OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Suma o no suma"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre los resultados que vaticinan las encuestas en las elecciones de Castilla y León donde el candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, seguramente tendrá que contar con el apoyo de Vox para gobernar.

Carlos Alsina

Madrid | 09.02.2022 08:31

Hoy todavía hay que llevar la mascarilla puesta en la calle. Mañana ya, lo que usted vea. En el recreo también, chavales. Hoy todavía, sí. Mañana ya, lo que os digan en el colegio.

Último día de mascarilla en exteriores. De interiores, como les dije ayer, aún nadie se atreve a decir nada. Gran pregunta para la primavera: ¿cuándo y cómo se da por terminada una pandemia? ¿Basándose en qué criterios científicos decidirán los gobiernos del mundo que podemos prescindir de la mascarilla en los centros de trabajo, o en el transporte público, o en los mítines?

Antepenúltimo día de eslóganes, promesas y salmos en Castilla y León

Último día de mascarilla en la calle. Antepenúltimo día de prédicas, eslóganes, promesas, hipérboles, distorsiones y salmos responsoriales en Castilla y León. Aún queda un debate televisado, esta noche, y varias decenas de mítines. Alguno, incluso con Sánchez. Y alguno, incluso, con Mañueco. Eclipsado en el fragor de la campaña por Aznar, por Casado y por Ayuso. El día que no es Aznar cuestionando el estilo de oposición de Casado, es Casado contemplando vacas y protegiendo con su propio cuerpo la remolacha, o es Ayuso predicando en favor del pacto con Vox, incluso si no hace falta.

Vox desmelenado por sus entre ocho y doce diputados

Curiosa esta campaña electoral que empezó con el ministro Garzón liándola parda, en el Guardian, que si las macrogranjas, que si la carne de peor calidad, y va a terminar con Vox desmelenado en vista de que las encuestas le dan entre ocho y doce diputados más de los que tenía, que eran uno. Un subidón que no parece que se deba al carisma de su candidato, debutante y en gran medida ignoto.

La campaña, en efecto, empezó de forma bien distinta a como ahora avanza. Cuando Mañueco anunció que disolvía su coalición con Ciudadanos y convocaba a las urnas, la frase más repetida era: quiere hacerse un Ayuso. Ha mirado los números, él o Teodoro (ya qué más da) y le sale que convocando ahora liquida a los naranjas, se merienda su voto, se pone en cuarenta o cuarenta y un escaños (de ochenta), condena al PSOE a otros cuatro años de oposición y a Vox no necesita ni pedirle que lo invista. Qué va a hacer Vox sino investirle, como pasó en Madrid.

Emerge en el final de la campaña la cuestión con la que empezó: si Mañueco tendrá que comerse todo lo que su líder dijo sobre Abascal y sentarse a negociar un acuerdo de legislatura

Eso fue al principio. Cuando agarró el PP, hábilmente, lo de Garzón y las granjas para erigirse en defensor de la ganadería regional frente al Gobierno difamador y urbanita. Casado se propuso no dejar una granja sin visitar y Mañueco se vio rozando la mayoría absoluta. En la cresta de la ola.

Un mes después las encuestas dicen que su expectativa electoral es menguante y que le van a faltar entre cinco y siete escaños para amarrar la investidura. Los escaños de Vox. Y es así como las macrogranjas dejaron de ser tema diario ---la despoblación no alcanzó a serlo nunca, los fondos europeos tampoco--- y emerge en el arreón final de la campaña la cuestión con la que empezó: si Mañueco tendrá que comerse todo lo que su líder, Casado, dijo sobre Abascal y sentarse a negociar un acuerdo de legislatura que le proporcione estabilidad. ¿Más o menos estable que el gobierno que Mañueco ya tenía y que hizo volar?

Llegó Ayuso en su faceta de revulsivo electoral de barones y reventó el argumentario; aboga por pactar con Vox incluso ni no fuera necesario

En éstas apareció Isabel Díaz Ayuso, en su faceta de revulsivo electoral de barones en horas bajas. Llegó Ayuso y reventó el guión, la salmodia y el argumentario. Quién dijo que no hay que hablar en campaña de con quién se pactará. Quién dijo que el PP debía marcar distancias con Vox. Ayuso no sólo admite que Mañueco puede necesitar socios, sino que aboga por pactar con Vox incluso ni no fuera necesario. Esto, Mañueco no se lo esperaba.

