica del troleo"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la intervención de Pere Aragonés ayer en el Senado celebrando que la amnistía es el instrumento que el independentismo ha impuesto al gobierno.

Carlos Alsina

Madrid | 09.04.2024 08:32

Retiro lo dicho. Qué ojo, ayer. Les dije que para socio ejemplar del gobierno Sánchez, el presidente de la Generalitat de Cataluña. Eso sí es un socio, y no Miriam Nogueras. (Palabras mías de ayer, qué ojo). Había dicho Pere Aragonés que acudía al Senado a reventarle al PP el aquelarre que le había montado al gobierno del Estado español, a trolearle, y en realidad lo que ocurrió -copio la frase al diario El País- es que los troleados fueron el gobierno y el PSOE.

Más que troleo fue choteo

‘Para felicidad de los populares’, dice la crónica. Sí, claro. Como habrían sido felices los socialistas si Aragonés se hubiera limitado a celebrar la amnistía, repetir la salmodia ésta del reencuentro y la concordia, y atizar al PP por andar saboteando esta operación política tan apacible y tan virtuosa.

Con publicistas como éste, para qué necesitas detractores. El trol se plantó en el Senado para predicar que la amnistía, en contra de lo que pretende el gobierno y quienes le hacen los coros, no es fruto de cesión alguna del independentismo sino al revés: es el instrumento que el independentismo ha impuesto al gobierno para desarbolar al Tribunal Supremo y vaciar de contenido sus sentencias.

Sugiere Aragonés no darle valor alguno a la palabra del presidente cuando éste proclama que referéndum de autodeterminación, no

En el diagnóstico coincide el trol con el PP al que decía trolear. Y en lo que aún habrá de suceder, también. Sugiere Aragonés no darle valor alguno a la palabra del presidente cuando éste proclama que referéndum de autodeterminación, no. La última línea roja.

Imposible ha sido aprobar unos Presupuestos autonómicos: ése es el fracaso de este president que se atribuye el mérito de haber forzado a Sánchez a cambiar de opinión (el retintín en la expresión, cambios de opinión, esto más que troleo fue choteo). Uno entiende que Aragonés quiera colgarse la medalla de la amnistía pero toda España sabe, y toda Cataluña dentro de ella, que hay amnistía porque exigió ese peaje Puigdemont, no Esquerra. Que ha estado prestándose a ejercer de escudera del gobierno sin necesidad de amnistía cinco años.

El PSOE no se digna a replicar a Aragonés

Lo llamativo de esta sesión parlamentaria de ayer, que el PSOE llama numerito o circo en una muestra encomiable de respeto institucional, lo llamativo no fue que Aragonés se burlara de lo maleable que es Sánchez, sino que los dirigentes socialistas allí presentes no se dignaran a replicarle. Se escuchó mucho ayer esto de que el PSOE no quiso estar presente en este debate, pero no es verdad. Quien no estuvo fue el gobierno. Quienes no estuvieron fueron los tres presidentes autonómicos que tiene el PSOE. Pero claro que estaban los socialistas, cómo no iban a estar si son el segundo grupo más numeroso del Senado.

Estar, estaban. Lo que no sé es si no escucharon a Aragonés o no tenían instrucciones sobre cómo responderle. Pero el resumen fue éste: el presidente catalán da por hecho que el PSOE tragará con el referéndum, diga lo que diga, como tragó con la amnistía y los senadores socialistas -Poveda Zapata, PSC, Juan Lobato, PSOE Madrid-callan.

El presidente catalán da por hecho que el PSOE tragará con el referéndum, como tragó con la amnistía, y los senadores socialistas callan

Intervenir, intervinieron. Pero el uno, Poveda, para hacer un canto a la gestión gubernamental… y el otro, Lobato, para hacer oposición a Díaz Ayuso. Ah, y para lamentar que el PP monte este debate para influir en las elecciones catalanas y aprovechar él para hacer campaña por Salvador Illa.