Si tuviera que pactar aunque no lo necesitara. A ver, si Mañueco pacta será porque lo necesita. Y eso es justo lo que él ha intentado a toda costa que quedara diluido en esta campaña: qué pasa si su resultado se queda a años luz del que obtuvo Díaz Ayuso en Madrid.

En qué posición queda si convocó a las urnas alegando inestabilidad yacaba sustituyendo a Ciudadanos por Vox. En qué posición queda él, en que posición queda Juanma Moreno, siguente en el calendario de elecciones autonómicas, socio de Ciudadanos y torpedeado por Vox, y en qué posición queda Casado, al que a este paso veremos visitando hípicas en lugar de granjas para aprender a cabalgar al lado del jinete Abascal.

Le falta a Sánchez subirse al Falcon y regar con dinero europeo los campos de Castilla. Y de León

A cuatro días de las urnas, el Gobierno está que lo tira. Venga a anunciar partidas, presupuesto, inversiones para el sector agrario y la España rural. Sánchez prometiendo mil millones para modernizar empresas agrarias, el ministro Planas anunciando el perte (plan de recuperación) para la agricultura y la alimentación. Sólo le falta a Sánchez subirse al Falcon y regar con dinero europeo los campos de Castilla. Y de León. La devoción del presidente por esta tierra está acreditada: después de todo fue él quienhizo nacer en Soria a Antonio Machado.

Calviño y Díaz compiten por ver quién está más cerca de la gente

Sus dos vicepresidentas, señoras Calviño y Díaz (bueno, hay tres, pero Rivera se prodiga menos) compiten, a su vez, por ver cuál de las dos está más cerca de la gente, más al tanto de los problemas cotidianos, cuál madruga más, trabaja más y descansa menos.

Yo Yolanda ya tiene la negativa de la CEOE a subir de nuevo el salario mínimo, circunstancia que le permite subirlo y lamentar que la patronal no haya sido sensible a las necesidades de los asalariados que menos cobran. Todo el argumentario, por cierto, con que nos obsequió el Gobierno la semana pasada respecto de la reforma laboral ---su mayor virtud es que era fruto del acuerdo, cómo iba a regatearle el Congreso su respaldo al consenso--- decaerá esta semana cuando se decrete la subida sin acuerdo. Ya no oiremos alabanzas al pacto de los agente sociales. Lo que oiremos serán auto alabanzas del Gobierno por aprobar la subida a pesar de la patronal recalcitrante.

Menos Bruselas y más abuelos con problemas bancarios. Tienes que dar la batalla a Yolanda en su mismo terreno. Desde hoy, tú también te levantas a las cinco de la mañana

Nadia Calviño, entretanto, seguirá haciéndose la encontradiza con todo ciudadano que, rodeado de cámaras y micrófonos, abandere una causa que genere simpatía popular. Qué casualidad, dijo la vicepresidenta, al toparse con Carlos San Juan en la puerta misma de su ministerio. Qué casualidad que esté toda la prensa aquí, con usted que ha venido a traer seiscientas mil firmas para que los bancos atiendan bien a los mayores, y que justo ahora llegue yo a tiempo de saludarle y colocarme aquí ---aquí, ¿se me ve bien?--- a su lado.

¿Le han tratado bien?, le pregunta la ministra de Economía al abuelo que acaba de salir de su ministerio. Imagínate que responde que no. Me han echado a patadas, vicepresidenta.

Bueno, fue muy emotivo el encuentro casual, hermosísima la coincidencia. Si no fuera porque Calviño abomina de la politica de la imagen, del márketing y de la propaganda, habría podido parecer que eso, y solo eso, lo que ayer estaba buscando. Se imagina uno a los asesores: humana, ministra, tienes que mostrarte humana, pisar la calle, que se te vea al lado de la gente corriente. Menos Bruselas y más abuelos con problemas bancarios. Tienes que dar la batalla a Yolanda en su mismo terreno. Desde hoy, tú también te levantas a las cinco de la mañana.