Vota Illa, vota Illa. ¿Y del referéndum que Pere Aragonés ha dado por hecho, choteándose, que ustedes le concederán no tienen nada que decir? Pues no, nada dijeron. Dices: será la posición oficial, no darse por enterados. Pues tampoco, porque un rato después estaba fijando posición la portavoz del PSOE en Ferraz, señora Peña. Si tus senadores no replican en el momento, replicas tú en diferido.

La contundencia con que el PSOE afirma sus líneas rojas para acabar saltándoselas

‘Los socialistas hemos sido tajantes’, parecía una forma de darle la razón a Aragonés sobre la contundencia con que el PSOE afirma sus líneas rojas para acabar saltándoselas (en fin, uno tiene el crédito que ha ido sembrando).

El señor candidato de Esquerra Republicana de Cataluña. Antes, el president Aragonés. A ver si ahora president sólo es Puigdemont, para la dirigencia socialista.

Un debate electoral español en Francia

Anda el prófugo, invitado ayer amablemente por el Supremo a declarar por videoconferencia voluntariamente en la causa del tsunami -primer intento, que declare sin necesidad de suplicatorio, lo siguiente será poner en marcha el proceso para confirmar dónde reside este señor y con qué poder judicial hay que hablar, si con el belga, como hasta ahora, o con el francés, que igual es más receptivo a las peticiones de la Justicia española-; anda el prófugo intentando que TV3 le monte un debate electoral en Francia, con Aragonés, que se apunta, y con Illa, que ya ha dicho que él de Cataluña no se mueve.

Dices: qué disparate, un debate electoral español en Francia. A ver, que la investidura se negoció en Bruselas y la amnistía se redactó en Suiza. Si Illa no se apunta a la mascarada siempre puede enviar en su lugar a Santos Cerdán: tiene la mochila siempre lista.

Otegi permaneció y Ardanza renunció

Se murió José Antonio Ardanza, que fue una buena persona que hizo cuanto pudo porque los partidos políticos vascos que no amparaban ni justificaban el terrorismo se entendieran entre ellos. Y que hizo cuanto pudo por presentar a Batasuna ante la sociedad vasca como lo que era: un obstáculo para avanzar en democracia mientras no repudiara la violencia.

Su precio pagó, porque el Otegi de entonces lo satanizó a él, por deshonesto, decía, por plegarse a los intereses de Madrid, por no ser lo bastante nacionalista y lo bastante vasco. Otegi, el que estaba en la playa mientras ETA torturaba a Miguel Ángel Blanco y el que no quiso estar en la manifestación de Bilbao en la que se pidió a ETA que lo soltara, acusaba a Ardanza de no ser sincero en sus planes de paz. Otegi a Ardanza, el mundo al revés.

Otegi permaneció y Ardanza renunció a seguir a sabiendas de que su partido quería un cambio de aires que desembocó en el pacto del PNV con la izquierda abertzale, Lizarra (o Estella), el año siguiente a lo de Blanco. El heredero de Ardanza fue Ibarretxe, no hay más preguntas.

Le ensalzan los mismos que hoy andan levantando muros y demonizando a sus adversarios

Se ha muerto Ardanza cuando el País Vasco, ya sin terrorismo, se apresta a elegir un nuevo Parlamento Autonómico, con el PNV en declive, aun yendo primero, y con Batasuna (perdón, Bildu) disputándole la hegemonía y orillando hablar de la historia reciente de Euskadi porque cada vez que lo hace aflora lo que muchos de sus dirigentes sortu piensan en realidad del terrorismo: que generó dolor, sí, pero que estuvo justificado porque era necesario. David Pla ya no lleva capucha, pero su cabeza no ha cambiado.

Se ha muerto Ardanza y, en su obituario, dirigentes políticos en activo han ensalzado su vocación de entendimiento con quienes piensan distinto, su determinación incansable para tender puentes y su alergia a la descalificación, la gresca o el insulto. Le ensalzan los mismos que hoy andan levantando muros y demonizando a sus adversarios.